Un proyecto liderado por la Universidad Nacional de La Plata y el Astillero Río Santiago utilizará tecnologías innovadoras para fabricar casas impresas en 3D en Argentina.
Este proyecto con esta tecnología sería el primero en América Latina.
Esta iniciativa busca ofrecer una solución al déficit habitacional, apostando por la practicidad, economía y calidad en la construcción de viviendas.
Para 2025, se espera tener en funcionamiento una impresora capaz de fabricar una vivienda completa de 60 metros cuadrados en aproximadamente 50 horas, incluyendo ambientes internos y otros segmentos necesarios.
Su impacto social
Las autoridades de la Universidad Nacional de La Plata destacan el potencial impacto social de este desarrollo, apuntando a la reducción de los tiempos exigidos por el Estado.
Con la posibilidad de desplegar decenas de impresoras similares, se estima en pocos días la capacidad de iniciar y completar la entrega de viviendas en los desarrollos urbanísticos locales.
Además, los equipos científicos de la UNLP están inmersos en la investigación sobre la mezcla de mortero cementicio que se utilizará en el proceso de impresión, asegurando la calidad y durabilidad de las viviendas fabricadas.
La colaboración entre la Universidad Nacional de La Plata, el Astillero Río Santiago y el apoyo del gobierno de la provincia de Buenos Aires, enfatiza la importancia de demostrar que la industria nacional puede estar a la altura de las necesidades del país.
Viviendas de gran calidad
La impresora 3D utilizada en el proyecto está diseñada por un pórtico montado sobre dos bogies, que se mueven sobre raíles en paralelo, con brazos articulados que se elevan para soportar la boquilla del extrusor encargado de verter la mezcla de cemento.
La consistencia adecuada del mortero es importante para evitar fallos durante el proceso de impresión.
Además, la base de hormigón sirve como plataforma para montar el prototipo del pórtico de impresión, sobre el que se desplaza el sistema de extrusión.
El desarrollo de viviendas a través impresión 3D presenta desafíos técnicos y logísticos, pero los responsables del proyecto afirman que no existen límites para su expansión.
Con la capacidad de producir en masa viviendas de alta calidad, el sistema ofrece la posibilidad de operar de forma autónoma.
Con un impacto potencialmente transformador en la industria de la construcción y en la satisfacción de las necesidades de vivienda de la población.
La impresión 3D se toma el mundo
Luca Stabile, director de Arup en Italia, con sede en Milán, dirigió un proyecto para construir la primera casa impresa en 3D de Europa como demostración para la Semana del Diseño de Milán en 2018.
La casa de una sola planta y 100 metros cuadrados, llamada 3D Housing 05, se construyó en hormigón utilizando un robot del especialista holandés en impresión 3D CyBe.
Como sucede con cualquier tecnología nueva, hubo un gran interés inicial que luego se fue apagando a medida que se evaluaba su rendimiento, dice Stabile.
Pero ahora ve que la impresión 3D está entrando en una nueva fase en la que comienza a tener aplicaciones prácticas en el mundo real.
“Estamos convencidos de que podemos ir más allá de los pabellones y los demostradores y que existe potencial para muchas más aplicaciones reales que en el pasado”, afirma.
Limitaciones y obstáculos
No hay duda de que existen obstáculos cuando se trata de una adopción más amplia de lo que todavía es una tecnología incipiente.
Algunas de estas limitaciones son de tipo tecnológico: actualmente, las impresoras de pórtico tienen limitaciones en cuanto a la altura que pueden alcanzar y, en el caso de Cobod, esta se sitúa en torno a los 9 m.
Sin embargo, Luca Stabile confía en que esto cambiará pronto y en que existe la tecnología necesaria para que sus impresoras puedan alcanzar alturas de hasta siete pisos.
La certificación, los entornos regulatorios y una mentalidad tradicional entre algunas personas dentro de la industria de la construcción podrían resultar más difíciles de resolver.
Stabile ve la certificación como un problema, pero añade que “la gente está interesada en involucrarse en la impresión 3D y eso es algo que se puede superar”.
Sin embargo, la regulación es más difícil. “Lo experimentamos en nuestro puente impreso en 3D. Conseguir que alguien lo aprobara por parte del gobierno fue un desafío mayor que diseñarlo y tal vez incluso construirlo, aunque eso tampoco fue una tarea fácil”.