Marta Carsteanu‑Dombi tenía 35 años cuando un accidente de tránsito le provocó una lesión medular que paralizó sus extremidades inferiores. Cinco años después, se convirtió en la primera mujer con lesión medular que volvió a caminar gracias a un sistema pionero desarrollado por neurocientíficos en Suiza, que conecta su cerebro con la médula espinal.
Este avance ha marcado un hito en la medicina neurotecnológica, ya que no solo se basa en estimulación eléctrica, sino en una conexión directa entre los pensamientos de movimiento de la paciente y sus extremidades. La historia de Marta representa un paso real hacia la restauración de funciones motoras perdidas.
cómo funciona el puente digital entre el cerebro y la médula
El equipo liderado por Grégoire Courtine y Jocelyne Bloch, en la Escuela Politécnica Federal de Lausana, creó una interfaz neuronal bidireccional. Por un lado, implantaron sensores en la corteza motora del cerebro que captan la intención de moverse. Por el otro, instalaron un dispositivo en la médula que recibe esa señal y la convierte en impulsos eléctricos que activan los músculos.
Este sistema, completamente personalizado, permite a la paciente activar voluntariamente los movimientos al caminar. La tecnología médica empleada se adapta a los patrones cerebrales de cada persona y responde con una precisión temporal de apenas 300 milisegundos.
La rehabilitación de marta: ciencia, paciencia y voluntad
La rehabilitación fue larga y compleja. Marta fue seleccionada para el ensayo clínico en 2023. Tras la cirugía, comenzó un entrenamiento intensivo que combinaba fisioterapia con calibración tecnológica. Luego de varias semanas, logró dar sus primeros pasos dentro del laboratorio, con asistencia parcial.
Hoy, esta mujer con lesión medular que volvió a caminar de forma autónoma en espacios controlados. Aunque aún requiere asistencia en exteriores, su movilidad voluntaria ha mejorado notablemente, devolviéndole autonomía y esperanza.
Estimulación cerebral y espinal: el corazón del avance
A diferencia de tecnologías previas como los exoesqueletos robóticos, que dependen de comandos externos, esta innovación se basa en la interpretación directa del pensamiento. La estimulación cerebral recoge las intenciones del paciente; la estimulación espinal, por su parte, ejecuta esos impulsos activando zonas específicas de la médula.
Lo revolucionario es que esta sincronización ocurre de forma continua, gracias a algoritmos que ajustan la intensidad de la estimulación eléctrica en tiempo real. Los resultados hasta ahora muestran una mejora significativa en el control motor y la calidad de vida.
Antecedentes tecnológicos: del exoesqueleto robótico a la neuroestimulación epidural
Este desarrollo no surge de la nada. Durante los últimos años, distintos grupos han avanzado en soluciones como el exoesqueleto robótico Ekso o ReWalk, que permiten caminar mediante sensores externos. También se ha experimentado con neuroestimulación epidural, que reactiva zonas de la médula dañada.
Sin embargo, ninguno de estos métodos había logrado una conexión directa entre el pensamiento y el movimiento. Esta es la primera vez que una paciente humana con lesión severa logra volver a caminar mediante un “puente digital” entre su cerebro y su columna.
Lo que viene: ensayos, accesibilidad y desafíos éticos
Aunque el avance es prometedor, el tratamiento aún se encuentra en fase experimental. El costo, la infraestructura médica y la selección de candidatos son factores que limitan su disponibilidad inmediata. Además, se abren interrogantes éticos sobre el uso de interfaces cerebro-máquina en la medicina futura.
El equipo suizo ya anunció una segunda fase de ensayos con más pacientes y mejoras en la miniaturización de los dispositivos. El objetivo es hacer que esta tecnología esté disponible para miles de personas que, como Marta, han vivido años en una silla de ruedas.
Un nuevo horizonte para las personas con lesión medular
Según la OMS, entre 250.000 y 500.000 personas sufren cada año lesiones medulares. Muchas de ellas pierden para siempre la capacidad de caminar. La historia de Marta abre una nueva posibilidad clínica: que un daño neurológico no sea sinónimo de una condena definitiva.
Esta mujer con lesión medular que vuelve a caminar se convierte en símbolo de lo que la ciencia puede lograr cuando se combina innovación, tecnología y empatía. El futuro de la rehabilitación neurológica está cambiando, y millones podrían beneficiarse.