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Un nuevo estudio muestra que los mapaches están dando señales tempranas de domesticación

Cambios físicos en mapaches urbanos revelan señales tempranas de adaptación a la vida junto a los humanos

Un hallazgo que sorprende a la comunidad científica

Los mapaches que viven en ciudades podrían estar experimentando cambios físicos asociados con domesticación temprana. Un estudio reciente de la University of Arkansas at Little Rock analizó casi veinte mil fotografías de mapaches en iNaturalist para comparar individuos urbanos con ejemplares de zonas rurales. Los resultados fueron consistentes. Los mapaches urbanos presentan el hocico aproximadamente tres coma cinco por ciento más corto.

Este cambio morfológico no es menor. En especies que han iniciado procesos de adaptación a la vida junto a los humanos, una de las primeras señales suele ser la reducción del hocico y variaciones en el cráneo. Por eso el hallazgo llamó la atención de expertos en comportamiento animal y evolución urbana.

Cómo la vida en la ciudad está moldeando a los mapaches

Los investigadores explican que las ciudades crean un entorno con nuevas presiones. La basura humana ofrece alimento fácil y abundante. Esto genera un proceso de selección distinto. Los mapaches que toleran mejor la presencia humana y que se acercan sin sobresaltos a zonas habitadas tienen más probabilidades de sobrevivir.

Con el tiempo, esta tolerancia puede estar vinculada a una reducción del estrés, menor reactividad y cambios físicos que acompañan estos rasgos. Aunque no se trata de domesticación completa, los científicos lo describen como señales tempranas de un camino similar, impulsado por la adaptación al estilo de vida urbano.

La teoría que respalda estos cambios

El estudio también conecta los resultados con la hipótesis de la cresta neural. Esta teoría propone que muchos rasgos asociados a animales domesticados —como hocicos más cortos, orejas caídas y cambios en la pigmentación o el comportamiento— pueden surgir por pequeñas variaciones en las células de la cresta neural durante el desarrollo embrionario.

Si las ciudades favorecen individuos más tranquilos, menos temerosos y más adaptables, estos cambios podrían reflejar alteraciones sutiles en el desarrollo, similares a los que dieron origen a la domesticación en otras especies a lo largo de miles de años.

Qué falta por investigar

Los investigadores aclaran que los mapaches no se están convirtiendo en mascotas. Sin embargo, los patrones observados podrían ser el inicio de un fenómeno evolutivo impulsado por la presencia humana. El siguiente paso será estudiar hormonas relacionadas con el estrés, genética y comparaciones entre distintas ciudades para confirmar si esta tendencia es universal.

El estudio abre nuevas preguntas sobre la forma en que los animales silvestres responden a los entornos urbanos y cómo estas adaptaciones podrían avanzar con el tiempo. También muestra cómo la interacción constante con humanos puede desencadenar cambios que antes solo se observaban en procesos largos de domesticación.

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