Humor negro y lo que revela la ciencia
El humor negro ha dividido opiniones desde siempre: para algunos es ingenioso, para otros resulta incómodo o incluso ofensivo. Pero más allá de la polémica, un grupo de investigadores de la Universidad Médica de Viena encontró que reírse de lo macabro puede estar relacionado con una característica inesperada: un mayor nivel de inteligencia y una mayor estabilidad emocional.
El hallazgo se publicó en la revista científica Cognitive Processing y fue liderado por la psicóloga Ulrike Willinger, quien durante años ha estudiado cómo el humor refleja procesos cognitivos y emocionales.
El experimento con 156 voluntarios
El equipo trabajó con 156 adultos, hombres y mujeres de alrededor de 33 años, a quienes aplicaron una serie de pruebas para medir inteligencia verbal y no verbal, rasgos de agresividad, estado de ánimo y nivel educativo. A los voluntarios se les mostraron 12 caricaturas del dibujante alemán Uli Stein, conocidas por su estilo satírico y cargado de ironía.
Cada participante debía calificar hasta qué punto comprendía el chiste y cuánto lo disfrutaba. Con esos resultados, los investigadores agruparon a los participantes en tres perfiles. Los que más entendieron y valoraron el humor negro fueron también quienes obtuvieron puntajes más altos en inteligencia, reportaron menos agresividad y mostraron mejor regulación emocional. En cambio, los que se sintieron menos cómodos con este tipo de humor presentaron mayor irritabilidad y niveles de malestar anímico más altos.
Un reto para la mente
¿Por qué disfrutar del humor negro requiere tanta inteligencia? La respuesta, explican los autores, es que este tipo de chistes son una tarea cognitiva compleja. Para apreciarlos, el cerebro debe detectar una incongruencia, reinterpretar el mensaje y al mismo tiempo regular la respuesta emocional frente a temas que suelen considerarse tabú, como la muerte o la enfermedad.
En palabras simples: quien es capaz de reírse de lo oscuro, no lo hace por crueldad, sino porque su mente consigue separar la ironía del trasfondo doloroso. Esa habilidad combina flexibilidad mental con control emocional.
Freud y el sentido liberador del humor
Los resultados sorprenden, pero no son completamente nuevos. Más de un siglo antes, Sigmund Freud ya había sugerido en El chiste y su relación con lo inconsciente (1905) que el humor sirve como una válvula de escape para liberar tensiones. Desde esa perspectiva, la risa —incluso ante lo trágico— funciona como un mecanismo de defensa psicológico.
El estudio vienés parece darle la razón: el humor negro no sería un signo de frialdad, sino una manera sofisticada de afrontar la vida.
Más inteligencia y menos agresividad
Quizás lo más llamativo del estudio es que contradice los prejuicios habituales. En lugar de asociarse con personas frías o problemáticas, el gusto por el humor negro apareció ligado a mayor IQ y menor hostilidad.
Quienes más disfrutaron de los chistes macabros resultaron ser, justamente, los más equilibrados emocionalmente. Esto sugiere que reírse de lo oscuro no implica falta de empatía, sino todo lo contrario: la capacidad de procesar temas difíciles sin dejarse dominar por ellos.
Una conclusión inesperada
El humor negro seguirá generando divisiones en la sociedad, pero la ciencia abre un nuevo ángulo para interpretarlo. Lejos de ser un síntoma de insensibilidad, puede reflejar inteligencia aguda y resiliencia emocional.
La próxima vez que escuches un chiste de humor negro y alguien suelte una risa incómoda, tal vez estés frente a alguien con un cerebro brillante y una mente más equilibrada de lo que imaginas.