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Joven asesinó a su compañera de estudios porque «el diablo» le dijo que la matara

Los detalles escalofriantes detrás del crimen dejaron perplejos a investigadores y psicólogos. Un relato impactante sobre el oscuro poder de la mente y las fuerzas que pueden llevar a un individuo al abismo.

Juanita la menor de su familia fue encontrada el 7 de noviembre de 2019 debajo de su compañero universitario y de habitación Fabián Campos, proporcionándole varias puñaladas.

Campos, su compañero de pensión le proporcionó nueve puñaladas que acabaron con la vida de la femenina.

Estas fueron tan profundas que el arma alcanzó a picar el piso que estaba debajo de la humanidad de Juanita y el sonido era tan fuerte que la dueña de la casa, que dormía en la habitación de abajo de la víctima, alcanzó a despertarse por los golpes del metal contra el piso.

Fue ahí, donde de inmediato un estudiante de noveno semestre de Medicina de la Universidad de Manizales apareció en la habitación de la joven y quedó atónito por la macabra escena de la que era testigo.

Aunque el hecho de sangre tiene más de tres años, solo a finales de enero se conoció el testimonio del victimario y el de los testigos.

Para entender la historia

Cuando Juanita llegó a la pensión, Fabián ya vivía en el lugar.

Cuentan los otros habitantes del lugar al diario El Tiempo que, a primera vista él parecía un muchacho tímido “y así lo era, pero no por pena sino porque realmente no le gustaba estar con la gente”.

Cuenta un residente de la pensión que, «él tenía comportamientos raros, pero nunca fue agresivo con ninguno de nosotros. Era muy inteligente también”.

Agrega que, siempre le escuchaba hablar de cosas feas como “muertes violentas, cosas oscuras y diabólicas. Y siempre tenía una mirada muy fea», contó al medio colombiano.

“En clase siempre estaba aparte y no le gustaba trabajar en grupo, prefería la soledad. Juanita era todo lo contrario y se ganó el cariño de todos en la pensión y en la universidad”.

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Lo que le dijo “el diablo”

Fabián dijo en entrevista con la Fiscalía General de la Nación de Colombia que el martes 6 de noviembre de 2019, se despertó con la idea de matar a Juanita.

Según contó el victimario, “más que una idea”, dice él, “era una necesidad”, pues en su mente “la voz del demonio” le decía que debía matarla.

Esta voz llevaba atormentándolo durante un tiempo, tanto que hasta una vez se lo comentó a un compañero de clase, quién habría traicionado su confianza y le contó a muchas personas.

Por lo que en la universidad se regó como la pólvora que él era esquizofrénico. Pero según los informes de Medicina Legal “nunca lo fue ni lo es”.

Su plan para matarla

Ese día Fabián escribió una lista de cómo sería el paso a paso para matar a Juanita y desaparecerla.

Primero: “madrugar”. Segundo, “la espero en el pasillo cuando se bañe”. Tercero, “la ejecuto”. Cuarto, “la descuartizo con la segueta”.

Quinto, “me baño y voy a clases”. Sexto, “me tinturo el cabello”. Séptimo, “la meto en las bolsas negras y la entierro en el potrero con cal”.

Para su cometido necesitaba algunos materiales, y esa misma tarde del 6 de noviembre fue a comprarlos en una ferretería cercana a la pensión. Compró el cuchillo, la segueta, las bolsas, unas cuerdas y la cal.

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Esa noche no durmió. Toda la noche se la pasó en vela recordando el paso a paso de su crimen y escuchando música, contó a la Fiscalía.

Dijo a las autoridades que, mientras analizaba cada uno de los actos que haría la mañana siguiente seguía escuchando las voces que lo atormentaban y las cuales pronto iba a calmar.

El día que la mató

Eran las 5:56 de la mañana del 7 de noviembre en Manizales, Colombia. Juanita debía ir a clases y se había despertado temprano, cómo siempre, para bañarse, desayunar y salir.

A las 6 en punto salió del baño y cuando abrió la puerta de su habitación y puso el primer pie dentro de ella, Fabian la tomó por la espalda y la arrojó fuertemente contra el piso.

“Ella se alcanzó a voltear y estando boca arriba gritando auxilio. Y fue cuando le di la primera puñalada en el abdomen”, contó Fabian a la Fiscalía.

El grito habría sido suficiente para alertar a uno de sus compañeros, quien llegó a mirar qué pasaba.

Al topar su mirada con aquella desgarradora escena quedó perplejo, pero luego reaccionó y se abalanzó contra Fabián, ahorcándolo y sometiéndolo en una esquina de la habitación.

No obstante, ya el daño estaba hecho. Juanita había sufrido nueve puñaladas, la última de ellas en el cuello y la sangre brotaba por todo su cuerpo.

La ira de Fabián al momento de la agresión fue tal que algunas de las puñaladas atravesaron por completo el cuerpo de Juanita.

Versión a la llegada en la escena

Las autoridades fueron las primeras en llegar y se encontraron con Fabián sentado en el piso, a dos metros de Juanita, y con la espalda recostada en la pared.

El hombre lucía muy tranquilo y hasta él mismo se puso de pie y extendió sus manos para que lo esposaran.

Las primeras versiones del crimen las dio el coronel Diego Oswaldo Vásquez Rivera, comandante de Seguridad Ciudadana de la Policía de Manizales, quién señalo: «Al parecer la asesinó por diferencia de religiones».

Además, según versiones de personas que llegaron al sitio, el joven dijo que tenía todo planeado y era perfecto, pero se le dañó todo porque Juanita logró pedir auxilio.

Además, señalaron que él reconoció que perteneció a una secta luciferina y que no dormía.

Al parecer, esa noche tampoco lo hizo y una voz -que él decía que era el diablo- le ordenó matar a la estudiante.

Y es que así era Fabián. Por eso su impacto en la gente era tanto y muchos incluso le temían.

Fabián fue condenado a 25 años de cárcel por feminicidio agravado sin derecho a ningún beneficio posterior.

¿Quién era Juanita?

Juanita era la hija menor de una familia clase media del municipio de Neira, Caldas; ubicado a 20 minutos de distancia en carro de la capital Manizales, en Colombia.

Era el orgullo de sus padres y sus hermanos y desde siempre quiso estudiar Medicina y convertirse en una gran doctora que pudiese ayudar a mucha gente y salvar muchas vidas.

Para ella esa era la misión que Dios le había dado y la llevaba con orgullo, el mismo orgullo que sentía por ser una joven religiosa y de profunda fe cristiana.

Durante su infancia siempre fue una niña modelo, nunca le dio problemas a sus padres y en el colegio destacó desde siempre por su excelente rendimiento académico y su historial disciplinario impecable.

Por su inteligencia y disciplina fue merecedora de una beca del programa ‘Generación E’ para estudiar Medicina en la universidad que de Manizales.

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