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Así es el día a día en el Cecot, la temible cárcel de Bukele

Recientemente un grupo de migrantes indocumentados fueron trasladados por los EEUU al Cecot, tras declarar la Ley de Enemigos Extranjeros.

El presidente de El Salvador Nayib Bukele ha hecho de las duras y severas cárceles del país centroamericano un sello distintivo de su lucha contra la delincuencia.

Y la mejor muestra de su lucha ha sido el Centro de Confinamiento para el Terrorismo (Cecot), inaugurado en el año 2023. 

Esta prisión empezó a construirse en el año 2022 tras iniciarse una persecución contra la delincuencia organizada en la nación caribeña. 

Este centro carcelario tiene ocho amplios pabellones y capacidad para 40.000 reclusos.  

De acuerdo con la información suministrada por la Presidencia de El Salvador, cada celda tiene capacidad para 65 a 70 reclusos. 

Alejados del mundo  

Según las directivas de la misma prisión, los reos no reciben ningún tipo de visita y tampoco le permiten salir al exterior. 

El Cecot a diferencia de otras prisiones de este país centroamericano, no ofrece talleres ni programas educativos para prepararlos para su reinserción social. 

Lo que han dejado ver ante los medios en varias ocasiones es que los presos se sientan en filas en el pasillo, fuera de sus celdas.

Desde el Ministerio de Justicia han dejado claro ante la opinión pública que quienes ingresen al Cecot “nunca regresarán a sus comunidades”. 

Los comedores, las salas de descanso, el gimnasio y los juegos de mesa de la prisión son para los guardias, explica uno de ellos a la BBC Mundo. 

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Violaciones de derechos humanos 

Hay que mencionar que si bien el gobierno no actualiza la cifra periódicamente del número de reclusos, la organización de derechos humanos ‘Cristosal’ informó que, en marzo de 2024, El Salvador tenía 110.000 personas en prisión. 

Esto incluye a quienes habían sido condenados a prisión y a quienes aún esperaban juicio.  

Esta cifra es más del doble de los 36.000 reclusos que el gobierno reportó en abril de 2021, un año antes de que Bukele intensificara su lucha contra la delincuencia. 

Cristosal y otros defensores han acusado a las autoridades de violaciones de derechos humanos. 

Cristosal informó el año pasado que al menos 261 personas murieron en las cárceles de El Salvador durante la represión a las pandillas.

Lo que describe un experto  

Miguel Sarre, ex miembro del Subcomité de las Naciones Unidas para la Prevención de la Tortura, lo ha descrito como un “pozo de hormigón y acero”. 

Lo anterior, refiriéndose al hecho de que hasta ahora nadie ha sido liberado de la cárcel, el Sr. Sarre advirtió que la Cecot parece ser utilizada “para deshacerse de personas sin aplicar formalmente la pena de muerte“. 

Pero en una nación donde pandillas notorias como la ‘Mara Salvatrucha’ y las dos facciones del ‘Barrio 18’ -los Revolucionarios y los Sureños- han causado estragos mortales, la cárcel ha sido una de las principales razones detrás de la enorme popularidad del presidente Bukele y su éxito en las encuestas. 

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Las difíciles condiciones 

La temperatura en las celdas puede alcanzar los 35 °C durante el día y no hay otra fuente de ventilación. 

Puede que la prisión haya sido llamada “el Alcatraz de Centroamérica”, pero no está abandonada: todo es nuevo, liso y recientemente pintado. 

Guardias encapuchados vigilan desde arriba con pistola en mano. 

Abajo, los presos suben a las literas de cuatro pisos donde duermen. Sin colchones ni sábanas, tienen que tumbarse sobre el metal desnudo. 

Comen la comida que les dan (arroz, frijoles, huevos duros o pasta) con las manos. 

“Cualquier utensilio puede convertirse en un arma mortal”, explican las directivas del lugar.

El país con más presos en el mundo 

Dentro de las tres paredes de cemento de la celda no hay nada más que dos lavabos para que los presos se laven y dos inodoros, que los reclusos deben utilizar a la vista de todos los demás. 

Los reclusos sólo pueden salir de estas celdas durante 30 minutos al día para hacer ejercicio. 

Hay otros siete bloques como éste dentro del enorme complejo, que cubre el equivalente a siete estadios de fútbol. 

El recinto está rodeado por dos vallas electrificadas y dos muros de hormigón armado, y custodiado por 19 torres. 

El Salvador tiene ahora la tasa de encarcelamiento más alta del mundo. 

Más de 70.000 personas han sido detenidas bajo el “estado de excepción“, una medida de emergencia que otorga poderes draconianos a la policía y al ejército y que está en vigor desde hace dos años. 

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