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Estudio demuestra que el dinero en realidad sí compra la felicidad

El estudio, realizado por el economista Angus Deaton y el psicólogo Daniel Kahneman, ganador del Premio Nobel de Economía, analizó las respuestas de 450.000 estadounidenses encuestados por Gallup y Healthways en 2008 y 2009.

Dicen que el dinero no lo es todo en la vida, pero para algunos expertos sugirieron que el dinero puede comprar la felicidad y que cuesta alrededor de $75,000 al año.

La revista Time, a través de un artículo, realizado por economistas ganadores del Premio Nobel explican que el dinero aumentaba la felicidad.

El único problema con esta idea es que está mal y que obviamente todos seríamos mucho más felices si tuviéramos millones de dólares.

Por otra parte, un estudio disiento titulado ‘El bienestar experimentado aumenta con los ingresos, incluso por encima de los 75.000 dólares al año’.

“No hubo… evidencia de un umbral de ingresos en el que divergieran el bienestar experimentado y el evaluativo, lo que sugiere que los ingresos más altos están asociados tanto con sentirse mejor día a día como con estar más satisfecho con la vida en general”.

Lo que dice el estudio

El estudio, realizado por el economista Angus Deaton y el psicólogo Daniel Kahneman, ganador del Premio Nobel de Economía, analizó las respuestas de 450.000 estadounidenses encuestados por Gallup y Healthways en 2008 y 2009.

Se preguntó a los participantes cómo se habían sentido el día anterior y si estaban viviendo la mejor vida posible para ellos. También se les preguntó sobre sus ingresos.

Los autores encontraron que la mayoría de los estadounidenses, el 85 %, independientemente de sus ingresos anuales, se sentían felices todos los días.

Casi el 40% de los encuestados también informaron sentirse estresados ​​(que no se excluyen mutuamente con la felicidad) y el 24% tenía sentimientos de tristeza. La mayoría de las personas también estaban satisfechas con la forma en que iba su vida.

Los investigadores descubrieron que los ingresos más bajos no causaban tristeza en sí, sino que hacían que las personas se sintieran más deprimidas por los problemas que ya tenían.

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El estudio encontró, por ejemplo, que, entre las personas divorciadas, alrededor del 51% que ganaba menos de $1,000 al mes reportaron sentirse tristes o estresados ​​el día anterior, mientras que solo el 24% de los que ganaban más de $3,000 al mes reportaron sentimientos similares.

Entre las personas con asma, el 41 % de las personas con bajos ingresos informaron sentirse infelices, en comparación con aproximadamente el 22 % del grupo más rico.

Un estudio diferente

El estudio de Killingsworth se centra en el bienestar experimentado y sus datos coinciden en su mayoría con los del estudio anterior.

“Estamos encontrando patrones similares para evaluar el bienestar y patrones similares en una variedad de otras formas en los datos”, dijo.

Killingsworth, dijo que cree que la diferencia en los resultados se debe a una diferencia en el tamaño de la muestra y el método de recopilación de datos.

“Posiblemente, tengo algunos de los mejores datos que existen sobre cómo se sienten realmente las personas en la vida diaria”.

Killingsworth dijo que cree que el estudio original tiene más matices de lo que se cree y también entiende por qué se ha convertido en una parte arraigada de la psicología popular.

“La forma agradable de verlo es la noción atractiva de que, ‘si puedo llegar a cierto nivel de ingresos, puedo dejar de preocuparme por el dinero’”, dijo.

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Un debate constante

El patrimonio, el poder y la riqueza han sido siempre un motivo de debate entre las personas; y a lo largo de la historia, el verdadero motivo de los conflictos más importantes.

Por eso, no es de extrañar que despierte la curiosidad de científicos, psicólogos, antropólogos, etc, e intenten probar lícitamente cómo nos afecta. Y es que, ¿qué tiene el dinero que nubla el juicio humano?

Las respuestas son muy variadas, pero lo cierto es que el dinero nos aporta estabilidad material y emocional.

Un estudio de la Universidad Case Western (EE.UU.) determinó que, estadísticamente hablando, los ingresos del hogar están fuertemente relacionados con el bienestar emocional y la evaluación de una persona sobre su propia calidad de vida.

Para este se utilizaron los datos de individuos a lo largo del tiempo para demostrar que los ingresos pueden causar una reducción en las emociones negativas.

También descubrió que un aumento en los ingresos puede reducir la incidencia de enfermedades mentales graves. Así que, en este caso, el dinero sí es determinante.

En resumen, lo que se sabe a ciencia cierta es que el dinero aporta felicidad a la persona por ser un seguro de tranquilidad y estabilidad económica.

Ante esto, problemas como el estrés o la ansiedad disminuyen y dan paso a sensaciones más positivas. No obstante, este estado es limitado, pues a partir de cierta cantidad, nuestro interés por él desciende y por ende, su valor.

Así que, cuando se formula la famosa pregunta sobre la felicidad y el dinero, la famosa respuesta de “no, pero ayuda” no queda tan lejos de ser la correcta.

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