Publicidad

Científica descubrió que la leche materna se transforma mientras el bebé crece, cambia cuando el bebé está enfermo y varía si es niño o niña

La investigación científica revela que la leche materna no es un alimento fijo sino un fluido vivo que puede adaptarse a las necesidades del bebé durante su crecimiento

Durante mucho tiempo se creyó que la leche materna era un alimento fijo, igual todos los días y para todos los bebés. Pero la investigación científica moderna está demostrando algo muy distinto. La leche materna es un fluido vivo que cambia, se adapta y cumple funciones que aún se están descubriendo.

La bióloga evolutiva Katie Hinde, investigadora de la Universidad Estatal de Arizona, ha dedicado su carrera a estudiar cómo esta leche modifica su composición y cómo esas variaciones pueden ayudar al desarrollo infantil. Sus hallazgos han sorprendido incluso a quienes llevan años trabajando en salud materno infantil.

La leche materna cambia a lo largo del crecimiento del bebé

En los primeros días después del parto, el cuerpo materno produce calostro, un líquido espeso y amarillento que contiene altas concentraciones de anticuerpos y proteínas esenciales. A medida que pasan las semanas, la leche se vuelve más abundante y aumentan sus calorías para acompañar el rápido crecimiento del bebé. Esta transición ocurre gradualmente y responde a las necesidades del pequeño en cada etapa de desarrollo. La ciencia ha observado que estos cambios no son aleatorios, sino parte de un proceso finamente ajustado que busca apoyar la maduración del sistema digestivo, nervioso e inmunológico del bebé en cada momento.

La leche materna incluye defensas que pueden aumentar en momentos críticos

Cuando un bebé se expone a virus o bacterias, el sistema inmune materno puede producir anticuerpos que pasan a la leche. Varios estudios han encontrado que ciertos componentes inmunológicos presentes en la leche pueden intensificarse durante enfermedades, ofreciendo una capa de protección adicional. Si la madre se enferma también genera defensas que pueden beneficiar al bebé. Aunque la ciencia continúa estudiando la velocidad exacta de estos cambios, hay consenso en que la lactancia contribuye a defender mejor al bebé en situaciones de riesgo y que esta protección va más allá de la nutrición básica.

¿La leche cambia dependiendo de si es niño o niña?

La comunidad científica ha explorado si factores biológicos del bebé pueden influir en la composición de la leche. Algunas investigaciones han detectado variaciones relacionadas con el sexo del bebé, especialmente en la energía aportada y ciertos nutrientes. En humanos estos resultados aún no son concluyentes, pero muestran un camino de estudio que podría revelar cómo la lactancia se ajusta a las características individuales de cada bebé. Lo que sí está demostrado es que la leche materna nunca es igual entre familias. Cada madre produce un perfil único de leche y cada bebé recibe una composición adaptada a su crecimiento.

Una conversación silenciosa que la ciencia intenta descifrar

En la leche hay hormonas que pueden influir en el apetito o el sueño, moléculas que ayudan a moldear el sistema inmune del bebé y componentes que participan en el desarrollo cerebral. Poco a poco se descubren más funciones que muestran que la leche materna es parte de un diálogo biológico entre madre e hijo. La lactancia ofrece nutrientes, defensas y señales que apoyan la salud y el desarrollo infantil más allá de lo que se conocía hace solo unas décadas. Los investigadores señalan que aún falta mucho por aprender, pero cada descubrimiento amplía la comprensión de un proceso esencial para la vida humana.

Un alimento vivo que sigue sorprendiendo

Para los especialistas, estudiar la leche materna es entender una herramienta de protección que ha evolucionado durante millones de años. La idea de que sea un alimento estático quedó atrás. Hoy se reconoce como un sistema natural que se transforma, se ajusta y acompaña al bebé en los desafíos de crecer en un mundo lleno de cambios.

Publicidad