El español es la segunda lengua más hablada del mundo, en número de hablantes nativos, superada únicamente por el chino mandarín, según el informe del Instituto Cervantes de España.
Sin embargo, si consideramos a los hablantes nativos y no nativos, según Ethnologue, el inglés aparece primero en la lista.
Además, el 7,8% de la población mundial es hispanohablante, por lo que es la lengua de comunicación internacional.
De acuerdo con el Instituto Cervantes, en 2050 se mantendrá ese porcentaje.
El dato migratorio
La migración latinoamericana a Europa comenzó en el siglo XIX y se caracterizó por diferentes oleadas: primero, la migración poscolonial.
Luego, la migración por motivos económicos debido al desempleo y la pobreza; y, finalmente, una importante oleada migratoria entre las décadas de 1960 y 1980, debido a la inestabilidad política y las dictaduras opresivas en los países latinoamericanos.
La migración latinoamericana a Europa ha crecido rápidamente en la última década; la gran mayoría de los flujos migratorios se dirigen a países del sur de Europa, especialmente España, Portugal e Italia.
Sin embargo, países como Alemania también acogen a un número creciente de migrantes de países latinoamericanos.
La mayoría de los migrantes son mujeres, que constituyen más de la mitad de la población migrante total y, a menudo, trabajan en el cuidado doméstico de personas mayores o en servicios de limpieza.
Milan, Roma, Turín y Florencia (Italia)
En 2019, el 7,7% (354.186 personas) de la población migrante total en Italia provenía de países latinoamericanos, de los cuales el 62,7% eran mujeres.
Los peruanos son la comunidad latina más grande del país (98.603), seguidos de los ecuatorianos (91.625), los brasileños (46.690) y los colombianos (20.571).
Las ciudades con las comunidades latinas más grandes están en Milán (30.055), Roma (14.075), Turín (10.481) y Florencia (6.910).
En 2015 y 2019, había 66.807 estudiantes latinoamericanos en escuelas italianas, lo que representa el 9,4% del número total de estudiantes extranjeros (Fondazione Leone Moressa, 2019).
París y Lyon (Francia)
Los inmigrantes de Colombia, Chile, Ecuador, Perú, Bolivia y México tienen una importante presencia en el país.
Los brasileños (7909), los colombianos (5144) y los chilenos (4087) han sido tradicionalmente las comunidades latinoamericanas más numerosas del país.
Las ciudades en las que se encuentran instalados son París y Lyon respectivamente.
Andorra la Vieja, Andorra
En Andorra, el español es incluso más hablado que el catalán en la vida diaria, debido a la gran presencia de inmigrantes españoles y latinoamericanos, superando en uso al inglés.
Lisboa, Portugal
Lisboa tiene una gran cantidad de residentes y visitantes de países hispanohablantes. Gracias a la cercanía con España y la migración reciente de latinoamericanos, el español es más común que el inglés en ciertos entornos.
Ginebra y Zúrich, Suiza
Estas dos ciudades suizas tienen una considerable comunidad hispanohablante debido a la migración de países latinoamericanos y de España.
Por lo que el español puede ser más frecuente en algunos barrios y círculos laborales, sobre todo en Ginebra, donde el español es el tercer idioma más hablado.
Antecedentes históricos de la migración
Según el historiador José Moya, entre 1820 y 1932, más de 6 millones de europeos emigraron a Argentina y más de 4 millones a Brasil.
Estos flujos, originarios principalmente de España, Italia y Portugal, se prolongaron durante varias décadas. Otros europeos, como alemanes, polacos y ucranianos, también emigraron, aunque en menor número.
Las razones de este movimiento son similares a las que impulsaron la migración a Estados Unidos y Canadá durante el mismo período.
Necesidades de mano de obra y salarios altos junto con políticas de inmigración proactivas en el Nuevo Mundo, y pobreza y crecimiento demográfico en el Viejo Mundo.
En el sur de Europa, se iniciaron profundos cambios económicos en la década de 1980. Tras su incorporación a la UE, España y Portugal experimentaron un fuerte crecimiento económico.
La reestructuración global de los mercados económicos y laborales afectó a todo el sur de Europa. Los países de ALC ayudaron a satisfacer la nueva demanda, primero de mano de obra cualificada y luego de mano de obra menos cualificada.
En parte debido a la alta regulación de la economía formal en España, Portugal e Italia, la economía informal, con una larga tradición en el sur de Europa, adquirió mayor importancia a medida que aumentaba la demanda de mano de obra.
En consecuencia, aumentó el uso de migrantes irregulares. Estos migrantes trabajan en la construcción, la agricultura, los hospicios, la restauración y la limpieza, a menudo en puestos que los nativos no ocupan.
Imagen de portada tomada/Ronaldo Schemidt – AFP