El número de nacimientos aumentó el año pasado en España por primera vez en una década.
En 2024 hubo 322.034, lo que supone 1.378 bebés más que doce meses antes, según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
En 2024 el país logró romper, por segunda vez en 16 años, la tendencia de ver caer de forma constante la natalidad.
Esta tendencia comenzó en 2008 con el ‘shock’ desatado por la gran crisis económica y financiera, el consiguiente aumento de la penuria familiar y la ralentización durante años de la inmigración, que en algunos periodos incluso supuso más retornos a los países de origen que llegadas.
La anterior ruptura de la tendencia fue también de leve aumento, igual que la actual, y se produjo en 2014, cuando se produjeron casi 2.000 nacimientos más que un año antes.
El aporte de los migrantes
La ligera recuperación del número de nacimientos coincide con la llegada masiva de inmigrantes en los últimos dos años y medio, que ha sumado más de un millón de nuevos residentes al censo nacional desde finales de 2022.
Además, el repunte de las cifras hizo que España superara la barrera de los 49 millones de habitantes en las pasadas Navidades.
De hecho, la inmigración es el único factor demográfico que permite a España aumentar su población, ya que, pese al ligero repunte de la natalidad en 2024, la población natural (neta) del país (resultado de restar muertes a nacimientos) sigue siendo claramente negativa.
El año pasado murieron en España 439.146 personas, unas 3.000 más que un año antes y muchas más que el número de recién nacidos, lo que supone un descenso natural de la población española (sin tener en cuenta las migraciones) de 114.937 personas.
Las comunidades autónomas que más han aumentado sus nacimientos el año pasado han sido Cantabria (subida del 13,3%), Baleares (+5,7%) y una de las pocas zonas de España en las que cada año se registra un aumento de nacimientos, Madrid, con un incremento del 4,7%.
Por el contrario, donde más han caído los nacimientos han sido Galicia (bajada del 4,4%) y el País Vasco, con un descenso del 3,7%.
Los saldos naturales de población más negativos se dieron en Galicia, con un descenso vegetativo de población de 19.333 habitantes, en Castilla y León, con 16.385 defunciones más que nacimientos, y en Cataluña, con un descenso vegetativo de población de 13.668 personas.
El ascenso de las mamás mayores
Los datos del INE vuelven a poner de manifiesto una tendencia que se ha ido acentuando a medida que avanza el siglo, como es el constante retraso en la edad de ser madre, lo que contribuye también al descenso de los nacimientos y del número de hijos que una mujer decide tener.
Los registros del año pasado indican que ya más de una de cada diez mujeres da a luz a una edad de 40 o más años.
En 2024 nacieron 33.570 bebés de madres de esa edad, el 10,4% de todos los partos con éxito en España.
Es evidente que esta tendencia se acelera, ya que, si comparamos el número de hijos de españolas de 40 o más años el año pasado con el de hace una década, se produjeron 2.624 nacimientos más que en 2014, lo que supone un aumento del 8,5% de los nacimientos de madres de mayor edad.
A pesar de la tendencia a retrasar la edad de la maternidad, el grueso de los nacimientos en España, ocho de cada diez, sigue produciéndose entre mujeres de 25 a 39 años, aunque con un descenso de tres puntos y medio en la última década.
Las mujeres de 25 o menos años no suponen ni una de cada diez mujeres que dan a luz en España: representan el 9,6%, más o menos la misma proporción que hace diez años.
Por qué las españolas no quieren tener hijos
Según Alicia Kaufman, catedrática de Sociología de la Universidad de Alcalá de Henares, el síndrome de la cuna vacía está sustituyendo al del nido vacío. “Las mujeres tienen más libertad para elegir”, afirma.
Uno de los factores clave a la hora de decidir si tener hijos es el desarrollo profesional, principalmente porque, salvo algunas excepciones loables, las empresas castigan la maternidad.
A ello hay que sumar la movilidad laboral y la falta de apoyo estatal. Durante el franquismo, España tenía una de las tasas de natalidad más altas del mundo –la dictadura premiaba las familias numerosas– , pero a partir de 1976 se produjo un descenso masivo.
¿Por qué? Se legalizó la venta de anticonceptivos y las mujeres accedieron a la planificación familiar.
La idea del crecimiento laboral las alejas de ser mamá
Además, las mujeres se incorporaron masivamente al mercado laboral y los factores religiosos perdieron importancia.
Pero las que han decidido no tener hijos no se ven reflejadas en la sociedad.
“La mayoría de las mujeres de mi entorno tienen hijos”, afirma Laura Muñoz, de 47 años, que se muestra escéptica ante el “misticismo” que impregna a las mujeres que son madres a una edad avanzada. “Las que no los tienen es porque no han podido o no tienen pareja”.
Laura, trabajadora social que trabaja con menores, se queja de la falta de visibilidad de quienes deciden no ser madres.
“Yo ya me había decidido a los 30 años, pero la sociedad está diseñada para que todos seamos del mismo patrón”.
Al mismo tiempo, dice la trabajadora social, “la sociedad ha hecho que sea más fácil valorar nuestra libertad”.
Para ella, “hemos desarrollado una necesidad de estar más a gusto con nosotros mismos, de reorganizar nuestra lista de prioridades y de apreciar nuestra libertad que de tener hijos para hacerlos felices a ellos primeros”.