Durante años, la idea de que el cerebro masculino es más grande ha sido utilizada como argumento para justificar supuestas diferencias cognitivas entre hombres y mujeres. El dato es cierto: en promedio, el cerebro de los hombres tiene mayor volumen. Pero lo que no se menciona con la misma frecuencia es que el cerebro femenino funciona con mayor eficiencia, gracias a su arquitectura interna, su conectividad y su grosor cortical.
Esta diferencia no es cuestión de percepción, sino de estructura. Lo interesante es que las características del cerebro femenino permiten que, a pesar de su menor tamaño, procese información de manera más optimizada.
El volumen no determina la capacidad cognitiva
La idea de que un cerebro más grande equivale a mayor inteligencia ha sido desmontada por la neurociencia. El volumen total se relaciona más con el tamaño corporal general que con el rendimiento mental. Según los investigadores que analizaron más de 5.000 cerebros en adultos británicos, la diferencia de tamaño no implica superioridad funcional.
Los datos muestran que, si bien el cerebro masculino es más voluminoso, eso no se traduce en un mejor desempeño cognitivo. Por el contrario, al observar otras variables como el grosor cortical y la eficiencia en la conectividad, el panorama cambia.
Grosor cortical: una ventaja estructural del cerebro femenino
El grosor de la corteza cerebral —la capa externa donde ocurren funciones como el razonamiento, el control emocional y la memoria— es mayor en mujeres, según el estudio publicado en Cerebral Cortex por investigadores del UK Biobank.
Esta característica está asociada con una mayor eficiencia cognitiva, ya que permite aprovechar mejor el espacio disponible y realizar procesos complejos sin necesidad de mayor volumen.
Mejor conexión entre hemisferios
Un aspecto clave del cerebro femenino es su conectividad interhemisférica. En un estudio de la Universidad de Pensilvania, publicado en PNAS, se demostró que las mujeres tienen más conexiones entre los hemisferios izquierdo y derecho, lo que mejora la coordinación entre pensamiento lógico y procesamiento emocional.
Los hombres, por su parte, mostraron una conectividad más fuerte dentro de cada hemisferio, lo que está asociado con habilidades visoespaciales y motoras más desarrolladas.
Funciones cerebrales con fortalezas distintas
No se trata de comparar quién piensa mejor, sino de comprender que hombres y mujeres tienen fortalezas cerebrales distintas. Mientras los hombres tienden a destacar en orientación y procesamiento espacial, las mujeres lo hacen en lenguaje, memoria verbal, multitarea y percepción emocional.
Estas diferencias no implican superioridad ni inferioridad, sino adaptaciones cognitivas diversas. Así lo confirma también un informe del Instituto Max Planck, donde se aclara que los cerebros muestran patrones funcionales complementarios, no jerárquicos.
La neuroplasticidad rompe el molde biológico
Más allá de las diferencias estructurales, lo que realmente define la capacidad mental es la neuroplasticidad, es decir, la habilidad del cerebro para reorganizarse y aprender a lo largo de la vida. Este proceso ocurre en ambos sexos y está influenciado por el entorno, la educación, el estilo de vida y la experiencia.
Por eso, aunque exista una base biológica con particularidades entre géneros, los cerebros no son estáticos ni deterministas. La forma en que se desarrollan las funciones cerebrales depende de mucho más que la genética.
Lo que muestran los estudios científicos
El respaldo más sólido a estas afirmaciones proviene del análisis de 5.216 cerebros adultos realizado en el Reino Unido y publicado en Cerebral Cortex bajo el título Sex differences in the adult human brain: Evidence from 5216 UK Biobank participants. El estudio documentó que:
- El cerebro masculino es un 10 % más grande, en promedio.
- El cerebro femenino tiene mayor grosor cortical en múltiples regiones.
- Las mujeres mostraron mayor complejidad en la materia blanca, asociada con mejor eficiencia de procesamiento.
Otro estudio complementario de la Universidad de Pensilvania, con 949 escaneos cerebrales, demostró diferencias claras en los patrones de conectividad entre hombres y mujeres, lo que refuerza la idea de que sus cerebros están diseñados para procesar la información de forma diferente, no mejor ni peor.