Este viernes 15 de septiembre el mundo del arte se estremeció luego de conocer la muerte del maestro Fernando Botero a sus 91 años en Mónaco.
El famoso escultor, falleció tras una neumonía que lo tuvo varios días hospitalizado, pero que el pintor decidió reposarse en casa para sentirse más tranquilo, según infirmaron medios locales.
El colombiano le dice a dios a este mundo cinco meses después de que su esposa la también artista Sophia Vari, haya partido de este mundo tras su lucha contra el cáncer.
El trabajo del antioqueño recorrió todos los países con precios de más de 3 millones de dólares en ciudades como Madrid, París, Roma, New York, entre otras.
Su estética es tan particular que es parte del imaginario colectivo más allá del mundo del arte, explican algunos conocedores en tertulias sobre este tema en varios medios de comunicación.
Sobre Botero
Fernando Botero, nació en la ciudad de Medellín, Colombia, el 19 de abril de 1932 en la que también fue cuna de su talento y en la que logró catapultarse a nivel local y nacional con sus donaciones a museos y muestras gratis.
Su padre, David, era un comerciante venido del campo que murió a los 40 años. Su madre, Flora Angulo, murió en 1972.
Para los próximos días, el Museo de Antioquia dedicará parte de su colección a propios y turistas que a diario visitan este maravilloso lugar en el que podrás conocer gran parte de la historia de este territorio y un poco sobre el resto del país.
Cuentan sus biografías y así lo ratificaba él cuando iba a las entrevistas con periodistas locales, que a sus 12 años estuvo en una escuela de toreros en su ciudad natal y que marcaría el inicio de su carrera como artista.
Era tan talentoso Botero, que a los 16 años vendió su primera obra que estaba inspirada en la tauromaquia, lo cual significó un impulso personal para él y de lo que sería en los próximos años en su vida profesional.
Crítico del nacionalismo
Para los años de 1950 Botero llegó a la capital colombiana y empezó a unirse con las personas involucradas en su gremio que tenían un espíritu centralista y menospreciaban al resto del país por ni ser como ellos.
Hizo dos exposiciones, un mural importante se ganó un premio y así logró recursos para trasladarse a Madrid y luego a París.
Al final de la década en mención, Fernando volvió al país suramericano contrajo nupcias con Gloria Zea y con ella se marchó a México para vivir su vida de casados.
En este país norteamericano pudo ampliar su conocimiento en relación al concepto muralista que proponían los mexicanos y la mirada del arte de los europeos.
Este talentoso colombiano, empezó a trabajar en un concepto de pintura llamado naturalezas muertas y los volúmenes expandidos con colores muy vivos que lo volvió un icono y su nombre empezó a resonar en las galerías de artes del mundo.
Las duras críticas en el camino a la cima
Para los años 70, Botero empezó a recrear sus enormes lienzos que captan siempre la atención en sus exhibiciones de artes que para los 80 tuvieron un cambio al empezar a plasmar a las familias presidenciales en sus pinturas.
«Y ahí empieza, digamos, una especie de declive entre el gremio», según algunos expertos y conocedores de su biografía.
Lo que explican es que no se veía muy bien un acercamiento del artista con las elites y también se podría decir que era parte de ese sentimiento de envidia, ya que muchos que lo cuestionaron seguramente querían estar en sus zapatos para ganar lo que este ganaba.
Pero todo esto sirvió para que Botero llegara a las grandes urbes del mundo y empezara a mostrar un poco de lo que ya había hecho en el pasado.
- Imagen de portada tomada/ Mundo Toro