Comprar un vientre de alquiler en Colombia es tan sencillo como salir a comprar ropa para bebé o cualquier otro producto, ante su falta de regulación.
Una investigación periodística del diario El País de España reveló cómo está funcionando este mercado en la nación suramericana.
Cuenta el informe que en Facebook se encuentran las ofertas por montón y sin mayor complicación.
“Alquilo mi vientre, soy de Colombia”, dice una mujer. “Hola, estoy interesada en alquilar mi vientre. Matriz fuerte y embarazos sin complicaciones”, se lee en otro mensaje.
Agrega el medio europeo que, en estas mismas páginas, los compradores dejan claras sus demandas, buena calidad y precios justos.
En Colombia, comprar bebés a través de vientres de alquiler es cada vez más usual. Aunque es una práctica que está prohibida en países como España, Francia o Alemania.
Decenas de agencias y clínicas aprovechan un vacío legal para hacer negocios, usualmente para extranjeros que llegan al país en busca de alquilar un vientre.
La historia de una de ellas
Una mujer oriunda de la ciudad de Barranquilla identificada en la nota como Yamile tiene 33 años y es una de las mujeres que ofrece sus servicios como vientre de alquiler.
“Aquí tenemos una clínica que te hace todo el procedimiento y tengo una prima que nos hace todo el papeleo”, asegura por teléfono a un posible comprador.
Cuando inicia la negociación la mujer pregunta ¿Cuánto me ofreces?
Y el comprador dice “20 millones de pesos [unos 4.000 dólares]”. A lo que la femenina responde, “es un alquiler muy barato. Yo en total pido 40 millones”.
Yamile le explica en la negociación que, le debe pagar “un millón y medio mensual y el resto cuando le entregue al bebé”.
Esta mujer tiene dos hijos propios, y esta es la primera vez que va a prestar su vientre para gestar el niño de otras personas.
Cuenta al medio español que su prima ya lo hizo y la convenció de entrar a esto.
Cuando Yamile dice que su prima le hace el papeleo, se refiere a pagarle por debajo de cuerda a un notario para que en el registro civil de nacimiento quede directamente a nombre de los compradores.
El plan es que estos no tengan que pasar por el proceso normal de adopción. Este, además de ser más complicado, se dilataría muchísimo más en el tiempo.
Las dos formas de alquilar un vientre
En una la gestante sustituta no tiene ninguna relación genética con el embrión, es decir, el óvulo fecundado pertenece a otra mujer y ella “solo” lo alberga.
En la otra modalidad, la mujer dona su propio óvulo. Esta última es cada vez menos usado debido a los problemas legales que podría acarrear para las parejas que acceden al “servicio”.
Lo anterior, porque el bebé tendría genética de la gestante sustituta, y por ende, si quisiera, ella podría reclamar derechos maternos a futuro.
Sea cualquiera de las dos formas, la mujer tiene que someterse a un procedimiento de fertilización in vitro, lo que implica múltiples inyecciones de hormonas en su cuerpo.
Los efectos de esas hormonas suelen ser episodios de vómito, un ardor en la zona de la pelvis y falta de apetito.
La hormonización que implica la fertilización in vitro puede también generar un síndrome llamado hiperestimulación ovárica que, aunque es muy raro, es posible y puede acarrear la muerte.
Hay también riesgos en la salud mental. Hay mujeres que se arrepienten y que caen en una depresión posparto.
La ansiedad es otra consecuencia usual, pues la mayor cantidad del dinero que se paga por ese servicio se entrega solo hasta que el bebé nace.
La ausencia de una normativa
En los últimos años, congresistas de diferentes partidos políticos como han presentado 16 proyectos de ley para regular esta práctica y que solo sea válida cuando no tenga fines lucrativos.
Ninguno de estos proyectos ha prosperado pasado y los vientres se venden cada vez más baratos y en peores condiciones dice el informe.
El excongresista Santiago Valencia ha presentado cuatro de estos proyectos de ley.
Pero asegura que ha perdido un poco la fe tras los intentos fallidos. “Hasta que no pase algo muy grave con un vientre de alquiler, nadie va a hacer nada. Es un negocio”.
En septiembre de 2022, la Corte Constitucional ordenó al Congreso reglamentar los vientres de alquiler en Colombia y le dio un plazo de seis meses para hacerlo.
Pero hasta el cierre de esta nota aún no se avanza en ese aspecto o por lo menos no hay un solo proyecto en ese sentido.
El plazo se vence en marzo y algunos humanistas y expertos en contra de esta practica esperan que se tomen las medidas del caso y se debata el tema.
Agencias de alquiler de vientre
Existe la opción de hacer la gestación a través de agencias que se encargan de dar hotel, transporte, conseguir el vientre y hacer todos los papeles en un plazo máximo de un año.
Pero esto cuesta 10 veces más de lo que ofertan normalmente: unos 65.000 dólares.
“Debido a que Bogotá está situada a 2.600 metros sobre el nivel del mar, no se recomienda que nuestras gestantes subrogadas tengan embarazos múltiples o gemelares”, explica una agencia.
Algunas de las agencias le dan la oportunidad a los futuros padres de elegir el sexo del bebé. Hasta pueden elegir su color de piel.
“Gracias a los avances científicos y técnicos, se pueden hacer este tipo de identificaciones con los embriones”, explica la página web de la agencia.