En una nueva producción con claras ambiciones cinematográficas, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, mostró el domingo pasado otro video desde su megaprisión, el Centro de Internamiento del Terrorismo (CECOT).
Para este video, se enfocaron nuevamente en mostrar de lo mismmo, decenas de policías someten a varios hombres atados de pies y manos.
A estos, los subieron a vehículos blindados y a otros a autobuses, y los trasladan al centro penitenciario.
En ese lugar, otros funcionarios les rapan la cabeza y los visten con ropas blancas de prisión.
En esta ocasión, los nuevos reclusos no son solo pandilleros de la Mara Salvatrucha 13 y Barrio 18.
Los grupos criminales para los que se construyó originalmente la prisión, sino también presuntos miembros de la pandilla venezolana Tren de Aragua. Y todos estos últimos individuos fueron deportados desde Estados Unidos.
El vuelo, que llegó a El Salvador la noche del sábado con 261 personas a bordo, es el primero de un acuerdo negociado por Bukele y Trump.
Lo que se conoce sobre el acuerdo
La única información pública disponible hasta el cierre de esta nota, es que el presidente salvadoreño ofreció convertir el CECOT en una extensión del sistema penitenciario estadounidense.
Lo anterior, dice la prensa salvadoreña, a cambio de un pago de 20.000 dólares por persona al año.
El acuerdo ha sido duramente criticado en ambos países. En EEUU, horas antes del aterrizaje, un juez ordenó al gobierno detener la operación y el regreso de los aviones en vuelo, algo que no ocurrió.
La administración Trump respondió que la notificación había llegado cuando los aviones ya sobrevolaban aguas internacionales.
El debate sobre si Trump desacató una orden judicial federal continúa y podría llegar a la Corte Suprema.
Mientras tanto, en El Salvador, expertos cuestionan bajo qué proceso legal serán detenidos los deportados en una prisión de máxima seguridad.
La dura medida de Trump, podría traerle problemas a futuro
Para enviar a las 261 personas al CECOT, Trump invocó la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798.
Una legislación en desuso desde la Segunda Guerra Mundial según recalcana varios abogados del país del norte.
Según algunos analistas, esto podría constituir una grave violación de los derechos humanos.
Esto, debido a que los deportados fueron enviados directamente a una prisión de máxima seguridad sin juicio.
Un portavoz de la Casa Blanca informó que, de los 238 venezolanos que viajaban en el avión, 137 fueron detenidos bajo la Ley de Enemigos Extranjeros.
Mientras que los otros 101 fueron deportados bajo la ley de inmigración regular.
Lo que significa que simplemente se les acusa de ingresar a Estados Unidos sin documentos legales.
Qué gana Bukele en todo esto
Según el propio presidente salvadoreño, el gobierno recibirá alrededor de 6 millones de dólares al año solo con el primer envío de deportados.
Sin embargo, esta cifra es inferior a los 200 millones de dólares anuales que cuesta mantener el sistema penitenciario, según declaró el propio Bukele.
“Estados Unidos pagará una tarifa muy baja por ellos, pero una tarifa alta por nosotros“, escribió el presidente en su cuenta X.
“Con el tiempo, estas acciones, sumadas a la producción que ya generan los más de 40.000 reclusos que participan en diversos talleres y programas de trabajo del programa Ocio Cero, contribuirán a la autosostenibilidad de nuestro sistema penitenciario”, añadió.
Para algunos analistas, las ganancias del presidente salvadoreño van más allá del dinero, así lo explica Juan Pappier, subdirector de la División de las Américas de Human Rights Watch (HRW):
“Bukele gana al menos cuatro cosas: dinero público, el favor de la administración Trump, la validación de su modelo carcelario y me temo que también está tratando de ganar el silencio de los líderes de la MS-13”.
Entre los deportados
Entre los hombres deportados el sábado, Estados Unidos incluía a 23 miembros de la MS-13 buscados por la justicia salvadoreña, entre ellos dos líderes de pandillas.
Uno de ellos es César Humberto López Lario, alias “Greñas de Stoners”, miembro de la Ranfla Nacional, el alto mando de la estructura criminal.
Hasta hace unos días, este pandillero enfrentaba un juicio en un tribunal del este de Nueva York.
Asimismo, fue mencionado en un caso en el que las autoridades estadounidenses investigan las negociaciones del gobierno de Bukele con las pandillas.
Algunos expertos sugieren que el presidente busca traer de regreso a los líderes de las pandillas desde Estados Unidos.
Esto sería para evitar que declaren ante el tribunal sobre sus presuntos pactos secretos.
Ser el nuevo mejor amigo de Trump
Luis Enrique Amaya, consultor y experto en seguridad en El Salvador, cree que, además de dinero, el presidente también busca influir en la administración Trump y mantener su imagen de modelo a seguir.
“Quiere venderse al mundo como un país con un sistema penitenciario realmente estricto y riguroso; eso le beneficia mucho más que el dinero”, afirma.
Por ahora, el primer reto que enfrenta el acuerdo entre ambos presidentes es si podrá sostenerse.
Si Estados Unidos puede seguir acelerando las deportaciones bajo la Ley de Enemigos Extranjeros, algo que hasta ahora un juez ha bloqueado; y si El Salvador puede seguir recibiéndolos sin que ninguna legislación vigente lo permita.
- Imagen de porada tomada/EPA – EFE