Karl Mitchell, un exmilitar de 71 años residente en Pahrump, Nevada, fue arrestado tras descubrirse que convivía con siete tigres como apoyo emocional. Las autoridades realizaron una redada en su propiedad y encontraron a los felinos en condiciones que no cumplían con los requisitos mínimos de bienestar animal.
Mitchell alegó que los tigres lo ayudaban a sobrellevar su trastorno de estrés postraumático (TEPT), secuela de su tiempo en combate durante la Guerra de Vietnam. Según él, los animales no representaban ningún peligro, pues tenía una relación cercana con ellos desde hacía años. Sin embargo, las leyes estatales dicen otra cosa.
Tigres como apoyo emocional, ¿una excusa peligrosa?
El término “animal de apoyo emocional” ha ganado popularidad en la última década. Se refiere a mascotas que ayudan a sus dueños a lidiar con trastornos mentales o emocionales, pero a diferencia de los animales de servicio, no requieren entrenamiento específico.
Aun así, la presencia de tigres como apoyo emocional ha llevado este concepto al extremo. En el caso de Mitchell, no existía ninguna autorización oficial que lo habilitara a tener estos animales en casa. Además, ya tenía antecedentes por posesión ilegal de fauna salvaje, lo que agravó la situación.
Las autoridades encontraron que algunos de los tigres estaban desnutridos y vivían en recintos inadecuados. También descubrieron que Mitchell tenía un arma de fuego a pesar de ser un delincuente convicto. Fue arrestado y los animales trasladados a un santuario especializado.
Leyes sobre animales salvajes y lo que está permitido
La ley de Nevada es clara: se requiere un permiso específico para tener animales exóticos en casa como leones, tigres o monos. Estos permisos no son fáciles de obtener y están regulados por estrictos estándares de seguridad y bienestar.
En este caso, Mitchell no contaba con ninguno de los permisos exigidos por el estado. Ya había sido multado en años anteriores por operar sin licencia un “santuario” privado. A pesar de eso, continuó acumulando animales en su propiedad, alegando que formaban parte de su terapia personal.
El caso reabre un debate que se ha intensificado en los últimos años: ¿dónde trazamos la línea entre necesidad emocional y irresponsabilidad legal?
Apoyo emocional extremo y riesgos reales
Aunque muchas personas se benefician emocionalmente de sus mascotas, el uso del término “animal de apoyo emocional” se ha desvirtuado. Desde pavos en aviones hasta cabras en oficinas, la etiqueta ha sido usada para justificar conductas excéntricas… pero tener tigres domésticos ya roza lo absurdo.
Un tigre adulto puede pesar hasta 300 kilos, tiene un instinto salvaje intacto y requiere cuidados altamente especializados. No es lo mismo que convivir con un perro o un gato. Expertos en comportamiento animal afirman que incluso los tigres criados en cautiverio conservan su naturaleza depredadora y no deben considerarse mascotas bajo ningún criterio.
Además, el impacto en la salud del animal también es grave. Condiciones de encierro, falta de estimulación adecuada y alimentación deficiente convierten estos casos en ejemplos de posesión ilegal de tigres con tintes de crueldad.
Mascotas exóticas y la fascinación que no se detiene
A pesar de las advertencias y prohibiciones, la tenencia de mascotas exóticas sigue siendo una práctica extendida en Estados Unidos. Documentales como Tiger King han visibilizado lo común que es encontrar tigres, leopardos y otros grandes felinos en propiedades privadas.
Organizaciones como PETA y WWF han pedido una reforma a las leyes federales que regule la tenencia de animales salvajes en todo el país. Según sus datos, hay más tigres en cautiverio en Estados Unidos que en libertad en todo el mundo. Un dato alarmante que pone en evidencia la necesidad urgente de revisar estos permisos y reforzar su cumplimiento.
¿Qué pasó con los tigres?
Tras el arresto de Mitchell, los siete tigres fueron trasladados a un santuario de vida silvestre fuera del estado, donde recibirán atención veterinaria, dieta adecuada y condiciones de vida más apropiadas.
El caso sigue abierto, y el acusado podría enfrentar cargos por resistencia a la autoridad, tenencia ilegal de armas y maltrato animal. Las autoridades también evalúan si había más animales ocultos en su propiedad.
Aunque muchos aún se preguntan si realmente creía que estos tigres eran su terapia, para la justicia, su situación ya es clara: violó la ley y puso en riesgo su vida, la de los animales y la de sus vecinos.