Un bochornoso momento vivió Cilia Flores, esposa del presidente de Venezuela Nicolás Maduro, en momentos en que ofrecía un discurso este 1 de mayo, en conmemoración del Día del Trabajador.
Se trata de un evento que era transmitido en la cadena de radio y televisión, la llamada “Primera combatiente” de Venezuela’.
En las imágenes se aprecia que, de un momento a otro, a Flores su prótesis dental le hizo pasar un mal momento cuando casi se le sale por completo de la boca.
En el clip se le ve cuando a la mujer se le intentó caer, pero en una rápida reacción logró atraparla sin dejarla salir de su boca por completo.
El momento no pasó desapercibido y en redes sociales se volvió viral en cuestión de minutos.
Todo ocurrió en instantes en que la esposa de Maduro se encontraba elogiando las supuestas políticas económicas implementadas por el Maduro.
de las que, según ella, están “diseñadas para mejorar el bienestar social de la población venezolana”.
Tras lo ocurrido, Flores reaccionó inmediatamente diciendo que se “estaba comiendo un chicle”.
Sigue creciendo la represión contra la oposición
El predecesor de Maduro, Hugo Chávez, fue un presidente enormemente popular.
Y es que mientras estuvo en el cargo, dirigió un movimiento social y político llamado “Revolución Bolivariana”, cuyo objetivo era abordar las desigualdades sociales, económicas y políticas.
Esto a través de una serie de reformas progresistas financiadas por la vasta riqueza petrolera de Venezuela.
Luego, en 2013, Chávez murió y Maduro (que entonces era vicepresidente) llegó al poder tras ganar por estrecho margen una elección especial.
Inicialmente, Maduro disfrutó de la simpatía y el apoyo de muchos venezolanos leales a Chávez y sus ideales socialistas.
Pero desde que asumió el cargo, Maduro ha presidido una serie de crisis económicas.
La hiperinflación, la escasez de bienes básicos y una profunda recesión lo han hecho cada vez más impopular.
Al tiempo que la economía de Venezuela se ha contraído aproximadamente un 70% bajo su administración.
Consolidando el poder
La última vez que los venezolanos acudieron a las urnas fue en 2018. La contienda estuvo al parecer amañada, porque muchos países vecinos calificaron el proceso de ilegítima.
Dos de los candidatos de la oposición más populares fueron descalificados o se les prohibió postularse, y Maduro ganó la contienda en medio de acusaciones de presunto fraude electoral y otras supuestas irregularidades.
Muchos venezolanos se han desilusionado con Maduro y han salido a las calles para expresar su ira contra el actual Gobierno.
Pero el descontento generalizado y las protestas sólo han alimentado más la inseguridad, criminalidad, pobreza y malestar social.
Ahora que carece de apoyo dentro del movimiento político chavista y del ejército venezolano, Maduro ha recurrido a grupos criminales para promover un estado donde los grupos armados ilegales actúan al servicio del gobierno.
Maduro ha consolidado su poder utilizando las instituciones estatales para silenciar a sus críticos, al mismo tiempo que comete abusos contra los derechos humanos y se beneficia de la corrupción.
Ha sido acusado de cometer crímenes contra la humanidad, incluidas torturas, secuestros y ejecuciones extrajudiciales.
Según Amnistía Internacional, entre 240 y 310 personas siguen detenidas arbitrariamente por motivos políticos.
Silenciar la disidencia
El 9 de febrero, la destacada abogada y experta militar Rocío San Miguel fue arrestada en Caracas antes de que varios miembros de su familia desaparecieran.
Ella compareció en una audiencia cuatro días después acusada de “traición, conspiración y terrorismo” por su presunto papel en un supuesto complot para asesinar a Maduro.
Su arresto desató una ola de críticas tanto dentro como fuera de Venezuela, incluido el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
Posteriormente se ordenó a su oficina en Caracas que suspendiera sus operaciones con el argumento de que promovía la oposición al país.
Al tiempo que se ordenó al personal que abandonara el país en un plazo de 72 horas. No está claro si San Miguel permanece en prisión.
Otro caso
En marzo, Ronald Ojeda, un exteniente del ejército venezolano de 32 años, fue encontrado muerto en Chile diez días después de su desaparición.
Había protestado contra el gobierno de Maduro en las redes sociales vistiendo una camiseta con la palabra “libertad” escrita en el cuello y rejas de prisión dibujadas en el mapa de Venezuela.
Su cuerpo fue encontrado en una maleta bajo un metro de cemento. Los fiscales chilenos anunciaron más tarde que su secuestro y asesinato fueron obra de El Tren de Aragua, una de las organizaciones criminales más poderosas de Venezuela.
Lo cierto, es que la represión de la sociedad civil plantea un dilema para la administración Biden.
En octubre de 2023, Maduro consiguió un levantamiento parcial de las sanciones económicas estadounidenses a cambio del compromiso de celebrar elecciones presidenciales “libres y justas”, además de reformas políticas y la liberación de presos políticos.
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