Irse de vacaciones a la playa no es solo un capricho estacional. Numerosos estudios confirman que estas escapadas tienen efectos positivos sobre la salud mental. Uno de los más citados, realizado en 2023 por investigadores escandinavos, analizó a 174 personas que viajaron a un destino costero en África Occidental durante dos semanas.
Los resultados fueron claros: los niveles de malestar psicológico disminuyeron tras el viaje, y ese efecto se mantuvo incluso un mes después. El bienestar psicológico mejoró de forma significativa según el cuestionario clínico GHQ-12.
El sonido del mar, el ritmo lento del ambiente y la desconexión de la rutina contribuyen a ese efecto. Estar en contacto con el agua, la arena y el sol activa respuestas de relajación natural en el cuerpo.
Menos estrés, más años de vida
El estrés crónico daña la salud. Aumenta el cortisol, debilita el sistema inmunológico y está vinculado a problemas cardiovasculares. Las vacaciones en la playa ayudan a contrarrestar estos efectos.
Según la revista Journal of Travel Research, quienes toman vacaciones al menos una vez al año reportan menos ansiedad, mejor sueño y menos enfermedades.
Estudios citados por la Clínica Cleveland muestran que las vacaciones pueden reducir el riesgo de enfermedades del corazón hasta en un 30%. La playa, al ofrecer descanso, aire libre y recreación, potencia estos beneficios.
Viajar es una inversión en longevidad
Una investigación de la Universidad Edith Cowan en Australia revela que las personas mayores que viajan tienen mejores funciones cognitivas y físicas. Además, presentan más conexión social y menor riesgo de depresión.
Los viajes frecuentes están asociados con más actividad física, menos aislamiento y mayor estímulo mental. Todo esto favorece la longevidad.
Las vacaciones en la playa, al combinar todos estos elementos, resultan ser una de las formas más completas de autocuidado.
El efecto de la playa en el bienestar psicológico
La neurociencia explica parte del fenómeno. El color azul tiene un efecto calmante en el cerebro. El sonido de las olas, similar a una meditación guiada, disminuye la actividad del sistema simpático.
Caminar descalzo sobre la arena o nadar en el mar estimula los sentidos y genera una sensación de renovación. A esto se le conoce como “efecto vitamina mar”.
Quienes regresan de unas vacaciones en la playa reportan sentirse más serenos, con mejor humor y energía renovada.