Las mujeres sienten más frío que los hombres y no es solo una percepción. La ciencia demuestra que el cuerpo femenino reacciona de manera distinta ante la temperatura y conserva el calor de forma diferente.
El metabolismo y el músculo influyen en la temperatura
El músculo genera calor y los hombres suelen tener más masa muscular. Esa diferencia hace que produzcan más energía térmica incluso en reposo. En cambio, el cuerpo femenino quema menos calor cuando está quieto, por lo tanto, genera menos calor interno.
Además, las mujeres tienen un metabolismo basal más bajo. Esto significa que, aunque estén en el mismo lugar y con la misma ropa, pueden sentir más frío porque su organismo produce menos calor de base.
Circulación y hormonas cambian la sensación
El flujo sanguíneo y las hormonas también marcan una diferencia. El estrógeno puede dilatar los vasos sanguíneos en la piel, lo que permite una mayor pérdida de calor. Por otro lado, la progesterona aumenta la temperatura interna, pero reduce la circulación en las extremidades. Por eso, muchas mujeres sienten las manos o los pies fríos incluso en ambientes templados.
Durante el ciclo menstrual o la menopausia, estos efectos varían y eso explica por qué en algunos días se soporta mejor el frío y en otros no tanto.
La grasa corporal no genera calor
Aunque las mujeres tienen una mayor cantidad de grasa corporal, este tejido no produce calor. Su función principal es proteger los órganos internos, no calentar el cuerpo. La verdadera fuente de calor está en los músculos, que consumen energía constantemente.
Por lo tanto, cuando hay menos masa muscular, también hay menos generación de calor.
Ambientes que no están pensados para ellas
Las temperaturas de oficinas, aeropuertos o edificios se diseñaron durante décadas tomando como referencia el metabolismo masculino. En consecuencia, los espacios que parecen cómodos para los hombres pueden sentirse helados para las mujeres.
Algunos estudios indican que la temperatura ideal para ellas es entre dos y tres grados más alta que la que suele establecerse como estándar.
No se trata de una cuestión de resistencia
Las mujeres sienten más frío por causas biológicas, no por falta de fortaleza. Conocer estas diferencias permite adaptarse mejor. Hacer ejercicio ayuda a ganar masa muscular y a mejorar la circulación, lo que aumenta la capacidad del cuerpo para mantenerse cálido.
También es útil vestir por capas, mantener los pies secos y ajustar la temperatura de los espacios según las propias necesidades. De esa manera se equilibra la sensación térmica sin depender de factores externos.
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