Cada año millones de latinos abandonan su país de origen para emigrar al exterior, a un país que les permita mejorar su calidad de vida y las de su familia.
El buen nombre de los latinos en el exterior se ha manchado, el estereotipo de la comunidad que abunda en las películas de Hollywood retrata a los hombres como inmigrantes pobres que trabajan en el campo y la construcción (si no son pandilleros o traficantes de droga), y a las mujeres como limpiadoras o en el peor de los casos prostitutas.
En busca de ganar salarios competitivos que les permita cumplir sus sueños y tener una mejor calidad de vida, los latinos ven en los países desarrollados la oportunidad de salir adelante, así deban hacer sacrificios, como: abandonar el hogar, renunciar a sus trabajos e inclusive, ubicarse laboralmente en un puesto diferente al que estudiaron; todo por avanzar hacia un mejor futuro.
Trabajos relacionados con la limpieza, la agricultura y el turismo, son algunos de los más asediados por los latinos que intentan ubicarse laboralmente en su nuevo país, sin embargo, y a pesar de las buenas acciones y contribuciones que la comunidad ha hecho en diferentes partes del mundo, en Hollywood abundan las películas donde muestran a tanto mujeres como a hombres de la comunidad realizando trabajos no honrados, lo cual contribuye a la estigmatización que tiene la población latina en el extranjero.
Con películas que muestran al latino como el malo (ladrón, drogadicto, corrupto, prostituta, bandolero y demás), se le hace cada vez más difícil al latino mejorar su reputación, demostrar que hacen parte importante en el desarrollo económico, que su mano de obra es esencial para el país, como eso no lo visibilizan, la gente lo ignora.
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Es cierto que una gran mayoría de los inmigrantes se quedan en el país ilegalmente, pero esto no significa que se quedaron delinquiendo, más bien, significa que le temen más a la pobreza de sus países que a la deportación de las autoridades migratorias.
Mientras Hollywood denigra la imagen de los latinos, los datos muestran que los 43 millones de inmigrantes que viven actualmente en EE. UU. y sus 39 millones de hijos estadounidenses hacen una contribución fundamental a la economía del país, incluso los que están allí ilegalmente. Los mitos que asocian inmigración a delincuencia o a abuso de los servicios sociales son eso, mitos.