Este fenómeno, más conocido como el síndrome de la vida ocupada, al igual que sucede con el síndrome de hikikomori o de la indefensión adquirida.
Es un estilo de vida cada vez más habitual y por el que muchas personas deciden llenar de responsabilidades y tareas todo su día a día, a veces incluso más allá de sus límites.
Una necesidad de actividad constante y cada vez más común de encontrar de igual manera en mujeres que en hombres, aunque cada vez son más las mujeres que sufren ansiedad y estrés debido a ello.
Y es que, en esa dificultad que a menudo encontramos a la hora de conciliar nuestra vida personal con la laboral o con el teletrabajo, en ocasiones no hay cabida para un tiempo de respiro o de dedicación a nosotras mismas.
Cuatro señales que lo identifican
Mala memoria y falta de concentración
Ante la hiperestimulación que genera tu empleo que estés haciendo, a tu cerebro le costará prestar atención a una solo cosa, por eso allí empiezan la dispersión y los errores constantes en tu trabajo.
Te puede costar recordar las cosas con facilidad, incluso si algunas pasaron hace poco tiempo. ¡Tu mente no para! Por eso es complicado que te puedas concentrar en medio de un entorno altamente demandante todos los días.
Depresión, estrés, ansiedad y hasta insomnio
El síndrome de la vida ocupada afecta principalmente a tu salud mental, generando que estés estresado, tengas síntomas de ansiedad y problemas para conciliar el sueño.
La depresión puede surgir cuando te privas de hacer ciertas actividades que son buenas para ti, como hacer ejercicios, ver a los amigos, disfrutar de unas películas entre muchas otras.
Multitasking
Las personas que padecen este síndrome trabajan en exceso, muestran una tendencia de realizar más de una tarea a la vez, sin tomarse un momento para descansar y caen en malos hábitos, como comer mientras trabajan, así lo señaló el portal Psicología y Mente.
Esto no tiene que ver con la edad o género, porque esto se ha detectado en personas de todos los tipos.
Más bien está vinculado en aquellos que no soportan el aburrimiento, que estén obsesionados con la productividad o buscan un entretenimiento para evadir sus problemas.
Te sientes desmotivado
Este podría ser el indicador más “sencillo” de identificar, porque no tienes espacio ni quisiera para disfrutar de los placeres de la vida, de conectar contigo mismo, por eso eventualmente el cansancio le irá quitando el sabor a lo que haces.
Esto irá afectando en tu rendimiento laboral y estabilidad emocional, alejándote de ese sentimiento gratificante que nos da hacer cualquier actividad que nos llena de vitalidad y eficacia.
Si crees que estás cayendo en el síndrome de la vida ocupada, te recomendamos buscar ayuda de un especialista en mental salud para que pueda brindarte herramientas y orientarte sobre cómo tratar esta dolencia.
Origen y consecuencias
Nuestro estilo de vida frenético a menudo nos exige ser los mejores, los más productivos, nos llena de responsabilidades y actividades.
Las personas que sufren ese síndrome de la vida ocupada sienten la necesidad constante de no poderse parar a descansar y de necesitar constantemente tener que hacer algo para sentirse hiperestimuladas.
Y aunque cuando hablamos de este síndrome, no hablamos de un síndrome que esté diagnosticado de manera oficial en los manuales de psicología, sí que está más presente que nunca en muchos estudios recientes realizados.
En ellos a menudo se asocia con una cierta predisposición genética de la persona, la cual a menudo desde pequeña se le inculca a tener que estar haciendo siempre algo y a no aburrirse.
Pero también está muy vinculado al tipo de sociedad actual en la que constantemente se nos pide estar haciendo algo como sinónimo de éxito y para sentirnos mejor con nosotros mismos.
En cuanto a su origen, este término fue propuesto por un grupo de investigadores de un centro de estudios de Glasgow (CPS Research) y a menudo se relaciona con un aumento de los olvidos, despistes y de la falta de concentración.
Cómo superarlo
Para las personas que lo sufren, llenarse de actividades y ejecutarlas se convierte en la mejor herramienta para permanecer lo suficientemente estimulados y ocupados.
Un estilo de vida estresante, pero también gratificante en el que no hay cabida para el aburrimiento.
Y que nos impide conectar con otros asuntos de la vida que nos desagradan o que requieren un esfuerzo emocional extra.
Por lo tanto, nos mantiene desconectados de nosotros mismos.
Pero ahora que conocemos cómo identificar este síndrome de la vida ocupada y sus efectos, es el momento de plantear las mejores estrategias para hacerle frente y superarlo.
Estas son algunas de las estrategias más utilizadas y recomendadas por los expertos:
No hacer nada también es positivo
A menudo, sentimos que el estar aburridos o sin hacer nada es sinónimo de fracaso, pero la realidad es que fijar un tiempo de descanso en nuestra rutina diaria.
Todo esto precisamente, para no hacer nada, parar y relajarse es más necesario de lo que imaginas.
Un ejercicio aparentemente sencillo, pero que para quienes sufren este síndrome se trata de una tarea especialmente difícil de realizar.
Ya que estas personas no conciben aburrirse o dejar de ser productivas.
El deporte, un gran aliado
Una de las tareas pendientes de las personas que sufren este síndrome, está en esa falta de dedicación a uno mismo. Precisamente para poder conectar con nosotros y dedicarnos tiempo, el deporte puede ser ese gran aliado.
Un hábito saludable y beneficioso para nuestra salud física y mental, que además está vinculado al aumento de las endorfinas.
Por lo tanto, también a la disminución de la sensación de dolor.
Fija una rutina adecuada
Cuando hablamos de fijar una rutina adecuada, no nos referimos solamente a todas esas actividades y responsabilidades diarias que a menudo tenemos en la cabeza.
Sino también a los espacios de descanso, de alimentación, de deporte o simplemente de relajación.
A menudo, las personas que sufren el síndrome de la vida ocupada no cuentan con hábitos de sueño o de alimentación adecuados.
Pasando a ubicarlos simplemente cuando pueden o incluso simplemente no lo hacen.