Invertir en mecanismos de financiación alternativos puede ser muy útil para generar ganancias y escapar de la carrera de la rata.
Gastamos dinero que no tenemos en cosas que no necesitamos para impresionar a gente a la que no le importamos.
Esta máxima, a pesar de haberse repetido hasta la saciedad, ejemplifica bastante bien de qué se trata la carrera de la rata.
Robert Kiyosaki, empresario y conferenciante motivacional, mencionó por primera vez este término en una de sus obras más conocidas, Padre rico, padre pobre, publicada en 1997.
Un concepto que ya había sido explorado un año antes por Chuck Palahniuk en su novela El club de la lucha.
No llegas ningún lado en esta carrera
Una obra llevada a la gran pantalla por David Fincher, en la que el personaje interpretado por Brad Pitt afirma que “tenemos trabajos que odiamos para comprar cosas que no necesitamos”.
La filosofía que subyace a la carrera de ratas es tan simple como cruda. Imaginemos una rata corriendo en una rueda que gira sin fin.
Avanza constantemente, pero no llega a ninguna parte ni cruza ninguna línea de meta significativa. Y, por muy rápido que corra, no puede escapar.
La única forma de escapar de esta carrera interminable sería detenerse y hacerse a un lado, abandonando la rueda.
Para entender la metáfora
En esta metáfora, la rata representa a los trabajadores y la rueda funciona como el sistema económico que los impulsa a gastar dinero constantemente.
Las personas reciben un salario a cambio de su trabajo, pero lo derrochan en todo tipo de objetos o servicios y se ven obligadas a seguir produciendo para pagar estas deudas.
Dando así lugar a un ciclo interminable de ingresos y gastos.
Pero ¿necesitan estos bienes? En la mayoría de los casos, la respuesta es negativa.
Se trata de necesidades creadas por la publicidad y las grandes corporaciones que se benefician de la competencia, haciéndoles creer a los consumidores que necesitan adquirirlos para alcanzar un mayor grado de bienestar y, en definitiva, para ser más felices.
Cuando el sistema te atrapa
Todos los ciudadanos tienen un dorsal en la carrera de la rata en la medida en que participan en el sistema económico. Absolutamente todos participan, aunque un gran porcentaje de ellos no lo sepan.
Basta con fijarse en el camino ideal en la vida. Tras años de estudio, llega el momento de buscar un trabajo.
Y aquí, muchas personas cometen el primer error: la ilusión les lleva a gastar todo su dinero en restaurantes, viajes, ropa, tecnología.
Evidentemente, es imprescindible disfrutar de estas cosas, pero también es necesario dedicar parte del sueldo al ahorro y a la inversión.
A medida que aumenta el sueldo, la persona que se mantiene en la carrera de la rata ve que su poder adquisitivo crece.
Cuando la monotonía social te controla
Inconscientemente, también aumentan sus gastos. Conforme pasan los años, decide pedir un préstamo para comprar un coche y contrata una hipoteca.
Más adelante, tiene hijos y llega el momento de reformar su casa y cambiar de vehículo.
Mientras tanto, sigue comprando los últimos zapatos de moda, el último modelo de móvil y un televisor con más resolución y pulgadas que el anterior.
Muchos ciudadanos compran constantemente productos, viven por encima de sus posibilidades y ni siquiera consideran invertir un pequeño porcentaje de lo que ganan cada mes.
La posibilidad de ganancias futuras no es tan atractiva como el disfrute momentáneo y la sensación de novedad que conlleva cada compra.
En muchos casos, los aumentos de sueldo no son suficientes para compensar los gastos interminables. En la carrera de la rata, hay que ganar más para gastar más. Y esto crea un círculo vicioso muy peligroso.
Cómo salir de la carrera de ratas
Darse cuenta de que se está participando en la carrera de la rata es sin duda el primer paso para escapar de ella. Sin embargo, no basta con darse cuenta de ello.
Sería de gran ayuda contar con educación financiera para diseñar un plan a medida basado en recortar gastos y ampliar las fuentes de ingresos para alcanzar la tan soñada independencia financiera.
Como acabamos de comentar, el segundo paso es eliminar los gastos innecesarios.
Muchos ciudadanos destinan gran parte de su salario a adquirir posesiones que no necesitan, lo que, poco a poco, va minando su poder adquisitivo.
Estas falsas necesidades, como hemos comentado antes, son creadas por la publicidad. Por eso, antes de comprar un producto, deberíamos pensar dos veces para qué lo queremos y qué uso real le vamos a dar.
Como dice el refrán, no es más feliz ni más rico quien más tiene, sino quien menos necesita.
Llega entonces el momento de empezar a buscar nuevas vías de ingresos más allá del salario que se percibe en el trabajo.
Una tarea que a veces puede parecer compleja, pero que resulta imprescindible si se quiere salir de la rutina y alcanzar la independencia financiera.
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