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Un científico sugiere que la conciencia humana podría estar conectada con dimensiones ocultas del más allá

Para el experto que estudia el tema, el solo imaginar una experiencia más allá de la física, emplea una conexión mayor con el universo.

La conciencia ha intrigado a pensadores desde hace mucho tiempo, desde filósofos antiguos hasta neurocientíficos contemporáneos.

Es un fenómeno complejo con el que los expertos se topan a diario, pero que a menudo nos resulta difícil definir o comprender por completo. 

Este aspecto elusivo de nuestra existencia abarca nuestros pensamientos, emociones, percepciones y autoconciencia. 

A pesar de los avances significativos en campos como la ciencia cognitiva y la psicología, la verdadera naturaleza de la conciencia sigue siendo uno de los misterios más profundos de la humanidad . 

Los investigadores están investigando activamente cómo surge la conciencia de la actividad cerebral, las distinciones entre estados conscientes e inconscientes y las implicaciones más amplias de la conciencia en nuestra comprensión de la realidad y la existencia. 

Paradigma hiperdimensional 

Michael Pravica, profesor de física de la Universidad de Nevada, ofrece una nueva perspectiva sobre el antiguo misterio de la conciencia. 

Propone que comprender este fenómeno complejo puede requerir que miremos más allá de nuestras dimensiones familiares. 

En el centro de su teoría está el concepto de hiperdimensionalidad: la intrigante posibilidad de que nuestro universo albergue más dimensiones que las cuatro que podemos percibir (tres dimensiones espaciales y una de tiempo). 

¿Podría esta visión ampliada abrir nuevos caminos para explorar la naturaleza de la conciencia? 

Al examinar estas dimensiones más amplias, podemos descubrir conocimientos que tienen implicaciones significativas para nuestra comprensión del universo y nuestro lugar en él. 

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“El mero hecho de que podamos concebir dimensiones superiores a cuatro dentro de nuestra mente, dentro de nuestras matemáticas, es un regalo… Es algo que trasciende la biología”, dijo Pravica a la opinión pública. 

Él cree que nuestra capacidad de imaginar y describir matemáticamente dimensiones más allá de nuestra experiencia física indica una conexión más profunda entre la conciencia y la estructura del universo. 

Teoría de cuerdas y dimensiones superiores 

La teoría de cuerdas es un ambicioso marco de trabajo en física que busca unificar todas las fuerzas y partículas fundamentales en un único modelo teórico.

Esta propone que los componentes básicos del universo no son partículas puntuales, sino diminutas “cuerdas” unidimensionales que vibran a frecuencias específicas. 

Estas vibraciones corresponden a partículas diferentes, de forma muy similar a cómo las distintas notas musicales surgen de las vibraciones de una cuerda de guitarra.

Para que las matemáticas de la teoría de cuerdas funcionen, los científicos han descubierto que se necesitan dimensiones espaciales adicionales. 

Estas nuevas dimensiones se extienden más allá de las tres que experimentamos diariamente. En algunas versiones de la teoría, hay hasta diez u once dimensiones en total. 

Las dimensiones adicionales no se observan fácilmente porque pueden estar compactadas o enrolladas en escalas tan pequeñas que están más allá de nuestra capacidad actual de detectarlas. Imagine dimensiones plegadas sobre sí mismas como pequeños bucles en cada punto del espacio. 

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Dimensión de la conciencia 

Si bien los conceptos de hiperdimensionalidad y teoría de cuerdas han recibido una aceptación abrumadora por parte de los físicos, atribuir un vínculo entre dimensiones superiores y conciencia puede provocar una tempestad en la tetera científica . 

Curiosamente, Pravica, un cristiano ortodoxo con un doctorado de Harvard , aprovecha la hiperdimensionalidad para salvar la brecha entre su comprensión científica y su fe religiosa. Plantea una teoría fascinante: Jesús podría ser una entidad hiperdimensional. 

Pravica explicó su perspectiva citando un acontecimiento bíblico. “Según la Biblia, Jesús ascendió al cielo 40 días después de estar en la Tierra. ¿Cómo se asciende al cielo si se es una criatura de cuatro dimensiones?”, se preguntó. 

Ciencia ficción o realidad 

No todos los que trabajan en el ámbito científico están convencidos del planteamiento de Pravica.

Algunos sostienen que vincular la conciencia a la hiperdimensionalidad (y, por extensión, a los conceptos religiosos) difumina la línea entre la ciencia empírica y la creencia personal. 

Un científico comentó que tales teorías rayan “en la ciencia ficción”. Stephen Holler , profesor asociado de física en la Universidad Fordham de Nueva York, comparte este escepticismo. 

Destaca la importancia de reconocer las lagunas en nuestro conocimiento científico sin recurrir a explicaciones no científicas. 

“Las lagunas en el conocimiento científico se atribuyen a la intervención divina, en lugar de ser vistas como oportunidades para una mayor investigación y comprensión”, dijo Holler a Popular Mechanics. 

Además, expresa su preocupación por la posibilidad de que este enfoque pueda obstaculizar el progreso científico. “Es un mecanismo de explicación deficiente que, sin duda, sofoca la naturaleza inquisitiva necesaria para la buena ciencia y enseña que no está bien decir ‘no sé’”, añadió Holler. 

Su punto de vista resalta el delicado equilibrio entre permanecer abierto a nuevas ideas y mantener estándares científicos rigurosos. 

Dimensión de la conciencia 

El debate suscitado por la teoría de Pravica saca a la luz una conversación más amplia sobre cómo exploramos la conciencia. ¿Podría el hecho de considerar dimensiones adicionales ofrecer nuevos conocimientos o complicar aún más el asunto

Si bien la hiperdimensionalidad es un concepto bien establecido en la física teórica, su aplicación a la conciencia es un territorio relativamente inexplorado. 

Este debate también aborda la cuestión de cómo las creencias personales pueden influir en la exploración científica. A lo largo de la historia, muchos científicos se han inspirado en sus puntos de vista filosóficos o religiosos. 

El desafío clave consiste en garantizar que tales influencias fomenten la curiosidad en lugar de limitarla. 

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