Tener un artículo de diseñador dentro de nuestro armario puede ser el sueño de muchas personas amantes de la moda, el lujo y la exclusividad.
Sin embargo, los excesivos precios de estas piezas hacen que tener un bolso, una cartera o cualquier prenda de diseñador, sea algo fuera del alcance de muchas personas.
De allí la razón de la reputación de lujo y exclusividad que grandes marcas como Hermes, Louis Vuitton, Christian Dios, Versace, Fendi, Prada, Gucci, entre muchas otras, han construido a lo largo de los años.
Pero que lastimosamente debido al auge de las imitaciones de sus productos que cada vez crece más, parece que el lujo y las exclusividad que venden estas grandes marcas ha empezado a peligrar.
Hacer lujo accesible con la imitación de los artículos de diseñador, la gran promesa de los famosos “superfakes”
Tan solo una pequeña parte de la población en el mundo, puede darse el lujo de pagar elevadas sumas de dinero por poseer artículos de diseñador.
Es por eso que hace varios años, surgió la idea de hacer el lujo accesible con la imitación de artículos de diseñador.
Que personas del común pudieran pagar por cifras más moderadas y seguir sintiendo que tenían una prenda exclusiva en sus manos.
La problemática que ha desatado la imitación de los artículos de diseñador, también conocidos como “superfakes”.
Radica principalmente que ahora han perfeccionado tanto la manufactura de estas réplicas, que se está haciendo prácticamente imposible distinguir las imitaciones de los artículos originales.
Por lo que el verdadero desafío, es la dificultad de distinguir entre los “superfakes” de los productos auténticos.
Estos artículos de imitación, han perfeccionado sus estándares de alta calidad, que pueden parecerse tanto a los originales. Que incluso expertos en autenticidad de las grandes marcas tienen dificultades para diferenciarlos.
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Además, por cuenta de esto, en 2020, la industria de la moda sufrió pérdidas significativas. Superando los $50.000 millones de dólares en ventas potenciales debido a los “superfakes” y las imitaciones de sus artículos.
Aunque una imitación no infringe la propiedad intelectual ni la marca registrada de una marca, los “superfakes” representan un desafío ético y legal.
Debido a que la compra y venta de falsificaciones, réplicas o imitaciones son ilegales en muchos países, incluyendo Estados Unidos, Francia e Italia.
El auge de los ‘superfakes’ en la era de las redes sociales y el comercio electrónico
La tendencia de la compra de los “superfakes” se ha vuelto una moda bastante común sobre todo en la generación Z, nacida entre 1997 y 2012.
Quienes han encontrado en estas réplicas o imitaciones, una forma de acceder a la moda de lujo a un costo considerablemente accesible.
Además, para estar a la vanguardia de los ideales impuestos a través de las redes sociales donde grandes celebridades e influenciadores, reflejan que el concepto de lujo y exclusividad está en usar prendas como estas.
Sin embargo, esto no es una problemática nueva. Las imitaciones de ropa y accesorios de diseñadores han existido durante más de un siglo.
En los años 80 y 90, los logotipos de las grandes marcas de lujo y sellos de diseñadores se convirtieron en el mejor calificador de estatus entre la sociedad. Lo que indiscutiblemente aumentó la demanda de las imitaciones.
El mercado de los “superfakes” ha tenido un impulso significativo gracias a las redes sociales y el auge del comercio electrónico.
Donde plataformas como TikTok han viralizado contenidos con miles de videos que muestran dónde adquirir imitaciones de bolsos, cosméticos o zapatillas de grandes marcas de lujo o diseñadores.
Es por eso que cada vez se hace más grande el gran debate en torno a la problemática de los “superfakes” y todos los desafíos que representan estas imitaciones para la industria de la moda.
Foto portada tomada de: Getty Images