Un creciente número de estudios científicos sugiere que los perros sienten celos cuando su dueño muestra afecto hacia otra mascota. Aunque durante años se pensó que estas emociones eran exclusivas de los humanos, hoy sabemos que los celos en perros existen y tienen una base neurológica real. El comportamiento canino, en este contexto, revela una complejidad emocional mayor a la que se creía.
Uno de los estudios más citados fue realizado en 2014 por la Universidad de California y publicado en la revista PLOS ONE. Se observó cómo reaccionaban 36 perros cuando sus dueños acariciaban a un peluche con apariencia de perro. El resultado fue claro: los perros empujaban al dueño, intentaban interponerse y algunos incluso mostraban signos de agresividad hacia el objeto. Es decir, el vínculo emocional con su humano estaba siendo “amenazado”, y su reacción era instintiva.
Conductas que demuestran que los perros sienten celos
Entre los comportamientos más comunes asociados con el comportamiento canino celoso se encuentran:
- Empujar con el hocico a su dueño o a la otra mascota
- Interponerse entre el dueño y el “rival”
- Gruñidos o ladridos repentinos
- Búsqueda exagerada de atención
Estas señales no son casuales. Representan una respuesta emocional concreta ante la percepción de pérdida o amenaza del afecto exclusivo que reciben. En muchos hogares, es común que el perro actúe de forma diferente si un gato, otro perro o incluso un bebé entra en escena.
Qué dice la ciencia sobre los celos en perros
Un estudio posterior de la Universidad de Auckland, publicado en 2021, demostró que los perros sienten celos incluso cuando no ven directamente la interacción. En la prueba, los dueños acariciaban a otro perro detrás de una barrera, y los caninos tiraban de la correa o trataban de acercarse. La interpretación fue clara: los perros pueden representarse mentalmente una situación social que los afecta emocionalmente.
Además, investigaciones con resonancia magnética funcional (fMRI) en perros despiertos han mostrado que se activa la amígdala—una región del cerebro relacionada con las emociones—cuando observan a su dueño dar atención a otro perro. Esta evidencia refuerza la idea de que los celos en perros son una emoción ancestral, comparable a lo que sienten niños pequeños antes de desarrollar conciencia plena de sí mismos.
Por qué el vínculo emocional con su dueño es clave
Los perros son animales sociales. Están programados para formar lazos intensos con los humanos. Por eso, cuando perciben que ese vínculo emocional se debilita o se reparte con otro ser vivo, aparece una respuesta emocional fuerte. Este comportamiento no implica maldad ni manipulación: simplemente refleja la necesidad de mantener ese apego.
Muchos dueños lo notan en casa: un perro que se mete entre tú y otro animal, que reclama caricias si tocas a otro, o que simplemente observa con aparente incomodidad. Estas actitudes revelan lo que la ciencia ya ha confirmado: los perros sienten celos.
Cómo manejar los celos en perros
Si tu perro muestra signos de celos frecuentes, es importante abordarlos con estrategias que fortalezcan su confianza sin reforzar conductas problemáticas.
Consejos útiles:
- Premia la calma y el buen comportamiento cuando acaricias a otra mascota
- Entrena con órdenes básicas para que entienda cuándo es su momento de atención
- Evita reforzar conductas celosas como lloriqueos o empujones
- Aumenta las actividades físicas y juegos compartidos
- Si es necesario, consulta con un etólogo canino
Aplicar estas recomendaciones puede mejorar la convivencia y reducir los episodios celosos, fortaleciendo la seguridad emocional del perro.
Emociones animales: no tan diferentes de las humanas
Durante mucho tiempo se pensó que los animales actuaban solo por instinto. Hoy sabemos que emociones como el miedo, la alegría o los celos forman parte del repertorio emocional de muchas especies. Y los perros, por su cercanía evolutiva y emocional con los humanos, lo demuestran todos los días.
El comportamiento canino frente a situaciones de competencia afectiva es un campo cada vez más estudiado. Gracias a estas investigaciones, ahora comprendemos mejor la profundidad emocional de nuestros compañeros de cuatro patas.