China ha revelado la existencia de dos satélites “secretos” que serían “usados” para el monitoreo global con alta tecnología.
El primero, equipado con una cámara de superresolución, es capaz de captar rostros humanos desde la órbita baja terrestre.
El segundo es el primer satélite de radar de alta órbita, permitiendo una visión constante de la región Asia-Pacífico.
La desclasificación de esta tecnología, según fuentes del South China Morning Post (SCMP), busca mostrar el liderazgo del país en la «guerra mundial electrónica».
Beijín, ha destacado que la cámara espía “es la más potente conocida y que el radar en órbita alta, representa un avance significativo en el monitoreo regional”.
Ambas tecnologías combinan el uso de LiDAR y radares de apertura sintética (SAL), mejorando la precisión en la recolección de datos y el reconocimiento de objetivos.
Tecnología de vigilancia de alta precisión
Los satélites operan con un sistema de detección basado en pulsos de luz láser (LiDAR), lo que permite generar mapas tridimensionales con extrema precisión.
Además, utilizan radares de apertura sintética, capaces de captar reflejos de microondas para identificar estructuras detalladas desde el espacio.
El Instituto de Investigación de Información Aeroespacial de la Academia de Ciencias de China, indicó que esta tecnología permite capturar imágenes con una resolución de milímetros desde una distancia de 100 kilómetros.
Los científicos del gigante asiático chinos han aclarado a la opinión pública que “la cámara de superresolución no está diseñada para observar a las personas en tiempo real”.
Según los expertos chinos, estos son utilizados para el análisis de satélites militares extranjeros.
China y sus ambiciones en el espacio
Los satélites “Mil Velas” lanzados recientemente por China son tan brillantes que pueden verse claramente a simple vista durante la noche.
Superando ampliamente los límites propuestos por las autoridades astronómicas, dicen los expertos.
En los próximos años se lanzarán muchos más satélites misteriosos, algunos de los cuales podrían ser incluso más brillantes que los que ya podemos ver.
La red planificada es la respuesta de China a los satélites Starlink de SpaceX , diseñados para ofrecer internet de alta velocidad en todo el mundo.
Se sabe muy poco sobre el proyecto o el diseño de estas nuevas naves espaciales.
Pero los medios estatales chinos revelaron previamente que el país aspira a desplegar hasta 15.000 satélites para 2030, según Reuters.
Una carrera por espacio
El primer lote de satélites Qianfan se lanzó el 6 de agosto pasado a bordo del cohete Long March 6A, que despegó del Centro de Lanzamiento de Satélites de Taiyuan, en el norte de China.
La misión desplegó con éxito 18 satélites en órbita baja terrestre (LEO).
Sin embargo, la segunda etapa del cohete se desintegró posteriormente, contaminando la LEO con más de 300 fragmentos de basura espacial potencialmente peligrosa.
En un nuevo artículo, subido el 27 de septiembre al servidor de preimpresión arXiv , astrónomos analizaron las primeras observaciones terrestres de los satélites recientemente desplegados.
Estos avistamientos iniciales revelaron que los satélites son mucho más brillantes de lo esperado. Los hallazgos del estudio aún no han sido revisados por pares.
El perfil de las señales luminosas emitidas por los satélites también confirma la poca información que teníamos sobre su diseño, señalaron los investigadores.
Parecen tener un panel de antena plano orientado hacia la Tierra y un panel solar perpendicular.
Este apuntaría en dirección contraria a nuestro planeta, similar a los satélites Starlink, escribieron los investigadores.
En su brillo máximo, cuando los satélites se posicionan directamente sobre el observador, la nave espacial puede alcanzar una magnitud aparente de 4, aproximadamente la misma que la de la mayoría de las estrellas visibles de noche desde zonas urbanas.
La magnitud aparente se mide en una escala logarítmica, donde los valores más bajos se atribuyen a los objetos más brillantes.
Para tener en cuenta
Los científicos advierten que algunos satélites Qianfan están programados para desplegarse a altitudes aún menores en órbita baja, lo que significa que podrían ser de 1 a 2 magnitudes más brillantes que los observados en el nuevo estudio.
Una vez que la megaconstelación comience a tomar forma, “perjudicará las actividades astronómicas profesionales y amateurs a menos que los operadores mitiguen su brillo”, escribieron los investigadores en el artículo.
Preocupaciones similares se han planteado anteriormente sobre los satélites Starlink, así como sobre el satélite de comunicaciones más grande del mundo, BlueWalker 3, al que los astrónomos han denominado una “amenaza de fotobombo”.
Los investigadores del estudio observaron que es posible reducir la cantidad de luz reflejada por los satélites de comunicaciones mediante espejos integrados, como lo hizo SpaceX con sus satélites Starlink de segunda generación, cuyo lanzamiento comenzó el año pasado.
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