Los avances tecnológicos no siempre nacen en grandes empresas o universidades. En 2014, Angelo Casimiro, un adolescente filipino de solo 15 años, desarrolló un prototipo funcional de zapatos que generan electricidad mientras caminas. El objetivo: ayudar a comunidades sin acceso estable a energía, permitiendo cargar celulares u otros dispositivos básicos con solo caminar.
El invento fue presentado en la Google Science Fair y rápidamente captó la atención de medios internacionales. Más de una década después, en pleno 2025, su historia volvió a ser viral, demostrando que las soluciones ingeniosas nunca pasan de moda.
Cómo funcionan los zapatos que generan electricidad
El principio detrás del invento es la piezoelectricidad. Casimiro instaló pequeños discos piezoeléctricos en la plantilla del zapato, ubicados en el talón. Cada paso genera presión sobre estos discos, lo que produce una pequeña corriente eléctrica que se almacena en una batería recargable. Desde allí, puede conectarse vía USB a dispositivos como linternas, cargadores portátiles o celulares.
Durante las pruebas, Casimiro logró generar suficiente energía como para cargar una batería de 400 mAh tras ocho horas continuas de caminata. Aunque no alcanza para cargar un smartphone moderno por completo, puede ser útil en situaciones de emergencia, especialmente en lugares donde no hay acceso a energía eléctrica.
Los zapatos que generan electricidad vuelven a ser tendencia en 2025
En 2025, el proyecto de Casimiro ha vuelto a circular con fuerza en redes sociales, blogs de ciencia y medios de tecnología. Su invención ha sido recuperada como ejemplo de tecnología accesible, sustentable y replicable en contextos con recursos limitados.
La viralización de esta historia no solo responde a la originalidad del proyecto, sino también a su enfoque social. Angelo nunca intentó patentar su diseño, sino que lo compartió abiertamente en plataformas educativas, publicando esquemas e instrucciones paso a paso para que otros pudieran replicarlo.
El futuro de la energía portátil
Los zapatos que generan electricidad se han convertido en un símbolo de cómo la innovación puede surgir desde lo cotidiano. En comunidades rurales, zonas afectadas por desastres naturales o lugares con infraestructura eléctrica deficiente, este tipo de soluciones pueden marcar la diferencia.
Si bien hasta ahora no se ha comercializado una versión oficial o masiva de su invento, su impacto sigue presente. Varias startups y laboratorios escolares han retomado el proyecto de Casimiro como punto de partida para desarrollar nuevos dispositivos de energía portátil, incluyendo mochilas solares, ropa con sensores y plantillas inteligentes.
En pleno 2025, la búsqueda de soluciones sustentables se ha vuelto una prioridad global. Los zapatos que generan electricidad no solo cargan un celular, también cargan de inspiración a quienes creen que la tecnología debe estar al servicio de todos.