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La propuesta del multimillonario Jeff Bezos para que las personas puedan vivir desde 300 hasta 500 años de vida

La participación de figuras como Sam Altman, creador de OpenAI, y Jeff Bezos en proyectos relacionados con la longevidad subraya la creciente relevancia de la biotecnología en la sociedad actual.

Un grupo de empresarios del mundo están girando recursos a una investigación para detener el envejecimiento biológico y extender la vida humana.

Entre ellos, está Jeff Bezos, fundador de Amazon, quien al parecer ha invertido 3.000 millones de dólares en Altos Labs, una startup que busca revolucionar la medicina regenerativa mediante la reprogramación celular.

La información se dio a conocer a través de el podcast ‘Sabiduría Cast’, conducido por Franchu Pardo, esta empresa cuenta con la colaboración de destacados científicos.

Uno de los invitados, fue el doctor Conrado Estol, quien explicó que “el envejecimiento celular estaría relacionado con la acumulación de desechos en las células y la disminución de procesos como la autofagocitosis, que permite eliminar células viejas”.

Estol dijo también que, “si los avances en reprogramación celular logran frenar el envejecimiento, las personas podrían vivir desde 300 a 500 años aproximadamente”.

La idea surge después de la pandemia del covid

En el verano de 2019, meses antes de que la palabra “coronavirus” entrara en el discurso cotidiano, Diljeet Gill estaba verificando los datos de su último experimento.

Estaba investigando qué sucede cuando las células cutáneas humanas viejas son “reprogramadas” –un proceso utilizado en laboratorios de todo el mundo para convertir células adultas (del corazón, el cerebro, los músculos y similares)– en células madre, el equivalente del cuerpo a una pizarra en blanco.

Gill, estudiante de doctorado en el Instituto Babraham, cerca de Cambridge, había detenido el proceso de reprogramación a mitad de camino para ver cómo respondían las células.

Seguro de sus hallazgos, se los presentó a su supervisor, Wolf Reik, una autoridad líder en epigenética.

Lo que mostró el trabajo de Gill fue sorprendente; la piel envejecida se había vuelto más joven, y por un margen no pequeño.

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Las pruebas demostraron que las células se comportaban como si fueran 25 años más jóvenes.

“Ese fue el momento realmente sorprendente para mí”, dice Reik. “Me caí de la silla tres veces”.

El respaldo

Desde entonces han sucedido muchas cosas. El verano pasado, Reik dimitió como director del Instituto Babraham para dirigir un nuevo instituto en el Reino Unido que está construyendo Altos Labs, una de las empresas emergentes más prósperas de la historia.

Con el respaldo de multimillonarios de Silicon Valley por valor de 3.000 millones de dólares (2.200 millones de libras esterlinas), Altos ha contratado a un equipo de científicos de ensueño, entre ellos Gill y numerosos premios Nobel.

Empezarán a trabajar en primavera en dos laboratorios de Estados Unidos y uno del Reino Unido, con una importante aportación de investigadores de Japón.

Su objetivo es rejuvenecer las células humanas, no con la vista puesta en la inmortalidad (como afirman algunos informes), sino para evitar las enfermedades de la vejez que nos llevan inexorablemente a la tumba.

Este es un campo al que le ha llegado su momento”, afirma la profesora Dame Linda Partridge del Instituto de Envejecimiento Saludable del University College de Londres.

“Creo que lo que hará Altos es acelerar enormemente el proceso de averiguar si va a dar resultados o no. Necesitamos ver algunas historias de éxito clínico”.

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Una experta

La profesora Janet Lord, directora del Instituto de Inflamación y Envejecimiento de la Universidad de Birmingham, también se muestra entusiasmada:

“No se trata de desarrollar al primer ser humano de 1.000 años de edad; se trata de garantizar que la vejez sea disfrutada y no soportada».

No es la primera vez que los multimillonarios de Silicon Valley han invertido su riqueza en el problema del envejecimiento.

Estudios al respecto

En 2013, Google lanzó Calico (la compañía de vida de California) con sus propias contrataciones de alto perfil.

Con mil millones de dólares para gastar, la empresa secreta comenzó a estudiar ratones, que tienen una vida media de seis años, y ratas topo desnudas, que, con una vida de 30 años, parecen haber cambiado la buena apariencia por la longevidad.

La empresa pretende mapear el proceso de envejecimiento y extender la esperanza de vida saludable, pero aún no ha producido ningún producto.

Pero esto no ha disminuido las expectativas de Silicon Valley. En un microcosmos moldeado por las grandes tecnológicas, el envejecimiento se presenta como un código que se puede hackear, y la muerte es simplemente un problema que hay que resolver.

Peter Thiel, cofundador de PayPal y analista de big data Palantir, ha invertido millones en investigaciones antienvejecimiento, en particular en la Methuselah Foundation, una organización sin fines de lucro que aspira a convertir a los “90 en los nuevos 50 para 2030”.

A medida que se apliquen potentes técnicas computacionales a la biología, Thiel ha afirmado que será posible “revertir todas las dolencias humanas de la misma manera que podemos arreglar los errores de un programa informático.

Con el tiempo, la muerte dejará de ser un misterio para convertirse en un problema solucionable”.

Alargar el camino a la muerte

Para resolver el problema de la muerte se necesitaría mucho más que poner fin al envejecimiento, pero los multimillonarios parecen menos interesados ​​en resolver la pobreza, la guerra, el hambre, la mortalidad infantil, la adicción a las drogas, etc.

Thiel, que espera vivir hasta los 120 años, es uno de los defensores más audaces de las terapias antienvejecimiento.

Una que le llamó la atención –aunque no está claro si la ha probado– proviene de una serie de experimentos macabros que descubrieron que los músculos, cerebros y órganos de ratones viejos se rejuvenecían parcialmente cuando compartían la sangre de un animal joven.

Los científicos todavía están tratando de establecer qué componentes de la sangre están detrás del efecto, con vistas a frenar la demencia y otras enfermedades relacionadas con la edad.

Pero eso no impidió que varias empresas estadounidenses ofrecieran transfusiones de sangre joven por miles de dólares, hasta que intervino la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos, advirtiendo a los consumidores que no había «ningún beneficio clínico demostrado«.

  • Imagen tomada/Agencia de Noticias EFE
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