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Expertos advierten: Colombia no estaría preparada para un terremoto similar al de Armenia en 1999

En un país como Colombia, donde la actividad sísmica es una constante debido a su ubicación en el Cinturón de Fuego del Pacífico, la preparación y prevención no son solo una opción, sino una necesidad imperante.

La reciente actividad sísmica en Colombia, incluyendo el temblor de magnitud 5.6 cerca de Cartago y un más fuerte de magnitud 6.4, ha vuelto a poner el foco en la vulnerabilidad sísmica del país y la importancia de la preparación ante estos desastres naturales. Estos eventos no solo han recordado a los colombianos la imprevisibilidad y el poder destructivo de los terremotos, sino que también han resaltado la necesidad de mejorar constantemente la preparación, respuesta y resiliencia frente a tales desastres.

El Terremoto del Eje Cafetero

El terremoto de Armenia en 1999, conocido como el Terremoto del Eje Cafetero, marcó un antes y un después en la percepción y gestión del riesgo sísmico en Colombia. Con una magnitud de 6.2, este desastre causó la pérdida de miles de vidas, dejó un número aún mayor de personas heridas y sin hogar, y devastó la infraestructura de una de las regiones más importantes del país. La tragedia expuso la vulnerabilidad de la infraestructura colombiana ante eventos sísmicos y subrayó la necesidad de políticas de construcción más estrictas, sistemas de alerta temprana y una preparación más efectiva en todos los niveles de la sociedad.

A pesar de los esfuerzos significativos desde el terremoto de Armenia, los recientes eventos sísmicos han demostrado que Colombia aún enfrenta desafíos importantes en su capacidad para manejar terremotos de gran magnitud. Colombia cuenta con una de las tasas más altas de desastres causados por amenazas naturales en la región de América Latina y el Caribe. Estos desastres, que incluyen no solo terremotos sino también inundaciones y deslizamientos de tierra, causan un promedio de 160 muertes y destruyen 2,800 casas cada año, afectando principalmente a los más pobres y vulnerables.

Iniciativas de prevención

El proyecto «Second Disaster Risk Management Development Policy Loan with a Catastrophe Deferred Drawdown Option (Cat DDO II)«, financiado por el Banco Mundial, es un ejemplo de los esfuerzos para fortalecer la resiliencia de Colombia frente a peligros naturales y riesgos climáticos. Este proyecto ha promovido la coordinación entre los niveles de gobierno y ha fortalecido el papel del Ministerio de Hacienda y Crédito Público en la gestión fiscal de los desastres. Sin embargo, la constante amenaza de terremotos y la experiencia de eventos recientes señalan que aún hay un camino significativo por recorrer.

La preparación individual, como tener iluminación de emergencia accesible en cada habitación, es también crucial. Este tipo de medidas pueden hacer una diferencia significativa durante y después de un terremoto, facilitando la evacuación y proporcionando recursos básicos en momentos críticos.

Un terremoto de gran magnitud en las principales ciudades de Colombia podría ser devastador. La densidad poblacional, la infraestructura antigua en muchas áreas, y la complejidad de los sistemas urbanos pueden aumentar significativamente el impacto de un terremoto. Por lo tanto, es vital que los esfuerzos de preparación y mitigación continúen y se fortalezcan, no solo a nivel gubernamental, sino también a nivel comunitario e individual.

En conclusión, la reciente actividad sísmica en Colombia es un recordatorio de la vulnerabilidad del país ante los terremotos y la importancia de la preparación y resiliencia. Aunque se han hecho progresos desde el terremoto de Armenia en 1999, los desafíos persisten, y la necesidad de una gestión integral del riesgo de desastres es más apremiante que nunca. La colaboración entre el gobierno, las comunidades y cada individuo es fundamental para construir una Colombia más segura y preparada ante la amenaza sísmica constante.

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