En Fort Worth, Texas, vive Eugene Bostick, un granjero jubilado de 80 años que se convirtió en una inspiración mundial gracias a su tren para perritos rescatados. Desde hace más de quince años, él y su hermano Corky han acogido a decenas de perros callejeros, dándoles comida, atención veterinaria y un hogar seguro.
Ubicada al final de una calle sin salida, la granja de Bostick se transformó en un refugio improvisado para animales abandonados. Pero Eugene quiso ir más allá: no solo darles techo, sino también la oportunidad de disfrutar del aire libre y vivir experiencias felices a bordo de su particular tren para perros rescatados.
El origen del tren para perritos rescatados
La idea nació cuando Eugene vio a un vecino transportar piedras con un tractor que arrastraba varios carros. “Pensé: eso podría servir para un tren de perros. Como sé soldar, tomé barriles de plástico, les hice agujeros para ventilación, les puse ruedas y los uní”, relató.
El resultado fue un tren para perritos rescatados hecho con barriles reciclados y enganchado a un pequeño tractor. Cada vagón ofrece seguridad y comodidad, permitiendo que los perros viajen tranquilos mientras disfrutan del paseo.
Paseos que alegran a toda la comunidad
Varias veces por semana, Eugene conduce el tren para perritos rescatados por calles, caminos rurales y bosques cercanos. Los recorridos pueden durar hasta hora y media e incluso han llegado a un campo de golf, donde transeúntes y jugadores se detienen a saludar y fotografiar la caravana.
Cuando los perros escuchan el motor del tractor, corren emocionados hacia los vagones y se suben por sí mismos, listos para iniciar el viaje. “A los perros les encanta; de verdad lo disfrutan”, asegura Bostick.
Una historia que se hizo viral sin buscarlo
El tren para perritos rescatados se volvió viral cuando un vecino publicó fotos en redes sociales. Medios como The Dodo, BuzzFeed y portales locales replicaron la historia, generando admiración internacional.
Aunque su iniciativa ha llegado a miles de personas en todo el mundo, Eugene sigue con su rutina como siempre: sin patrocinadores ni fines comerciales, solo movido por el deseo de mejorar la vida de los animales que rescata.
Un legado de ingenio y compasión
El tren para perritos rescatados de Eugene Bostick se ha convertido en un símbolo de creatividad y empatía. Con materiales reciclados y habilidades de soldadura, construyó una solución efectiva para darles calidad de vida a los animales bajo su cuidado. Aunque reconoce que la edad podría limitarlo en el futuro, afirma que seguirá conduciendo su tren mientras la salud lo permita, con la satisfacción de saber que ha transformado la vida de quienes alguna vez fueron olvidados.