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El dinero sí compra felicidad y no tiene un límite claro, según estudio

Nuevos estudios revelan que el vínculo entre ingresos y bienestar crece incluso en niveles altos y desmontan el mito del famoso umbral de setenta y cinco mil dólares

Dinero y felicidad una relación que evoluciona con la ciencia

Durante años se repitió que el dinero dejaba de influir en la felicidad después de cierto punto. Esa idea se extendió por todo el mundo y se instaló como verdad absoluta. Sin embargo, la ciencia siempre fue más compleja y los estudios más recientes cambiaron por completo la conversación.

El vínculo entre dinero y felicidad no es lineal, pero tampoco se detiene de forma brusca. Las nuevas investigaciones revelan un patrón más matizado, con beneficios que continúan incluso en personas que ganan ingresos altos.

El origen del mito del límite económico

El debate empezó en dos mil diez cuando Daniel Kahneman y Angus Deaton analizaron cientos de miles de respuestas de adultos en Estados Unidos. Sus datos mostraban que las emociones diarias se estabilizaban alrededor de los setenta y cinco mil dólares al año. Ese hallazgo se interpretó de forma errónea como un límite definitivo.

Sin embargo, el mismo estudio indicaba que la satisfacción con la vida seguía aumentando a medida que crecían los ingresos. La información quedó reducida a una idea simplificada que no reflejaba la totalidad del análisis. Con el tiempo, la cifra se convirtió en una frase viral que no coincidía con lo que realmente mostraban los datos.

Lo que dicen los estudios modernos sobre dinero y felicidad

Con nuevas herramientas de medición y muestras más grandes, los investigadores pudieron observar la experiencia diaria con mayor precisión. Uno de los avances más importantes proviene de Matthew Killingsworth, investigador de la Wharton School.
Durante varios años recopiló millones de registros de más de treinta y tres mil personas que informaban su nivel de bienestar en tiempo real. Su trabajo reveló algo sorprendente. El bienestar seguía aumentando incluso en ingresos altos y no se observaba un techo claro dentro de los rangos estudiados.

El patrón se repetía de forma consistente. Cada aumento proporcional en el ingreso generaba una mejora pequeña pero real en el bienestar. El efecto era más fuerte en niveles bajos y medios, aunque continuaba presente en ingresos mucho más altos.

La colaboración que resolvió la confusión

En dos mil veintitrés, Killingsworth y Kahneman decidieron trabajar juntos para aclarar la aparente contradicción de sus estudios. Su análisis conjunto mostró que ambos tenían razón en aspectos diferentes.

La mayor parte de la población sí experimenta un aumento continuo de bienestar con el ingreso. En cambio, una minoría que vive niveles intensos de infelicidad muestra un estancamiento alrededor de los cien mil dólares.

Esa combinación explica por qué los estudios parecían conflictivos. El nuevo trabajo confirmó que no existe un límite general aplicable a todos y que la relación entre dinero y felicidad es mucho más flexible de lo que se creyó durante años.

Por qué el dinero puede mejorar el bienestar

Los expertos explican que el efecto del ingreso no se debe a lujos ni a compras materiales. La clave está en la reducción del estrés y en la sensación de control.

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Un ingreso más alto permite manejar imprevistos, pagar deudas, acceder a servicios de salud de mejor calidad y evitar presiones financieras. Ese conjunto de factores suaviza problemas que afectan la estabilidad emocional y la calidad de vida.

Cuando las obligaciones económicas dejan de ser una carga constante, las personas experimentan más tranquilidad, más seguridad y más libertad para tomar decisiones que influyen en su felicidad.

Dinero y felicidad una visión más realista

Los estudios más recientes coinciden en que el bienestar no se detiene de forma repentina en un punto fijo. El efecto del dinero sigue presente en ingresos altos, aunque con beneficios que disminuyen a medida que el ingreso crece.

Esto no significa que el dinero lo resuelva todo. La felicidad depende de múltiples factores como relaciones sociales, salud, estabilidad emocional y sentido de propósito. Sin embargo, un ingreso suficiente sí reduce presiones y crea un entorno más favorable para el bienestar.

Lo que la ciencia sabe hoy

El vínculo entre dinero y felicidad es más amplio de lo que se asumía. No se ha encontrado un límite definido y la relación continúa en rangos altos de ingresos. Los estudios modernos desmontan el mito del umbral y ofrecen una mirada más realista sobre cómo funciona el bienestar humano.
La evidencia actual señala que el ingreso no garantiza felicidad, pero sí tiene la capacidad de mejorarla de forma sostenida. Para muchas personas, ese avance representa un cambio importante en la comprensión de la vida cotidiana y del impacto que tienen las condiciones económicas.

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