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Tirarse pedos ayuda a disminuir la presión arterial y es bueno para la salud, según la ciencia

La flatulencia puede indicar un microbioma intestinal saludable y significa que las bacterias pueden descomponer fácilmente los alimentos en el estómago y los intestinos.

Una nueva investigación explosiva muestra que tirarse pedos podría desempeñar un papel en la regulación del cerebro, el comportamiento y el estado de ánimo.  

Aquellos de nosotros que somos lo suficientemente valientes como para admitir que tirarse pedos es muy gracioso, ya sabes que el potencial de risa de un eructo de trasero es muy alto y, por supuesto, reír nos hace felices. 

Así que tal vez todo esto suene un poco obvio, pero en realidad los científicos han descubierto que los gases que liberamos hacen mucho más que estimular nuestro sentido del humor.  

Estos gases pueden estar actuando como “gasotransmisores” que podrían tener un efecto regulador en el cerebro y el comportamiento. 

Cómo se producen los gases

Los gases que solemos liberar a menudo, casi nunca o nunca, según nuestro nivel de honestidad, son un subproducto de los miles de millones de bacterias que hay en nuestro intestino cuando producen enzimas y digieren los alimentos, entre otras cosas.

Al parecer, el ser humano medio produce hasta 1200 ml de gas al día, que generalmente se compone de nitrógeno, oxígeno, hidrógeno, metano, dióxido de carbono y sulfuro de hidrógeno.

Gran parte de este gas se libera, pero parte se transfiere al torrente sanguíneo, donde puede actuar como gasotransmisor

Las investigaciones revelan que los gasotransmisores tienen una doble función en el tracto intestinal. En primer lugar, actúan como fuente de energía para las bacterias que viven en el intestino, conocidas colectivamente como microbiota intestinal, pero en segundo lugar, también son responsables de regular el funcionamiento del cerebro, el sistema inmunológico y el sistema cardiovascular.

Por ejemplo, el óxido nítrico es producido por la microbiota intestinal, que una vez en el torrente sanguíneo actúa como neurotransmisor en el cerebro.

Los científicos han descubierto que los ratones con deficiencia de la enzima responsable de producir óxido nítrico muestran un aumento de la actividad motora y sexual, así como depresión a largo plazo. 

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El gas podría ayudar al diagnóstico de ciertos trastornos 

Las investigaciones también han revelado que los tipos de gasotransmisores producidos por una persona varían en función de su dieta, estilo de vida y la composición de sus bacterias intestinales.

Los investigadores esperan que futuras investigaciones puedan ayudar a desarrollar futuros métodos de tratamiento para personas que sufren trastornos neuropsiquiátricos como la depresión. 

“Parece factible, por ejemplo, intentar normalizar la cantidad de amoniaco con la ayuda de bacterias que se introducirán en el cuerpo de forma dirigida”, dijo el investigador principal, Alexander Oleskin, de la Universidad Estatal Lomonosov de Moscú. 

Reduce la ansiedad y el síndrome del intestino irritable 

El estudio anterior muestra que los gases producidos por nuestra microbiota intestinal tienen un efecto sobre nuestro bienestar mental y emocional. Esto se suma a la lista cada vez mayor de estudios que demuestran el estrecho vínculo entre el microbioma intestinal y el cerebro.  

Puede obtener más información sobre la conexión intestino-mente leyendo el artículo: Eje intestino-cerebro. Otro estudio sobre este tema, publicado recientemente en Neurogastroenterology & Motility Journal, revela que los fructooligosacáridos de cadena corta (scFOS) pueden tener un efecto beneficioso en los pacientes con SII y ansiedad.

El ensayo clínico observó los efectos de la suplementación dietética de scFOS frente a placebo en 79 pacientes con SII durante 4 semanas. El equipo de investigación monitoreó la microbiota fecal de los participantes durante el estudio y realizó preguntas sobre la calidad de vida después del período de prueba.

Los resultados revelaron que las puntuaciones de calidad de vida fueron significativamente más altas en el grupo de probióticos, en comparación con el placebo, así como una reducción significativa de los síntomas de ansiedad.

La microbiota fecal se alteró notablemente durante la suplementación con scFOS y los científicos teorizan que esto es la causa potencial del efecto beneficioso. 

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Se ha demostrado en ensayos clínicos que las bacterias probióticas como Bifidobacterium lactis HN019 ayudan a reducir la flatulencia, aliviando al mismo tiempo otros síntomas gastrointestinales como el estreñimiento, la regurgitación ácida y los movimientos intestinales irregulares en comparación con el placebo. 

Un suplemento probiótico de alta calidad y bien investigado puede ser una opción a considerar para las personas que sufren de flatulencia excesiva. 

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