El Alzheimer puede transmitirse entre humanos, según reveló un nuevo estudio.
Los expertos han encontrado evidencia de que al menos cinco personas “contrajeron” el trastorno que roba la memoria a través de tratamientos hormonales ahora prohibidos.
Los pacientes se encontraban entre 1.848 personas a las que se les inyectaron hormonas de crecimiento plagadas de “semillas” tóxicas de proteína beta amiloide, o priones, cuando eran niños.
Los cinco padecieron la misma rara forma de aparición temprana de la devastadora demencia.
Otras personas que recibieron el mismo tratamiento ahora se consideran “en riesgo“.
La prueba
Entre 1958 y 1985, a niños anormalmente bajos en el Reino Unido y Estados Unidos se les administraron hormonas extraídas de cadáveres para ayudar a estimular su crecimiento.
Luego, la técnica fue prohibida y los médicos utilizaron hormonas sintéticas después de que se supo que algunos lotes estaban contaminados con priones que provocaron un trastorno cerebral fatal e incurable llamado enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (CJD).
La propia ECJ está estrechamente relacionada con la enfermedad de las “vacas locas“.
Los académicos ahora creen que otros procedimientos médicos y quirúrgicos podrían conllevar el riesgo de propagar el Alzheimer, ya que los priones pueden sobrevivir a los métodos de esterilización hospitalaria.
A medida que los priones se acumulan en el cerebro, el NHS dice que pueden aparecer depósitos de placa en el cerebro.
Se cree que la acumulación anormal de proteínas dentro y alrededor de las neuronas es la causa del Alzheimer.
Un experto
El profesor John Collinge, del University College de Londres, dijo que se deben tomar medidas para prevenir la transmisión accidental en el futuro.
“A estos pacientes se les dio un tratamiento médico específico y descontinuado durante mucho tiempo que implicaba inyectarles material que ahora se sabe que ha estado contaminado”.
Anteriormente se creía que el Alzheimer se presentaba en dos formas: una variante “esporádica” que sufren miles de personas mayores de 65 años.
Esta, es con diferencia, la más común, y un tipo genético de aparición temprana que es hereditario.
Los científicos de la UCL afirman haber identificado una tercera variante, ligeramente diferente de las demás y muy rara, que puede transmitirse de una persona a otra.
Los lotes de la hormona del crecimiento infectada se almacenaron en un archivo del Departamento de Salud en forma de polvo seco.
A los científicos de la UCL se les permitió probar el polvo de décadas de antigüedad en ratones y descubrieron que desencadenaba la producción de proteínas que causan el Alzheimer.
Sin embargo, el profesor Collinge dijo que el grupo en riesgo es extremadamente pequeño.
“Está formado por pacientes que se han sometido a ciertos procedimientos neuroquirúrgicos, trasplantes de tejidos o donación de órganos”.
El seguimiento
Actualmente, los investigadores están monitoreando a los pacientes para estudiar lo que sucede en sus cerebros y detectar cualquier problema a tiempo.
El profesor Collinge añadió que: “Debo subrayar que se trata de sucesos muy raros. No se puede contraer el Alzheimer, no es transmisible en el sentido de una infección viral o bacteriana”.
Explica el académico que, “estas raras vías de transmisión se producen cuando a las personas se les inyecta accidentalmente extractos de tejido humano infectado”.
Desde el punto de vista de la salud pública, “esto probablemente afectará a un número relativamente pequeño de pacientes”.
Añadió que los nuevos hallazgos podrían ayudar a orientar a los investigadores en la dirección correcta para comprender y tratar el Alzheimer en el futuro.
Qué es el Alzheimer
Es una enfermedad degenerativa y progresiva del cerebro, en la que la acumulación de proteínas anormales provoca la muerte de las células nerviosas.
Esto altera los transmisores que transmiten mensajes y hace que el cerebro se encoja.
Más de 5 millones de personas padecen la enfermedad en Estados Unidos, donde es la sexta causa de muerte, y más de 1 millón de británicos la padecen.
Lo que sucede
A medida que las células cerebrales mueren, se pierden las funciones que desempeñan.
Eso incluye la memoria, la orientación y la capacidad de pensar y razonar y el progreso de la enfermedad es lento y gradual.
En promedio, los pacientes viven de cinco a siete años después del diagnóstico, pero algunos pueden vivir de diez a 15 años.
Los síntomas primarios son:
- Pérdida de memoria a corto plazo.
- Desorientación
- Cambios de comportamiento
- Cambios de humor
- Dificultades para manejar dinero o hacer una llamada telefónica.
Cómo se trata
No existe ninguna cura conocida para la enfermedad de Alzheimer.
Sin embargo, existen algunos tratamientos que ayudan a aliviar algunos de los síntomas.
Uno de ellos son los inhibidores de la acetilcolinesterasa, que ayudan a las células cerebrales a comunicarse entre sí.
Otra es la menantina, que actúa bloqueando una sustancia química llamada glutamato que puede acumularse en el cerebro de personas con enfermedad de Alzheimer e inhibir la función mental.
A medida que la enfermedad progresa, los pacientes de Alzheimer pueden comenzar a mostrar un comportamiento agresivo y/o sufrir depresión.
