Bryan Johnson no ha tenido tapujos en describir las rígidas intervenciones médicas que ha recibido a lo largo de sus 46 años de vida.
Estas le dan una salud cardiaca de un hombre de 37 años, la piel de una persona de 28 años y la capacidad pulmonar de un joven de 18.
En una entrevista a Fortune, el CEO de tecnología explicó que “quiere vivir mucho tiempo (200 años) para disfrutar más de lo que ofrece la vida”.
Esto a partir de un régimen de rejuvenecimiento que tiene un valor de 2 millones de euros al año.
Johnson, es un empresario multimillonario de alta tecnología que decidió trabajar de verdad en ello, y en los últimos años ha dedicado lo mejor de su energía y fortuna a derrotar a la muerte.
Para ello toma 111 suplementos nutricionales al día, usa un gorro que dispara rayos láser a su cabeza para rejuvenecer sus células, cena a las 11:30 am y se acuesta con un dispositivo para el pene, que monitorea sus erecciones nocturnas.
Y eso no es todo. A Johnson le gusta llamarse a sí mismo “la persona más mesurada de la historia“.
Cada día, unos 30 médicos y científicos comprueban sus datos: desde muestras diarias de heces hasta innumerables fotografías intestinales.
Además, constantemente realizan con él una serie de nuevos experimentos, por ejemplo, inyectando en su cuerpo la sangre de su hijo de 18 años, para corregir y perfeccionar el régimen de su rejuvenecimiento.
Esquivando a la muerte
La mayoría de la gente probablemente se reiría de alguien que parece otro multimillonario que intenta ser Dios, o al menos ser “el maníaco que detendrá el tiempo“, pero Johnson está convencido de que será él quien reirá el último.
“Es una idea nueva, y cuando la gente se topa con ideas nuevas simplemente no sabe cómo procesarlas, así que dicen lo primero que les viene a la mente”, dice en una entrevista exclusiva con Calcalist.
“Pero todos los días tenemos cuidado al cruzar la calle, tiramos la comida con moho y nos ponemos el cinturón de seguridad en el coche”.
Expresó que, en la práctica que, “todas las personas en el mundo juegan a no morir, y cada vez somos mejores en eso. Con el tiempo, y como evidencia, nuestra esperanza de vida se ha extendido”.
Po lo que dijo en medio de la entrevista que, en lo que a él respecta, “es simple: llegar a ser realmente bueno en no morir”.
La longevidad
El campo de la longevidad es uno de los más de moda en la industria biotecnológica y ya ha atraído a inversores de alto perfil, entre ellos Jeff Bezos (Altos Labs) y Peter Thiel, uno de los fundadores de PayPal.
Se espera que las inversiones en el sector alcancen los 600 mil millones de dólares el próximo año.
Y, sin embargo, algo en Johnson evoca emociones inusuales.
¿Es el hecho de que gasta aproximadamente 2 millones de dólares al año en su rutina? ¿Será porque emplea a todo un equipo de investigadores para medirlo de forma obsesiva?
Y tal vez esto se deba a que la visión de Johnson no es más que una abstracción descarada de todo lo que nos hace humanos.
Al fin y al cabo, como admitió en una entrevista con la revista “Time” el pasado mes de septiembre, la idea de comer pizza le resulta más dolorosa que placentera.
Las mujeres le odian, según él, entre otras cosas porque evita las conversaciones triviales, va a acostarse solo a las 20.30 horas, en una habitación sin ningún estímulo, y declara que “simplemente no son mi prioridad“.
Su día a día
Su rutina de vida tampoco suena humana: se despierta naturalmente de su sueño entre las 4:40 y las 6:00 de la mañana, e inmediatamente comienza su rutina de mediciones.
Entre ella, mide su peso, masa corporal, temperatura corporal, niveles de hidratación, grasa y más.
Luego enciende una lámpara ultravioleta, que imita la luz solar natural, durante 2 o 3 minutos para “reiniciar el ritmo del cuerpo“, toma las dos primeras pastillas del día.
Como lo son, vitamina C y ferritina para aumentar los niveles de hierro en la sangre y medita durante 10 minutos. minutos.
Luego, al lavarse la cara, se aplica una crema antiarrugas y se pone una mascarilla láser durante 5 minutos, que envía rayos azules y rojos que se supone estimulan la producción de colágeno.
Posteriormente, se pone gotas anticataratas en los ojos y luego activa un dispositivo vibratorio a los lados de la nariz que, según dice, estimula el nervio que ayuda a los ojos a producir lágrimas.
Después de la primera comida, que en realidad es un batido de algas con suplementos nutricionales comienza un entrenamiento físico de una hora de duración, tras lo cual comerá la segunda comida del día: verduras al vapor y lentejas molidas en puré.
El resto de su día incluye más pruebas, suplementos nutricionales, “cena” antes de las 12 del mediodía (en total Johnson afirma que ingiere 2.250 calorías al día) y tiempo para comulgar con sus pensamientos y respiraciones.
- Imagen de portada tomada/El Periódico