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Bukele no quiere ser llamado dictador y asegura que no se postularía para un tercer mandato

Bukele ha sido muy cuestionado por las declaratorias de los distintos estados de excepción que le ha aprobado la Asamblea.

La revista TIME dedicó su reciente portada al presidente de El Salvador, Nayib Bukele. 

En ella, incluye una entrevista en la que el controvertido político centroamericano prometió que no se postulará para un tercer mandato, ya que la Constitución se lo prohíbe, pero también porque le prometió a su familia que sería “el último”. 

Según Bukele, él no puedo postularme a presidente de nuevo, de acuerdo a la Constitución por la prohibición del Artículo 152. “Además, tengo el acuerdo con mi esposa de que este (mandato) es el último”. 

Antes de convertirse en el jefe de Estado más popular del mundo, Nayib Bukele era publicista.  

El presidente de El Salvador se ha calificado a sí mismo como el “dictador más cool del mundo” y un “rey filósofo”. 

“Un líder debe ser filósofo antes de ser rey”, dijo en medio de la entrevista a la revista en mención mientras estaba reclinado en una silla. 

Su reencuentro con la prensa extranjera 

Esta fue la primera entrevista de Bukele con un reportero extranjero en tres años. La ocasión fue una especie de vuelta de la victoria.  

A sus 43 años, ha reconstruido una nación que alguna vez fue la capital mundial del asesinato, convirtiéndola en un país más seguro que Canadá, según datos del gobierno salvadoreño.  

La política de mano dura de Bukele impulsó una agresiva represión contra las pandillas viciosas que ha encarcelado a 81.000 personas y condujo a una caída precipitada de los homicidios.  

Después de décadas de violencia, miedo y extorsión, los ciudadanos pueden moverse libremente en las antiguas «zonas rojas» controladas por las pandillas, descansar en parques y salir de noche, explica Bukele. 

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El Salvador ahora se promociona como la «tierra del surf, los volcanes y el café» y alberga eventos internacionales como el certamen de Miss Universo y atrae a turistas y entusiastas de las criptomonedas. 

La transformación ayudó a Bukele a ganar la reelección a principios de este año; su índice de aprobación en estos días supera el 90% según la última encuesta de CID Gallup.  

Los super poderes  

La popularidad de Bukele se ha dado a pesar de su desafío a las restricciones constitucionales, políticas y legales (o quizás debido a ello). 

Desde 2022, ha gobernado con poderes de emergencia que suspenden libertades civiles clave, incluido el debido proceso.  

Su régimen de seguridad puede realizar arrestos sin orden judicial, incluso a menores de 12 años, y lleva a cientos de sospechosos a juicios masivos.  

Uno de cada 57 salvadoreños está encarcelado en la actualidad, el triple de la tasa de Estados Unidos y la más alta del mundo.  

Eludiendo la constitución 

Los aliados de Bukele han despedido a los principales jueces y han llenado los tribunales con sus partidarios. 

Lo que le ha permitido eludir una prohibición constitucional para presentarse con éxito a un segundo mandato, todo ello con un amplio apoyo público. 

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La oposición política organizada ha sido “pulverizada”, según las palabras del presidente.  

Abogados defensores, periodistas y ONG afirman que el gobierno los ha intimidado, vigilado o atacado, lo que ha llevado a muchos a huir.  

“Las instituciones de El Salvador han sido totalmente cooptadas, sometidas y sometidas a la presidencia”, afirma Celia Medrano, activista salvadoreña de derechos humanos. 

Los grupos de DDHH 

Los grupos de derechos humanos han acusado al gobierno de Bukele de abusos que incluyen detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas y tortura.  

Los abogados salvadoreños le dijeron a TIME que han documentado miles de casos de personas inocentes que fueron atrapadas en la redada sin recurso legal.  

Bukele parece considerarlos daños colaterales en una guerra más grande, el costo de garantizar la seguridad de los 6 millones de habitantes del país. “Ve a cualquier parte”, me reta.  

“Pregúntale a la gente. Será increíblemente raro encontrar una opinión negativa en la población”.  

Autoritarismo  

Segú Bukele, los críticos extranjeros buscarían preservar las frágiles instituciones democráticas de El Salvador, “un sistema corrupto que, como muchos lo ven, solo permitió que las pandillas florecieran”.  

Dice el presidente que: “Todo en la vida tiene un costo y el costo de ser llamado autoritario es demasiado pequeño para molestarme mucho”. 

Para los admiradores de Bukele, El Salvador se ha convertido en un ejemplo de cómo el autoritarismo populista puede triunfar.  

Su segundo mandato será una prueba de lo que le sucede a un Estado cuando su joven y carismático líder tiene el mandato abrumador de desmantelar sus instituciones democráticas en pos de la seguridad.  

Los resultados tendrán amplias implicaciones no solo para El Salvador sino también para la región, donde los líderes políticos están ansiosos por replicar lo que muchos llaman el milagro Bukele. 

  • Imagen de portada tomada/Prensa Libre: AFP
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