Casarse con un canadiense siendo latinoamericano puede cambiar tu vida de forma positiva. Sin embargo, también conlleva retos culturales, climáticos y legales. En este artículo te contamos lo mejor y lo peor de vivir esta experiencia.
lo bueno de casarse con un canadiense
Diversidad cultural: Tener una pareja canadiense permite conocer nuevas costumbres, comidas, celebraciones y maneras de ver el mundo. Canadá es un país abierto y diverso, por lo tanto, es más fácil adaptarse a sus tradiciones.
Estabilidad económica: Compartir la vida con un canadiense significa vivir en un país con economía estable, buenas oportunidades laborales y servicios de calidad. Por esta razón, muchas parejas encuentran en Canadá un lugar ideal para construir su futuro.
Calidad de vida: Las ciudades canadienses ofrecen buena salud, educación, transporte y seguridad. En consecuencia, es un entorno ideal para formar una familia.
Aprender idiomas: Vivir con un canadiense te ayuda a mejorar tu nivel de inglés o francés. Así, puedes aprovechar mejor las oportunidades laborales y sociales que ofrece el país.
lo malo de una relación intercultural en canadá
Choque cultural: Las diferencias de valores, hábitos y estilos de vida pueden causar malentendidos. Aun así, la clave es tener paciencia y una buena comunicación.
Clima extremo: Los inviernos son fríos, largos y con poca luz. Por ello, para quienes vienen de climas cálidos, esto puede ser difícil.
Distancia con la familia: Mudarse a Canadá implica dejar atrás a seres queridos. Aunque la tecnología ayuda, no reemplaza los abrazos y encuentros cara a cara. Además, los costos de viaje pueden dificultar las visitas frecuentes.
lo feo de casarse con un canadiense
Racismo y discriminación: A pesar de ser inclusivo, Canadá aún enfrenta casos de racismo. Esto puede ocurrir en el trabajo, en la calle o en trámites oficiales. Por lo tanto, es importante estar preparado emocionalmente.
Reconocimiento de estudios: Muchas veces los títulos y experiencias de los países latinoamericanos no se valoran como deberían. Esto puede frenar el desarrollo profesional. Sin embargo, existen programas que pueden facilitar esta transición.
Trámites migratorios largos: El proceso de residencia o ciudadanía puede tardar años. Requiere paciencia, organización y dinero. A pesar de esto, muchas parejas logran superarlo con éxito.
Costumbres sociales distintas: En Canadá, las normas sociales pueden ser muy distintas a las de América Latina. Esto genera incomodidad al principio, pero con el tiempo se aprende a manejar las diferencias.
Casarse con un canadiense implica vivir una experiencia enriquecedora. Hay ventajas como la calidad de vida y el crecimiento personal, pero también desafíos que requieren compromiso y esfuerzo. Con comunicación, respeto y amor, es posible construir una relación fuerte y duradera.