De acuerdo con la ONG Human Rights Watch unos 457 mil inmigrantes cruzaron la frontera caminando desde Colombia en el año 2023.
Estos números representan un aumento considerable de los que pasaron por ese lugar en el 2022 que llegó a 248 mil personas.
Al tiempo, las autoridades señalan que a diario hay un flujo de 1.000 y 2.000 inmigrantes en la subregión de Urabá que está ubicada entre los departamentos de Antioquia y Chocó en la frontera con Panamá.
Todos estos concentrados en los puertos de los municipios de Necoclí y Turbo, en el departamento de Antioquía.
Pero en los últimos meses se ha registrado un agravante, y es que cientos de inmigrantes no han podido continuar su rumbo por razones económicas de seguridad o porque las lanchas no dan abasto.
Los expatriados son nativos de Venezuela, Perú, Ecuador, Haití, Cuba, China y Afganistán donde están a la espera de poder salir de este territorio de paso.
Aguantan hambre, padecen enfermedades y sufren violencia mientras reúnen el dinero para cruzar la selva.
Represamiento de inmigrantes
En febrero pasado fue particularmente difícil en Necoclí según un informe del diario El País de España.
Según se lee en la nota, el jueves 22 de febrero, la Policía y la Armada Nacional capturaron a los capitanes de dos lanchas por delitos relacionados con el tráfico de migrantes.
La Fiscalía, dijo que las naves de alta velocidad transportaban de “manera ilegal y en condiciones precarias de seguridad” a 151 migrantes.
Las empresas navieras cesaron sus operaciones en protesta a la represión de las autoridades.
Eso generó un represamiento masivo, los migrantes siguieron llegando al ritmo usual, pero no podían continuar su camino y lo que ha sumado unas 5 mil personas en las playas de las poblaciones.
La comida, el agua potable y el espacio de campamento han sido cada vez más limitados, el lugar y la situación de convivencia se está volviendo invivible.
Lo que decidieron las autoridades
De acuerdo con el medio europeo, el pasado jueves 29 de febrero las autoridades y las empresas acordaron rutas para trasladar a los inmigrantes que llegan a la zona costera del país suramericano.
Así las cosas, este viernes miles de personas empezaron a hacer las filas para tomar su lancha en los muelles de Necoclí.
En medio de la multitud, todo parecía controlado, pese a que no había policías ni militares.
Según el secretario de Gobierno del municipio, Johann Wachert, Migración Colombia debería llevar más funcionarios a los puertos de a cara a lo que se ha logrado acordar a nivel local.
Lo anterior, “para evitar que haya irregularidades en los viajes y se cumplan las condiciones mínimas de seguridad”.
Además, se espera que en los próximos días se realice un consejo de seguridad con la Policía, la Armada y la Fiscalía para “unificar los criterios y que no se persiga a los capitanes de las lanchas”.
Los que controlan la zona
El negocio del tráfico de inmigrantes al parecer es controlado según el informe del diario El País por el grupo criminal El Clan del Golfo, el más poderosos en toda Colombia.
Las consultas hechas por el medio de comunicación a los pobladores locales dejan entrever que “no se mueve un dólar, un migrante, ni una lancha sin la autorización de “los dueños del mundo”, como ellos le llaman.
Un miembro del equipo El Pía denunció que fue intimidado por un sujeto que cuida la playa.
En su momento el presidente colombiano Gustavo Petro afirmó a The New York Times que el Clan del Golfo “gana 30 millones de dólares anuales por el negocio migratorio”.
Se enriquecen con la inmigración
En medio de esta crisis humanitaria, empresarios locales y nacionales se enriquecen con esta coyuntura.
Entre quienes padecen una difícil situación están las mujeres trans que, además del dolor de dejar su hogar y la pobreza, han sufrido discriminación.
Las iglesias evangélicas, que a veces les dan comida a los migrantes, en muchas ocasiones las ignoran por su condición sexual.
“Cuando llegamos a la fila dicen que ya se acabaron los almuerzos”, cuenta una trans venezolana que hace trenzas en el pelo a otros migrantes para completar el dinero del viaje para los Estados Unidos.
- Imagen de portada tomada/CHELO CAMACHO/ Diario El País