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Hay alerta en la NASA sobre la drástica caída de las reservas globales de agua dulce

Según los expertos, lo que más preocupa es que las perdidas no son renovables.

Ninguna persona puede vivir sin agua dulce. Se podría decir que es el recurso natural más importante que tenemos. 

Pero los últimos descubrimientos han hecho sonar las alarmas en todo el mundo y por ello los científicos están muy preocupados.

Lo anterior, debido a que los niveles de agua dulce que antes eran abundantes en el planeta, ahora corren un grave riesgo

Un grupo de científicos analizó datos de los satélites de la NASA y descubrió que los niveles totales de agua dulce de la Tierra experimentaron una caída repentina sin señales de recuperación desde entonces. 

Los investigadores proponen que este descenso podría indicar que los continentes de la Tierra han pasado a un estado cada vez más seco. 

Matthew Rodell hidrólogo del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA en Greenbelt, Maryland explicó lo gravedad del asunto a la opinión pública.

“La cantidad promedio de agua dulce almacenada en la tierra fue 290 millas cúbicas (1.200 kilómetros cúbicos) menor que los niveles promedio de 2002 a 2014”, dijo Rodell. 

El experto agregó que: “Eso es dos veces y media el volumen del lago Erie perdido”. 

La pérdida de agua mundial  

El equipo utilizó observaciones de los satélites Gravity Recovery and Climate Experiment (GRACE), un esfuerzo conjunto de la NASA y el Centro Aeroespacial Alemán, para identificar esta significativa disminución global del agua dulce. 

Los satélites GRACE, que estuvieron en funcionamiento entre 2002 y 2017, midieron mensualmente los cambios en la gravedad de la Tierra y revelaron los cambios en la masa de agua sobre la superficie y debajo de ella.  

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La misión fue reemplazada por los satélites GRACE–Follow On (GRACE–FO), que están en funcionamiento desde mayo de 2018. 

Estos satélites revelaron que la caída del agua dulce comenzó con una grave sequía en el norte y centro de Brasil, seguida rápidamente por grandes sequías en Australasia, América del Sur, América del Norte, Europa y África. 

Las temperaturas oceánicas más cálidas en el Pacífico tropical durante El Niño de 2014-2016, uno de los más intensos desde 1950. 

Lo anterior, desempeñó un papel fundamental en el cambio de las corrientes en chorro atmosféricas y la alteración de los patrones climáticos y de precipitaciones a nivel mundial. 

Los niveles de agua dulce no se recuperaron 

El hallazgo más preocupante se produjo después de que el fenómeno de El Niño se apaciguara: los niveles globales de agua dulce no se recuperaron.  

Rodell señaló que 13 de las 30 sequías más intensas del mundo observadas por GRACE ocurrieron desde enero de 2015. 

Este patrón plantea inquietudes sobre si el calentamiento global podría estar contribuyendo al agotamiento sostenido del agua dulce. 

“El aumento de las temperaturas aumenta tanto la evaporación del agua de la superficie hacia la atmósfera como la capacidad de retención de agua de la atmósfera, aumentando la frecuencia e intensidad de las condiciones de sequía”, dijo el meteorólogo de la NASA Michael Bosilovich. 

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La disminución y el calentamiento global  

La relación entre el calentamiento global y la pérdida de agua dulce se vuelve más clara cuando se considera el impacto del clima extremo . 

“El calentamiento global hace que la atmósfera retenga más vapor de agua, lo que resulta en precipitaciones más extremas”, explicó Bosilovich. 

Aunque los totales anuales de lluvia y nevadas pueden no cambiar significativamente, el tiempo entre estos eventos de precipitaciones intensas puede aumentar, causando que el suelo se seque y se compacte. 

“El problema cuando hay precipitaciones extremas es que el agua termina escurriéndose”, añadió Bosilovich, lo que significa que no se filtra en el suelo y no repone las reservas críticas de agua subterránea. 

Este círculo vicioso plantea amenazas importantes para la agricultura, las comunidades y la estabilidad mundial.  

Durante las sequías prolongadas, la presión sobre el suministro de agua obliga a las ciudades y las granjas a depender en gran medida de las aguas subterráneas, lo que crea un círculo vicioso de extracción insostenible. 

El agotamiento resultante afecta a los agricultores y a las comunidades, agravando la pobreza, los riesgos para la salud y los posibles conflictos. 

Un informe de las Naciones Unidas de 2024 sobre el estrés hídrico destaca que las personas que enfrentan una grave escasez de agua pueden recurrir a fuentes de agua contaminadas, lo que aumenta el riesgo de enfermedades y hambrunas. 

El futuro de nuestros recursos hídricos 

Aunque los científicos sospechan que el calentamiento global juega un papel importante en estos cambios, los vínculos definitivos siguen siendo complejos debido a las incertidumbres en las predicciones y los modelos climáticos. 

Susanna Werth, hidróloga y científica de teledetección de Virginia Tech, que no participó en el estudio, señaló:  

“Existen incertidumbres en las predicciones climáticas. Las mediciones y los modelos siempre contienen errores”. 

Esta complejidad resalta el desafío de pronosticar las tendencias futuras del agua dulce. 

La pregunta urgente sigue siendo: ¿se recuperarán los niveles globales de agua dulce, se estabilizarán o seguirán disminuyendo

Nueve de los años más cálidos de la historia coincidieron con esta pronunciada caída del agua dulce. “No creemos que sea una coincidencia, y podría ser un presagio de lo que está por venir”, dijo Rodell. 

Los datos resaltan la necesidad urgente de actuar y adoptar estrategias de adaptación mientras enfrentamos un futuro potencialmente más seco. 

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