Cada vez más canadienses dejan de viajar a EE. UU. como respuesta directa a las tensiones políticas entre ambos países. El turismo, antes automático, ahora es una decisión cargada de sentido. Lo que antes era rutina —compras en Buffalo, escapadas a Florida, parques temáticos en California— hoy es una decisión que muchos canadienses reconsideran.
Guerra comercial, orgullo y rechazo
El regreso de Donald Trump a la presidencia de EE. UU. vino acompañado de nuevas fricciones con Canadá: aranceles, comentarios públicos hostiles y una visión nacionalista que dejó fuera a socios históricos. En respuesta, muchos ciudadanos canadienses optan por gastar su dinero en otros países, como forma de protesta silenciosa.
“No quiero apoyar un país que trata a sus vecinos con desprecio. Prefiero viajar a Portugal o Colombia antes que a Miami”, comenta Marcela, una viajera habitual de Montreal.
Por qué miles de canadienses dejan de viajar a EE. UU. y buscan otros destinos
Una encuesta reciente de Longwoods International reveló que más del 60 % de los canadienses se sienten menos inclinados a visitar Estados Unidos en el contexto político actual. Esta tendencia, que comenzó como una respuesta espontánea, se está consolidando como una nueva forma de viajar con principios.
México, el Caribe y Europa se posicionan como los destinos más populares entre quienes deciden buscar experiencias más auténticas y alejadas del clima tenso que hoy representa EE. UU.
El nuevo mapa de viaje: México, Europa y el Caribe
Conforme los canadienses dejan de viajar a EE. UU., las aerolíneas canadienses han reforzado rutas hacia Cancún, Lisboa, Roma, Atenas y San José de Costa Rica. Las reservas a México crecieron un 18 % este año, y destinos en el Caribe como Punta Cana, Varadero y Aruba también han visto un aumento notable de turistas canadienses.
El impacto económico del rechazo
Las autoridades estadounidenses ya reconocen que la caída en los ingresos turísticos se debe, en parte, a que canadienses dejan de viajar a EE. UU. deliberadamente. Ciudades como Las Vegas, Miami, Seattle y Orlando han reportado descensos en la llegada de visitantes provenientes de Canadá.
Según la U.S. Travel Association, una caída del 10 % de turistas canadienses puede significar pérdidas por más de 2.000 millones de dólares y miles de empleos afectados.
El turismo se vuelve un acto político
Viajar ya no es neutral. Para muchos canadienses, elegir un destino representa también alinearse con ciertos valores. Turismo ético es una de las expresiones más usadas en redes como Reddit, TikTok y Twitter/X para explicar por qué evitan cruzar la frontera sur.
“Mi dinero apoya lo que consumo. Si no estoy de acuerdo con la política de EE. UU., no tengo por qué dejar mis vacaciones allá”, dice Tomás, joven diseñador en Toronto.
También cambian los hábitos de consumo
El rechazo no se limita a los viajes. En supermercados, cafeterías y comercios canadienses, se observa un aumento en la preferencia por productos locales o de países considerados más “amigables”. Las marcas estadounidenses han perdido protagonismo frente a alternativas nacionales o europeas.
Este patriotismo canadiense moderno no es agresivo, pero sí decidido.
¿Es esto una moda pasajera?
Difícilmente. Las cifras, el sentimiento colectivo y el cambio en el comportamiento del consumidor sugieren que los canadienses dejan de viajar a EE. UU. no como una excepción, sino como una nueva normalidad.
Y mientras existan alternativas que ofrezcan hospitalidad, cultura, buen clima y una bienvenida real, todo indica que seguirán buscando nuevos destinos para gastar su tiempo… y su dinero.