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Petro y Uribe fueron los muñecos de Año Viejo más quemados en Colombia este fin de año.

Los Muñecos de Año Viejo en Colombia: Una Tradición de Transformación y Crítica Social

En Colombia, la llegada del Año Nuevo se celebra con una tradición única y simbólica: la quema de los muñecos de Año Viejo.

Esta costumbre, impregnada de humor y simbolismo, involucra la creación de figuras que representan personajes famosos, políticos del momento, o simplemente aspectos negativos que la población desea dejar atrás. Las calles de ciudades como Cali, Bogotá, Barranquilla, Cúcuta, Bucaramanga o Medellín se llenan de estos muñecos, elaborados con gran creatividad y detalle, a menudo alcanzando varios metros de altura.

El comentario político y social es un ingrediente esencial en la construcción de estos muñecos. Se convierten en una especie de sátira de los acontecimientos del año, incorporando presidentes, congresistas, alcaldes y una amplia gama de personajes públicos.

Estos muñecos son consumidos por las llamas bajo la atenta mirada de la comunidad, en un acto que combina crítica con el deseo colectivo de renovación En el fin de año 2023, las figuras del presidente Gustavo Petro Urrego y de la vicepresidenta Francia Márquez fueron especialmente populares.

Estos muñecos, representando figuras políticas clave, se convirtieron en símbolos poderosos para ser quemados el 31 de diciembre, reflejando el ánimo y las preocupaciones de la población colombiana Además, otras figuras como el exsenador y expresidente Álvaro Uribe Vélez, cargando a su pupilo, el expresidente Iván Duque, también estuvieron presentes, junto con representaciones del líder del régimen venezolano, Nicolás Maduro, destacando la influencia de la situación política regional

El origen de esta tradición en Colombia se remonta a influencias europeas y prácticas similares en Ecuador, particularmente entre la gente de Otavalo, quienes quemaban muñecos en diferentes fiestas de solsticio. Los primeros años viejos se quemaron en el siglo XIX y formaban parte de una celebración católica que duraba del 28 de diciembre al 6 de enero. En esas fechas, era común ver a las personas con máscaras y disfraces en las calles, y el 31 de diciembre, un grupo de personas enmascaradas y vestidas de blanco sacaban a las calles muñecos de trapo enormes que representaban a ancianos borrachos para quemarlosEsta tradición, que se ha mantenido y evolucionado en Colombia, refleja no solo una forma de despedir el año viejo y sus aflicciones, sino también una manera de expresar crítica social y política de forma simbólica y colectiva. Los muñecos de Año Viejo se han convertido en un elemento central de las festividades de fin de año, permitiendo a la población reflejar sus pensamientos y sentimientos acerca de los eventos y figuras públicas del año que termina.

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