La semifinal de Copa América que Colombia le ganó 1-0 a Uruguay en Charlotte terminó en medio de agresiones física entre los jugadores uruguayos y los asistentes del estadio.
El partido se jugó a alta intensidad y los roces afloraron desde el principio, y se manifestaron en la expulsión de Daniel Muñoz por un codazo a Manuel Ugarte.
Luego de un comienzo favorable a la Celeste, el duelo se hizo de ida y vuelta tras el gol de cabeza de Jonathan Lerma.
Entre el empuje de los orientados por Bielsa y la búsqueda de cortar los avances del vencedor, los ánimos se caldearon al extremo y todo derivó en una batalla campal.
Varios futbolistas charrúas mezclados en las peleas en las tribunas, con Darwin Núñez a la cabeza.
Cómo empezó todo
Luis Suárez, Yerry Mina y Miguel Borja fueron los nombres que ofrecieron la chispa en el campo de juego.
Para los últimos minutos, jugadores de Uruguay reclamó en varias ocasiones por simulaciones o demoras del rival para retomar el partido en distintos momentos.
En una de ellas, el delantero del Inter Miami increpó al zaguero, quien fuera su compañero en el Barcelona y con quien mantuvo un enfrentamiento en la Copa América pasada.
Mina fue uno de los primeros con los que discutió el Pistolero una vez que el árbitro César Arturo Ramos decretó el final del partido.
Pero también se hallaba entre sus blancos el atacante de River, que vivió el último tramo del encuentro de manera desaforada.
Los jugadores vendieron el mal ambiente
Ya consumado el pasaje colombiano a la final del domingo contra Argentina en Miami, el Colibrí se quitó la camiseta y debajo tenía una remera con la leyenda “la gloria es de Dios”.
Estaba en mitad de campo cuando Suárez enfiló hacia su posición. ¿Por sus gestos? ¿Por las interrupciones de Colombia? ¿Tal vez entendiendo alguna burla, como en el momento que le extendió la mano, como para estrechársela, al verlo completamente ofuscado?
Así las cosas, se puso frente a frente, ubicó su mano en el cuello y acercó su boca a la altura del cuello o uno de sus oídos.
Enseguida lo separaron y Borja rehuyó al enfrentamiento, quizá temiendo un castigo por parte del árbitro pensando en el próximo partido (la final con Argentina en Miami).
Pelea con los hinchas
Después de un partido físico y disputado, se desató una pelea detrás del banquillo de Uruguay tras el pitazo final del árbitro mexicano César Ramos.
Luego se produjeron intercambios de bebidas entre los hinchas uruguayos y los seguidores colombianos.
La Policía tardó más de 10 minutos en restablecer el orden, según informó la agencia de noticias AP.
Las autoridades pidieron a los aficionados que abandonaran el estadio, pero varios de ellos permanecieron allí.
Alrededor de 100 hinchas uruguayos y miembros del personal de la federación permanecieron en el campo durante más de 20 minutos después del partido, mientras los aficionados colombianos salieron a celebrar.
Los datos
Decenas de miles de aficionados al fútbol acudieron a la semifinal de la Copa América.
El partido del miércoles fue el primero en que el torneo se lleva a cabo en Charlotte, y es el segundo año consecutivo en que una de las competiciones internacionales regionales de la FIFA se lleva a cabo en el Bank of America Stadium.
Se esperaba que el partido del miércoles atrajera a la multitud más grande para un partido de fútbol este año en el estadio.
Con 70.000 fanáticos representando a los 50 estados y alrededor de 60 países, y dos tercios de los asistentes habían viajado más de 100 millas para estar aquí.
El Departamento de Policía de Charlotte-Mecklenburg también estuvo presente con toda su fuerza en el evento.
El departamento de policía tenía oficiales adicionales en patrulla para los juegos, pero estos al parecer estaban muy alejados de las tribunas, lo que dificultó que legaran a tiempo a la pelea en la tribuna entre hinchas y jugadores uruguayos.
Algunos oficiales eran bilingües para poder comunicarse con la afluencia de fanáticos internacionales y esto también fue la razón de la demora, porque solo ellos podían intervenir en ese tipo de pleito.
- Imagen de portada tomada/EL Ámbito