En lo que ha sido denominado por algunos como unas polémicas declaraciones, en las que el Papa Francisco se refiere a las parejas sentimentales “que no quieren tener hijos, pero en cambio tienen perros y gatos”.
El pontífice, en medio de declaraciones que parecieran de raíz conservadora elogió la paternidad y la adopción durante la audiencia general del miércoles en el Vaticano y lamentó que las mascotas tomen a veces el lugar de los niños.
“Hoy vemos una forma de egoísmo. Vemos que algunos no quieren tener hijos. A veces tienen uno, y ya, pero en cambio tienen perros y gatos que ocupan ese lugar”.
Dura posición del Papa
Francisco exhortó también a las instituciones para que faciliten los procesos de adopción, de modo que el sueño de los niños que necesitan una familia y de las parejas que desean acogerlos se haga realidad.
“La negación de la paternidad y de la maternidad nos menoscaba, nos quita humanidad, la civilización se vuelve más vieja”.
El Papa cuestionó el llamado “invierno demográfico” y la “dramática caída de la natalidad” que se registra en numerosos países occidentales e instó a tener hijos o a adoptarlos.
“Tener un hijo siempre es un riesgo, ya sea natural o adoptado. Pero más arriesgado es no tenerlo. Más arriesgado es negar la paternidad, negar la maternidad, ya sea real o espiritual”, subrayó el máximo jerarca de la iglesia católica.
Agregó que, en un momento en el que las mascotas “ocupan el puesto de los hijos”, la adopción “está entre las formas más altas de amor”.
El hombre oriundo de Argentina finalizó recalcando que, “no hay que tener miedo de elegir la vía de la adopción, de asumir el ‘riesgo’ de la acogida. Deseo que las instituciones estén siempre listas para ayudar en este sentido”.
‘Perrihijos’ y los millennial
Los gatos y los perros no son seres humanos. Aún así, la generación millennial les adopta como ‘perrhijos’, y estas son las consecuencias.
Explicaciones socialmente aceptables hay muchas. Que si el cambio climático no lo permitirá, que si el desarrollo personal se vería limitado, que si la realización espiritual se es un camino solitario.
La realidad es que la generación millennial está optando ampliamente por no formar familias con hijos. Por el contrario, parece ser que están sustituyendo esta necesidad de crianza con mascotas.
Más allá de la corrección política, existe una razón científica de porqué esta generación opta por tener ‘perrhijos’, en lugar de criar niños humanos. Esto es lo que sabemos
¿Nuevo modelo de familia?
En la cultura popular, a los animales de compañía a quienes los seres humanos tratan como si fueran sus hijos se les conoce como ‘perrhijos’ o ‘gathijos’, en el caso respectivo de los perros y gatos.
Los términos nacen de la contracción entre hijo y perro, o en su caso, gato.
El espectro es muy amplio. Hay personas o parejas que sencillamente se rehúsan a tener hijos, como parte de su libre albedrío, y llenan ese espacio con un animal de compañía.
Los casos más extremos conducen a las personas a vestir a las mascotas, pasearlas en carriola, darles biberón y alimentarles con comida especial, como si le dieran papilla a un bebé humano.
Un artículo de la revista Forbes señala que este modelo de familia “un animal [no humano] toma el lugar central del núcleo familiar y se convierte en algo así como el sustituto de un hijo”.
Como tal, se han hecho esfuerzos científicos para determinar cuáles son los tipos de dueño de gato que existen, o las afecciones fisiológicas que estos animales padecen al ser tratados como seres humanos —y no de acuerdo a las necesidades de su propia especie.
Experta
Según Shelly Volsche, antropóloga social de la Universidad de Nevada, en Estados Unidos, las personas que optan por tener perrhijos, gathijos, o todas las demás variantes son conscientes de que tienen a su cuidado un ser vivo. Más aún, que es su responsabilidad, y que deben de ocupar el papel de una figura proveedora para ellos.
“Estas personas compartieron deliberadamente que habían elegido activamente gatos y perros en lugar de niños. En muchos casos, su uso de términos relacionales entre padres e hijos, por ejemplo, llamándose a sí mismos la ‘mamá’ de una mascota, era simplemente una abreviatura”, escribe la experta para Scientific American.
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