Después de más de 10 años de investigación y recopilación minuciosa de datos, los científicos del observatorio HESS (Sistema Estereoscópico de Alta Energía), ubicado en Namibia han hecho un descubrimiento revolucionario.
Han detectado los electrones cósmicos más energéticos jamás observados que están bombardeando a la Tierra constantemente y que aún no se sabe de donde provienen.
El investigador del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia y subdirector de la colaboración HESS, Mathieu de Naurois, expresó que “los rayos cósmicos son un misterio centenario“.
Los rayos cósmicos fueron descubiertos por primera vez en 1912 por el físico austríaco Victor Hess.
Hess encontró una fuente natural de partículas de alta energía que venían del espacio.
Hoy en día, esas partículas se denominan rayos cósmicos.
Rayos cómicos
Son en realidad partículas del espacio que viajan por el universo.
Empezaron siendo átomos a los que se les habían quitado las capas externas y ahora son solo núcleos, que se movilizan casi a la velocidad de la luz.
Billones y billones de rayos cósmicos golpean la Tierra todos los días.
La gran mayoría de ellos son bloqueados por la atmósfera y el campo magnético de la Tierra, pero a veces chocan con partículas de la atmósfera y crean una lluvia de partículas secundarias que llegan al suelo.
La mayoría de los rayos cósmicos que se reciben en la Tierra provienen del Sol, pero también hemos captado partículas que creemos que provienen de otras galaxias.
Qué se puede obtener de un rayo cósmico
Los rayos cósmicos pueden brindar información sobre el espacio y el universo.
Durante el siglo XX, los rayos cósmicos permitieron a los científicos a hallar la antimateria y el muón, la primera evidencia de partículas subatómicas más allá del protón, el neutrón y el electrón.
Adicionalmente, pueden proporcionar información sobre la composición química y física del universo.
Brindar información sobre cómo ha cambiado el universo con el tiempo y sobre lo que sucede alrededor de los agujeros negros supermasivos y en el corazón de las estrellas en explosión.
De dónde provienen
Se desconoce cuál es su origen exacto y resulta complicado descifrar cuál podría ser, ya que viajan constantemente por el universo en todas las direcciones.
Los rayos cósmicos son partículas cargadas, por lo que pueden ser atraídos por campos magnéticos a medida que viajan por el espacio.
Aunque, se puede medir sus energías y usarlas para calcular qué tipo de fuerzas serían necesarias para acelerar las partículas.
Se puede medir las ráfagas de rayos cósmicos cuando el Sol tiene llamaradas, por lo que algunas de ellas provienen de allí, pero muchas de ellas parecen provenir de lugares más lejanos.
Los expertos manifiestan que estos rayos cósmicos son emitidos por estrellas lejanas que explotan, llamadas supernovas.
Otros podrían producirse cuando la materia cae en agujeros negros supermasivos, desde estrellas de neutrones altamente magnetizadas o cuando las galaxias colisionan.
Los científicos están en alerta
La Tierra, de acuerdo con los datos antes recopilados jamás había estado tan expuesto a este tipo de emisiones.
Sin embargo, gracias al campo magnético de la Tierra nos encontramos protegidos ya que esta se encarga de filtrarlos.
De acuerdo con los científicos, los rayos cósmicos afectan nuestro universo de varias maneras.
Son la fuente de un porcentaje de la radiación de fondo que se percibe en todo el planeta.
Los rayos cósmicos también pueden desempeñar un papel en el calentamiento de las atmósferas de los planetas.
Además, los científicos están investigando si afectan a la formación de nubes en la Tierra.
Afectan a las personas
Aunque, por el momento no afectan en gran manera a las personas o especie, sí es cierto que podría afectar a los aparatos electrónicos que están en la órbita planetaria como los satélites y la Estación Espacial Internacional.
Estos aparatos eléctricos al no contar con un campo magnético que filtre este tipo de rayos cósmicos pueden ver afectados el funcionamiento de este tipo de tecnologías de forma considerable.
De hecho, las tormentas solares están destruyendo actualmente algunos satélites pequeños que se han puesto en la órbita del planeta.