Las aerolíneas deben lidiar con una gran cantidad de maletas las cuales deben controlar, pero que por desgracia, algunas de ellas se pierden sin que sus dueños originales vuelvan a saber de ellas.
¿Y dónde acaba todo ese equipaje perdido? En una tienda llamada Unclaimed Baggage, en Scottsboro, Alabama.
Todas las maletas que pierde una aerolínea en Estados Unidos acaban en esta pequeña ciudad a unos 240 kilómetros al noroeste de Atlanta, en un edificio de 4.600 metros cuadrados. Y todo está a la venta, con un gran descuento.
Está distribuido como un gran almacén, con miles de productos de todo tipo.
“La zona más popular de la tienda es el entrepiso“, dice Sonni Hood, quien comenzó a trabajar para Unclaimed Baggage cuando era adolescente, pero ahora es gerente de relaciones públicas.
El proceso
Se limpian todos los dispositivos electrónicos para eliminar cualquier dato personal y se comprueba que funcionan.
Las computadoras portátiles, iPads y Nintendo Switch se venden por aproximadamente la mitad del precio de una nueva.
Pero hay cosas aún más interesantes; Esquís, tablas de snowboard, un montón de patinetas.
Encuentras también, trineos, pértiga de salto con pértiga para mujeres e incluso un sillín de serie Bates Kimberly y botas de montar nuevas.
Así es como funciona
Cuando se pierde una maleta (o un contenedor de transporte de salto con pértiga), la aerolínea pasa hasta tres meses intentando devolvérsela a su dueño.
Pero después de tres meses, la aerolínea se da por vencida y reembolsa al propietario hasta 3.800 dólares.
De hecho, el 99,5 % de las maletas facturadas en las aerolíneas NO se pierden.
Es solo que el 0,5 % que sí se pierde supone muchos productos. Ahí es donde entra en juego el director ejecutivo de Unclaimed Baggage, Bryan Owens.
Desde cuándo inició este negocio
En 1970 el padre de Owen empezó este negocio porque le gustaba escuchar radios de aficionados y un día escuchó a un amigo en Washington, DC, decir que trabajaba con Trailways y no sabía qué hacer con todas las maletas no reclamadas que tenían.
“A mi padre se le encendió una pequeña luz en la cabeza y pensó: ‘Creo que puedo ayudarte'”, dice Owens.
Entonces pidió prestados 300 dólares y una camioneta y manejó hasta Washington, DC, para comprar el equipaje que no había sido reclamado. Luego manejó de regreso a casa y trató de venderlo.
“La gente estaba parada afuera de la puerta y haciendo cola y, para empezar, abríamos dos días a la semana y, según continúa la historia, el jefe de mi padre le dijo: ‘Tienes que decidir a quién de nosotros amas más, tu trabajo en seguros o tu empresa empresarial’, y mi padre no lo pensó dos veces”.
La madre de Owens no estaba tan segura, pero 53 años después, Unclaimed Baggage es uno de los principales destinos turísticos de Alabama. Un millón de personas lo visitan cada año.
Los dueños también regresan
Es una rara excepción que algo perdido regrese a su dueño, pero el director ejecutivo de Unclaimed Baggage, Bryan Owens, dice que ha sucedido.
Un hombre de Atlanta se presentó a la venta anual de esquís (un evento tan emocionante que la gente acampa en el estacionamiento para ser los primeros en entrar) y compró un par de botas de esquí para su prometida. Y cuando se las llevó a casa, ella miró adentro y allí estaba su nombre. Las había perdido previamente en un viaje de esquí.
A veces, los contenedores de envío esconden las mayores sorpresas. Owens recuerda haber quitado el papel de embalaje de uno de esos contenedores.
“Y había un objeto en un dispositivo dentro de él que estaba, como, suspendido por unos ojales de goma. Así que no podía tocar nada. Y tenía un cartel que decía, te lo prometo, ‘Manipúlalo con mucho cuidado. Valgo mi peso en oro'”.
Resultó que se trataba de un sistema de guía para un avión de combate, el F-14 Tomcat.
“Y la historia que circulaba era que los militares iraníes lo habían robado. En realidad no fueron los iraníes, estaba en nuestro almacén en Scottsboro, Alabama”.
Artículos de lujo a bajos precios
Owens dice que le devolvieron esa a la Marina y que cuando apareció una cámara de un transbordador espacial, supieron dónde encontrar a la NASA.
En Unclaimed Baggage han aparecido tantas cosas extrañas (un violín de siglos de antigüedad que puede haber sido fabricado por un alumno de Antonio Stradivari, artefactos del antiguo Egipto y una armadura) que han creado un museo.
Incluso hay una marioneta gigante llamada Hoggle, de la película Laberinto, que Jim Henson les dijo que podían quedarse.
Sin embargo, la mayoría de la gente se siente atraída por la facilidad de conseguir artículos de alta gama a precio de descuento: un bolso Louis Vuitton, zapatos Prada o los cientos de chaquetas North Face. Josh Elliott, que vive en Atlanta, hizo el viaje en coche con un amigo.
“Encontramos varios abrigos, más grandes. Está a punto de irse a Alemania, así que buscamos algo especialmente cálido y esponjoso”.
