Muy pronto los ciudadanos de Nueva York y de Londres, podrían conectarse a tan solo 54 minutos a través de una línea de tren.
Aunque esto podría parecer algo sacado de las páginas de ciencia ficción, esto es exactamente lo que se propone con la construcción de un túnel transatlántico.
Este concepto respaldado por Elon Musk podría permitir a los viajeros completar el viaje de 3.400 millas (5.470 kilómetros) en menos tiempo que el viaje diario al trabajo de muchas personas dentro de la ciudad.
Pero esa comodidad tiene un coste serio, cuyo precio estimado alcanza los 19 billones de dólares (15 billones de libras esterlinas), más de cinco veces más que el producto interno bruto total del Reino Unido.
El anuncio del magnate
Recientemente Musk reavivó el interés en la idea al afirmar que su empresa de excavación de túneles, The Boring Company, podría completarla por “1.000 veces menos dinero”.
Aunque parezca descabellado, la tecnología básica necesaria para construir el túnel ya está desarrollada.
Utilizando tubos de vacío y trenes que levitan magnéticamente, la fricción podría reducirse casi a cero.
Esto podría permitir alcanzar velocidades máximas asombrosas que superen los 4.800 km/h (3.000 mph) combinadas con un andar tan suave que no derramarías tu café.
Una idea de vieja data
Aunque el concepto es futurista, la primera propuesta para un túnel que conectara Gran Bretaña y Estados Unidos apareció por primera vez en un cuento de 1895 de Michel Verne, hijo del autor de ciencia ficción Julio Verne, titulado “Un Express de l’avenir” (Un expreso del futuro).
En 1913, el autor alemán Bernhard Kellerman escribió una novela, ‘Der Tunnel’ (El túnel), que formó la base de la película en inglés llamada ‘Transatlantic Tunnel’ de 1935.
Más recientemente, el ingeniero Robert H Goddard, a quien se le atribuye la invención del primer cohete propulsado por líquido, recibió dos patentes por sus diseños de túneles a principios del siglo XX.
Sin embargo, sólo recientemente una combinación de dos tecnologías ha acercado el Túnel Transatlántico a la realidad.
Los tipos de trenes
La primera es la creación de trenes de levitación magnética (maglev), que utilizan potentes electroimanes para elevar el tren por encima de las vías.
Al eliminar los puntos de contacto entre el tren y la vía, se reduce enormemente la fricción que frena el vehículo y aumenta la velocidad máxima posible.
Esta tecnología no sólo es real sino que se utiliza ampliamente en países como Japón, Alemania y China.
En última instancia, China quiere construir una vasta red de trenes maglev en todo el país, que recorrerían más de 621 millas (1.000 kilómetros) para pasajeros .
Esto supone alcanzar la velocidad de un avión Boeing 737 a una altitud de crucero, que es de 560 millas por hora (901 km/h).
China ya cuenta con dos líneas de trenes de levitación magnética (Maglev de Changsha y Maglev de Shanghai), pero éstas sólo alcanzan velocidades de 101 km/h (62 mph) y 431 km/h (268 mph), respectivamente.
Para alcanzar velocidades cercanas a las de los aviones comerciales, los trenes maglev deben combinarse con túneles de vacío.
Cómo lograrán las altas velocidades
Esta segunda innovación propone que en lugar de tener vías ferroviarias al aire libre, podrían construirse en estructuras cerradas especialmente diseñadas.
Al bombear el aire fuera de estos túneles, este diseño de “hiperbucle” podría eliminar casi por completo la fricción causada por la resistencia del aire.
En teoría, eso podría permitir que los trenes hyperloop alcancen velocidades máximas muy superiores a las 600 millas por hora.
Elon Musk ha sido un gran defensor de la tecnología y ha argumentado que se podría construir un túnel hyperloop entre San Francisco y Los Ángeles.
Aunque la tecnología está apenas en sus inicios, ya se han producido numerosos avances prometedores.
Musk ya tendría experiencia
En 2019, una competencia patrocinada por SpaceX de Musk condujo a la creación de un prototipo de hyperloop a pequeña escala capaz de alcanzar 288 millas por hora (463,5 kmph) .
Asimismo, en 2024 el Centro Europeo Hyperloop logró poner en funcionamiento un vehículo de pruebas de tamaño real a velocidades equivalentes a las de un tren medio del metro.
Mientras tanto, en octubre del año pasado, China completó las pruebas de su tren T-Flight en una vía de bajo vacío de 1,24 millas de largo (2 km) , alcanzando una velocidad máxima de 387 millas por hora (622 kmph).
En teoría, esta misma tecnología podría utilizarse para transportar viajeros en túneles de vacío desde Londres hasta Nueva York.
Sin embargo, incluso si los trenes pudieran alcanzar las velocidades requeridas, el mayor obstáculo sería la construcción del propio túnel.
Con 5.470 kilómetros de longitud, la ruta de Nueva York a Londres eclipsa al Túnel del Canal de la Mancha, que conecta el Reino Unido y Francia.
Sin embargo, ese túnel de 37,7 kilómetros costó 4.650 millones de libras (el equivalente a unos 12.000 millones de libras actuales) y tardó más de seis años en completarse.