Las dos principales empresas ferroviarias de carga de Canadá cerraron sus operaciones, según la gerencia de las dos compañías.
Esto dejó sin trabajo a 9.000 miembros del sindicato Teamsters que opera los trenes y asestando un golpe potencial a las economías de Canadá y Estados Unidos.
Casi un tercio de la carga manejada por los dos ferrocarriles, Canadian National (CN) y Canadian Pacific Kansas City Southern (CPKC), cruza la frontera entre Estados Unidos y Canadá.
Este cierre podría interrumpir las operaciones en varias industrias estadounidenses, incluidas la agricultura, la automotriz, la construcción de viviendas y la energía, dependiendo de cuánto dure el cierre.
Algunas plantas automotrices de Estados Unidos podrían cerrar temporalmente si no pueden fabricar motores, transmisiones o estampados en plantas canadienses.
Afectaciones
Los agricultores estadounidenses podrían encontrarse con escasez de fertilizantes y las plantas de tratamiento de agua estadounidenses cercanas a la frontera con Canadá podrían quedarse sin el cloro que utilizan para purificar el agua.
Esta es la primera vez que los dos principales ferrocarriles canadienses cierran al mismo tiempo debido a un conflicto laboral.
La acción del jueves es diferente a una huelga, en la que los miembros del sindicato se niegan a presentarse a trabajar.
En este caso, es la dirección la que les dice a los casi 9.000 Teamsters que no pueden trabajar.
El sindicato Teamsters dice que ha estado buscando un contrato con el que ambas partes puedan vivir, pero que las demandas de los ferrocarriles reducirían la cantidad de descanso y aumentarían los riesgos de seguridad.
Dura respuesta de las empresas
Las empresas afirmaron que la culpa de que no se haya podido llegar a un acuerdo antes de la fecha límite es del sindicato y pidieron al gobierno que intervenga y someta la disputa a arbitraje vinculante, algo que hasta ahora se ha negado a hacer.
Las cámaras de comercio de Estados Unidos y Canadá emitieron el martes una declaración conjunta pidiendo al gobierno canadiense que tome medidas para mantener los ferrocarriles en funcionamiento.
“La interrupción del servicio ferroviario sería devastadora para las empresas y familias canadienses y tendría un impacto significativo en la economía estadounidense”, dijo la Cámara.
El importante comercio bidireccional y las cadenas de suministro profundamente integradas entre los dos países significan que cualquier interrupción ferroviaria significativa pondrá en peligro los medios de vida de los trabajadores.
Posibles pérdidas económicas
Los economistas dicen que no hay suficiente capacidad en camiones disponibles para manejar la carga que normalmente transportan los ferrocarriles canadienses.
Un informe del martes de Anderson Economic Group, una firma de investigación de Michigan que tiene experiencia en estimar el impacto económico de los paros laborales, dijo que una huelga de tres días causaría 300 millones de dólares de daños económicos.
Mientras que una huelga de siete días traería pérdidas de más de 1.000 millones de dólares (1.400 millones de dólares canadienses).
Un cierre de sólo unos pocos días limitaría el impacto económico pero aún así causaría problemas, dijo Kristin Dziczek, asesora de políticas de la división de investigación, políticas y participación pública del Banco de la Reserva Federal de Chicago.
“Se necesitarán semanas para resolver los problemas causados por un cierre de incluso unos pocos días porque las cosas terminarán no donde se supone que deberían estar”, dijo Dziczek.
Desde las empresas
Debido al riesgo de un paro laboral, ambos ferrocarriles dejaron de recibir cargamentos de diversos materiales peligrosos la semana pasada para que esos artículos no se quedaran atascados en trenes que no pudieran ser entregados.
Eso ya está causando algunas perturbaciones, según John Drake, vicepresidente de transporte, infraestructura y política de la cadena de suministro de la Cámara de Comercio de Estados Unidos.
Los portavoces de los ferrocarriles dijeron que la dirección necesitaba seguir adelante con los planes de cierre porque no podían esperar a que el sindicato les declarara una huelga con solo 72 horas de aviso, como lo exige la ley canadiense.
Ante este panorama, los gobiernos de ambos países y en particular las ciudades fronterizas, están muy pendiente de los que pueda surgir al respecto debido a las afectaciones económicas y sociales que tiene esta parálisis.