Tal parece que se originaron hace alrededor de 200 millones de años, cuando los dinosaurios vivían en la Tierra.
Pero nunca se había podido observar uno vivo hasta ahora, según las recientes informaciones.
El equidna de pico largo de Attenborough, se llegó a pensar que había extinguido y fue bautizado en honor al naturalista británico David Attenborough.
Las imágenes del animal fueron tomadas por una excursión dirigida por investigadores de la Universidad de Oxford que alcanzó a grabar con cámaras ocultas un equidna de pico largo.
Estos animales con púas, pelaje y pico han sido nombrados como “fósiles vivientes”.
Hasta los momentos, la única prueba de existencia de esta especie era de un animal muerto que tiene décadas en un museo.
Qué es un equidna
Es uno de los pocos mamíferos que coloca huevos en lugar de crías vivas. De tal modo, que la hembra pone un único huevo en su bolsa, con cierta similitud a la de los canguros.
Asimismo, lo que hacen es que allí lo incuba por diez días aproximadamente.
La cría ve la luz sin pelo y con un pequeño tamaño y se alimenta inicialmente de la lecha de las glándulas mamarias.
El doctor James Kempton, dijo en la expedición que «yo estaba eufórico, todo el equipo estaba eufórico».
«No bromeo cuando les digo que fue en la última tarjeta de memoria, de la última cámara que recogimos», expresó aún con incredulidad.
De las cuatro especies que existe del equidna, tres poseen el pico largo, y dos de ellas, el equidna de Attenborough.
Mienytas que el equidna occidental, se piensa que pueden estar en peligro crítico de extinción.
La prueba
Kempton, biólogo de la Universidad de Oxford, viajó durante un mes con un equipo conformado por científicos de diferentes países.
Estuvieron en zonas solitarias de los montes Cíclopes, un empinado hábitat selvático localizado a 2.000 metros sobre el nivel del mar en Indonesia.
A parte de encontrar el equidna de Attenborough, la expedición halló nuevas especies de insectos y ranas.
También manadas sanas de canguros arborícolas y aves del paraíso.
Pero no existe duda que el momento más crucial de la expedición fue mirar al equidna en su hábitat.
Excursiones anteriores
En las expediciones que se habían realizado anteriormente en los montes Cíclopes se habían descubierto sospechas de su existencia, como marcas de narices en el suelo.
Pero no fueron capaces de llegar a las zonas más remotas de las montañas y proporcionar pruebas definitivas de su existencia.
Eso ha ocasionado que en los últimos 62 años la única prueba de que el equidna de Attenborough vivió fue un espécimen resguardado en la Sala del Tesoro de Naturalis, el museo de historia natural de Países Bajos.
Según Pepijn Kamminga, es bastante plano, para alguien inexerto se parece a un erizo aplastado, porque cuando lo agarró por primera vez el botánico holandés Pieter van Royen no estaba disecado.
Montes Cíclopes
Son muy empinados y peligrosos de explorar, para poder llegar a las cimas más altas, donde están los equidnas, los expertos tuvieron que escalar estrechas crestas de musgo y raíces de árboles, muchas veces en condiciones de lluvia con acantilados escarpados de ambos lados.
Durante su recorrido subiendo por las montañas, sintieron dos terremotos, pero luego que los investigadores llegaron a las partes más altas, quedó en evidencia que ese lugar estaban lleno de nuevas especies para la ciencia.
Leonidas-Romanos Davranoglou, especialista griego en insectos explica “mis colegas y yo no parábamos de reírnos, estábamos muy emocionados por lo que estábamos viendo, ‘esto es nuevo, nadie lo ha visto’ o ‘Dios mío, no me puedo creer lo que estoy mirando’, fue una expedición realmente fenomenal».
Gison Morib, conservacionista de YAPPENDA, una organización indonesia sin fines de lucro que colaboró con la Universidad de Oxford en la expedición agrega «tenemos que resguardar estas montañas sagradas, hay muchas especies endémicas que no conocemos”.
- Imagen de portada tomada/ BBC Mundo/ Getty