En un verano marcado por la oscuridad, la trágica desaparición de cinco jóvenes en Lagos de Moreno, Jalisco, ha dejado a sus familias en medio de la incertidumbre y el temor.
Lo que comenzó como una reunión rutinaria de amigos en el mirador de San Miguel el 11 de agosto, se convirtió en una pesadilla de misterio y desesperación.
Roberto Olmeda, Dante Hernández, Jaime Adolfo Martínez, Diego Lara y Uriel Galván, de edades entre 19 y 22 años, se encontraron en el mirador para pasar el tiempo juntos.
Sin embargo, esa reunión se convertiría en la última vez que se tendría contacto con ellos durante varios días.
El dolor y la angustia crecieron a medida que pasaban las horas y las familias no recibían noticias de sus seres queridos.
La falta de información y la percepción de poca acción por parte de las autoridades llevaron a las familias a manifestarse en busca de respuestas.
Su protesta frente al estadio JFV, mientras se celebraba la semifinal de la Copa Jalisco, reflejó su frustración y el deseo de acelerar la búsqueda.
El alcalde de la localidad, Teculi Hernández, prometió apoyo y coordinación en las investigaciones.
La investigación tomó un giro oscuro cuando se descubrieron imágenes macabras en las redes sociales.
Una fotografía mostraba a los jóvenes amordazados y golpeados, pero vivos.
Más impactante aún fue la difusión de un video que revelaba actos de violencia extrema.
Los padres, desesperados, vieron con horror cómo dos cuerpos ensangrentados yacían en el suelo, mientras uno de los chicos era forzado a cometer actos atroces contra otro.
A medida que la información oficial emergía lentamente, los padres buscaban consuelo y esperanza en medio de la angustia.
Elementos probatorios
El coche de Uriel fue encontrado cerca del mirador sin daños, pero otro coche calcinado apareció en la carretera hacia Encarnación de Díaz, con el cuerpo de una persona en su interior.
La identidad de la víctima aún no se había establecido.
La trama se volvía aún más siniestra al señalar la posible huella del crimen organizado en el caso.
Elementos recopilados apuntaban a la participación de grupos criminales, con referencias que insinuaban conexiones con cárteles conocidos.
La zona estaba siendo disputada por el Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el de Sinaloa, generando un conflicto sangriento.
En medio de este caso, las autoridades también enfrentaban otros hechos perturbadores, incluidas desapariciones y ataques violentos en la región.
La desaparición de los jóvenes era solo uno de los eventos que resaltaban la grave problemática de personas desaparecidas en Jalisco.
El gobernador Enrique Alfaro confirmó la relación del caso con la delincuencia organizada y prometió el despliegue de recursos para abordar la situación.
Sin embargo, las respuestas oficiales eran lentas y las familias continuaban buscando justicia para sus seres queridos.
En el corazón de esta tragedia, queda la lucha de las familias por encontrar respuestas y alivio.
Mientras las investigaciones avanzan y la verdad se desentraña poco a poco, la comunidad de Lagos de Moreno y todo Jalisco claman por justicia y seguridad en medio de un entorno cada vez más incierto y peligroso.
Imagen de portada tomada/ El país