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Por estas razones nos fascinan las teorías del fin del mundo

Lo cierto, es que el apocalipsis, la desaparición de la humanidad, es uno de los grandes temas del cine.

En 2020 el planeta sufrió la pandemia del covid-19, según los datos brindados por el Statista, alrededor de 6,3 millones de personas fallecieron a escala mundial hasta el 12 de junio del 2022.

Pero no importa si la humanidad logra soportar otra pandemia o una guerra nuclear ya que a las personas les espera un fin inevitable por culpa del Sol.

Como esta y miles de teorías del fin del mundo, parecen llamar la atención y gustarles a muchos por el morbo de cómo sería un fin del planeta tierra.

Lo cierto, es que el apocalipsis, la desaparición de la humanidad, es uno de los grandes temas del cine.

Ya sean asteroides, catástrofes climáticas, extraterrestres, conspiraciones industriales… enfrentarnos a la total aniquilación -ya sea planetaria o regional- es algo rutinario para la industria cinematográfica.

Para la muestra un botón: en los últimos años hemos podido ver que gran cantidad de películas han incorporado el apocalipsis como, La quinta ola, Batman vs Superman: el amanecer de la justicia, entre otras.

Esta pasión por el fin de los tiempos lo encontramos a lo largo de toda la historia de la Humanidad.

La Epopeya de Gilgamesh, la obra literaria más antigua conocida y escrita en tablillas de arcilla hacia el 2000 a.C., narra un apocalipsis.

De los mayas a Nostradamus

El año 2020 sin duda alguna fue uno de los momentos en que más se revivieron las teorías del fin mundo dada la pandemia del covid-19.

Pero, lejos de ser una simple coincidencia dadas las circunstancias en las que se veía sumido el planeta, Nostradamus advirtió que el 28 de junio del 2020 podría ser un día clave para la Tierra.

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¿El motivo? La alineación de Saturno, Urano y Neptuno. El adivino más famoso de la historia logró predecir cientos de profecías hace más de 500 años, así que la que respecta a 2020 fue considerada por un amplio sector de la población como cierta.

Si ya había quienes se alarmaron ante tal anuncio -sin base científica, recordemos-, el mundo volvió a estar patas arriba cuando una nueva teoría adelantaba la fecha del fin de nuestros días.

En este caso, la hipótesis venía avalada por Paolo Tagaloguin, un científico norteamericano que percibió un error de cálculo al pasar del calendario maya al gregoriano -el que usamos en la actualidad-.

Se dejaron de sumar 11 días por año y multiplicado por los 268 que llevamos utilizando el modelo actual, daba como resultado una pseudorealidad que alguno defendió con dudosos argumentos.

Lo que conocimos como 21 de diciembre de 2012, día en el que se fechaba el fin del mundo, con los cálculos correctos equivaldría al 21 de junio de 2020. Es decir, una semana antes de lo estipulado por Nostradamus.

¿Por qué creemos tanto en el fin del mundo?

Rocío López Gómez es psicóloga experta en psicooncología, cuidados paliativos y duelo.

Su trabajo directo con pacientes oncológicos le permite estar en contacto diario con la muerte, por lo que conoce a la perfección las emociones que emanan cuando creemos estar ante nuestros últimos días.

«Hoy en día, en nuestra sociedad la muerte se vive como un tabú. Se enseña a la gente a negar la muerte, a creer que significa solo pérdida”, explica López.

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Agrega la mujer que, “esto a su vez produce dos procesos: por un lado, el miedo y por otro la falta de apreciación de la vida. Queremos negar la muerte hasta que estamos a punto de morir».

La psicóloga, dijo también que, «es normal que todo lo que no conocemos nos produzca incertidumbre y miedo”.

Pero explica que, “si van acompañadas de una educación basada tanto en la expresión emocional como en la normalización de la muerte, evidentemente estos sentimientos se van reduciendo”.

Dijo que por su experiencia personal, la forma en la que nos enfrentamos a la muerte es con temor, sufrimiento y desesperanza.

“Curiosamente, he podido observar que estas emociones están más presentes al inicio de cualquier diagnóstico, cuando la salud aún no se ha visto mermada y comenzamos a pensar en todo aquello que podemos perder”.

Hay estudios que revelan la importancia de la espiritualidad en estas fases finales.

“Y con espiritualidad no me refiero únicamente a las creencias religiosas, sino a cualquier tipo de creencia que nos haga estar en paz con nosotros mismos», indica.

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