El tráfico de cocaína ha sido devastador para Colombia históricamente.
Tanto así, que el país suramericano se ha convertido en el mayor productor de la droga en el mundo.
Así las cosas, Colombia ha estado al frente de una ‘guerra contra las drogas’ de décadas en la que miles de colombianos han perdido la vida.
Y a pesar de todo eso, la producción de cocaína en el país sigue siendo más alta que nunca.
Pero todo eso podría estar a punto de cambiar.
El gobierno recién electo en cabeza del presidente Gustavo Petro, ha anunciado un cambio dramático en la política de drogas.
Petro ha dicho que tiene la intención de despenalizar el tráfico de cocaína.
Esta es la idea
El gobierno busca que un mercado despenalizado le dé más control al gobierno y quite el tráfico de cocaína de las manos de los cárteles, grupos armados y otros narcotraficantes.
Las ganancias de la droga también podrían gravarse para financiar los servicios públicos, explica el Ejecutivo colombiano.
El gobierno colombiano se ha centrado en la planta de coca, de la que finalmente se produce la cocaína y que a menudo cultivan los agricultores rurales pobres.
La nueva política de drogas ofrecería incentivos para que los agricultores cultiven diferentes cultivos, así como también terminaría con la destrucción de la planta de coca.
Sin embargo, el gobierno seguirá apuntando a las operaciones de los narcotraficantes.
El dato
Actualmente es legal llevar hasta un gramo del material, y no es el único país que tiene una política más laxa sobre la posesión.
Desde Argentina y Brasil hasta Grecia y Portugal, muchos países del mundo han despenalizado la posesión de cocaína para uso personal.
Felipe Tascón, el zar antidrogas de Petro, dijo que los colombianos pretenden aprovechar un momento excepcional en el que muchos gobiernos clave de la región, incluidos los países productores de cocaína, Colombia, Perú y Bolivia, están dirigidos por izquierdistas.
Un líder de esta iniciativa
El senador oficialista Gustavo Bolívar, cree que el sistema regulatorio colombiano eventualmente seguirá el mismo camino al legalizar no solo la marihuana sino también la cocaína, la fuente de ingresos más lucrativa para los cárteles.
“La marihuana es un cambio pequeño en el negocio de las drogas. El gran dinero que ganan los cárteles, y la mayor parte del problema, se llama cocaína”, afirmó Bolívar a CNN.
El político imagina una red de dispensarios regulados por el Estado donde la cocaína podría venderse bajo prescripción médica y acuerdos regionales en otros países productores de drogas.
Los tres mayores productores de cocaína del mundo (Bolivia, Colombia y Perú) están actualmente gobernados por líderes de izquierda alineados ideológicamente.
Bolivia tiene un próspero mercado legal de derivados de la coca, en su mayoría hojas secas que mastica la población indígena y ya en 2012, los gobiernos de Bolivia y Colombia impulsaron un replanteamiento regional de las políticas de drogas en reuniones multilaterales.
Pero antes de que se reescriban los tratados internacionales, Colombia aún podría tener una batalla legal por delante.
Tal como está, la constitución colombiana prohíbe explícitamente el uso de estupefacientes sin prescripción médica.
Así que incluso si el Congreso aprobara una ley que legalice la marihuana recreativa, la Corte Suprema podría considerarla inconstitucional.
Lo que hay que anotar
Elaborar números en un mercado ilegal nunca es una ciencia exacta, pero un estudio de 2016 del gobierno colombiano estimó que el narcotráfico, es el flujo de drogas ilegales, principalmente cocaína, que se produce en Colombia.
Este se vende en los mercados internacionales desde Europa hasta Norteamérica, a Asia, valía hasta el 3,8% del PIB colombiano en ese momento.
En comparación, el consumo de drogas ilegales –las que se consumen ilegalmente en Colombia y donde la marihuana juega un papel más importante– valió el 0,75% del PIB colombiano.