La creciente popularidad de las criptomonedas parece no tener fin. Cada día nos vemos inmersos en noticias sobre este naciente mercado, lo que ha hecho que muchísimas personas alrededor del mundo inviertan todos ahorros en estos activos digitales.
Podríamos decir que es el ‘negocio de moda’ al que todos quieren apostar para ganar su aparente alta rentabilidad en poco tiempo.
Sin embargo, a pesar de todo el hype que las envuelve, muchos expertos financieros y economistas advierten sobre los riesgos que acarrea invertir en las criptodivisas.
Por eso, en Q’ Pasa te contamos cuáles son algunos de los principales peligros a los que puedes enfrentarte cuando pones tu dinero en este mercado.
Volatilidad
Una de las principales características de las criptomonedas es su gran volatilidad. Fácilmente puede hacer que su precio caiga más de un 50% en pocos días o, por el contrario, aumente un 12.000% en solo unos meses.
El equilibrio entre la oferta y la demanda, su utilidad, el sentimiento y las prácticas especulativas son algunos de los factores que condicionan su fluctuación.
Y esta es precisamente una de las razones que convierte a las criptomonedas en una apuesta de alto riesgo.
Juan Fernando Robles, profesor de Banca y economista del CEF, lo ha explicado de forma muy sencilla con n ejemplo: “Si cobras tu sueldo y resulta que cuando vas a transformarlo en bienes hoy te dieran por una cantidad un bote de leche, mañana por la misma cantidad dos, pasado medio y al otro ninguno… ¿Qué garantía tendrías tú sobre el valor de tu trabajo? Ninguna”.
Como consecuencia, algunos expertos han dicho que, como depósito de valor, no son muy útiles. Puede ocurrir que tenga una gran devaluación o revaluación de los precios, al no tener ningún respaldo. Es decir que, lo que se ve como su principal ventaja podrá ser también su principal desventaja.
Vulnerabilidad
Como no existen regulaciones que rijan el mercado de las criptomonedas, los intercambios de este activo digital son vulnerables a ser hackeados y/o ser objetivos de otras actividades delictivas.
Warren Buffet, uno de los más grandes inversores de todos los tiempos, opina que las criptomonedas van a implosionar, por la falta de regulaciones y de control, al no estar bajo la supervisión de ningún banco central soberano.
Además, hay varios casos de hackeo a los inversores, entre ellos el de AfriCrypt, en el cual dos hermanos de 17 y 20 años se fugaron con aproximadamente $589 millones de dólares de sus inversores.
Si alguien comete fraude y pierdes tu inversión con las criptomonedas la posibilidad de recuperar el dinero es bastante remota. Como no está protegido ni por el fondo de garantía de depósitos ni el fondo de garantía de inversiones no hay ninguna cantidad mínima que se garantice que se vaya a recuperar el dinero.
Pérdida o destrucción de claves privadas
La pérdida o robo de las claves privadas puede suponer la pérdida de las criptomonedas, sin posibilidad de recuperarlas.
Este riesgo debe ser valorado antes de adquirir estos activos, tanto si se gestiona personalmente el monedero, como si su custodia se deja en manos de terceros.
Bien es conocido el caso de Stefan Thomas un ingeniero alemán que extravió su contraseña para lograr acceder a los más de siete mil bitcoins en su wallet, que por aquel entonces ascendían a más de $200 millones de dólares.
Esto se debe a que el sistema blockchain sobre el que trabajan las criptodivisas funcionan con claves asimétricas, es decir una pública y una privada, la clave privada sigue siendo la única necesaria para autorizar las transacciones, y de perderse es irrecuperable.
Liquidez
Muchas de estas criptomonedas pueden verse carentes de la liquidez necesaria para poder deshacer una inversión sin sufrir pérdidas significativas, especialmente porque su circulación entre inversores, tanto minoristas como profesionales, es muy limitada.
La liquidez de estos activos está respaldada por los mercados y plataformas en las que se negocia o se puede intercambiar por otras criptodivisas o monedas tradicionales como el dólar o el euro.
Hasta la fecha, la falta de usos en los que gastar esta moneda hace que su conversión en efectivo en otra divisa tradicional incorpore esta cuestión como un factor adicional de riesgo de iliquidez.